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El movimiento antiimigrante y el fascismo

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El fascismo de hoy es una respuesta política a la globalización – capitalismo en la era electrónica – y a la batalla de EE.UU. para dominar a la economía global. Es una expresión política de la concentración objetiva de la riqueza y la diseminación de la pobreza. El fascismo no es una reacción, o sea, tratar de regresar a una época pasada. Es un movimiento revolucionario político que nace en respuesta a la amenaza contra las relaciones de la propiedad privada. No busca ajustar esta o aquella política, o sea “reformar”, sino liberar a los capitalistas de las restricciones de la democracia burguesa y todo lo que significa – el reemplazo de una forma estatal por otra, el poder ilimitado del interés capitalista y, si es necesario, la consolidación y legalización de su dictadura abiertamente terrorista.

El impacto de los medios de producción cualitativamente nuevos, la transformación del estado, la militarización de la economía y la sociedad, la implementación rápida y acelerada de lo medios legales, no solamente para suprimir a la disidencia individual sino que para tomar el control del gobierno; y el carácter cambiante de la lucha social es el medio político en el cual el movimiento anti-inmigrante se ha movido al centro de la acción. Cuando la derecha religiosa busca organizar y hacerle propaganda a un periodo cuando la globalización no afectara demasiado a la sociedad estadounidense, el movimiento anti-inmigrante le hace propaganda a un pueblo estadounidense devastado por los efectos de la globalización en marcha, cada vez más al margen político y económico, y confundida por el mundo en el que vive. La anti-inmigración se ha convertido el medio para que cada sector del pueblo estadounidense se organize y movilize como base social para apoyar la creciente transformación del gobierno y de la sociedad necesarias para facilitar la mayor penetración del capital global en las sociedad mundial y para preparar y contener sus efectos inevitables.

La globalización es una nueva etapa del capitalismo con características en la producción basada en los medios electrónicos, el intento desesperado por mantener la producción de valor y plusvalía, y en la tendencia de reemplazar el capital productivo con el capital especulativo como la forma dominante de capital. Un aspecto necesario de la globalización es romper todas las barreras que detienen al capital global y a las inversiones, ya sean estas económicas, políticas o militares. Debido a que la característica de la nueva tecnología cualitativa que define a la globalización, se está incrementado la polarización de la riqueza, la destrucción social, y el surgimiento de nuevas clases. Dadas estas contradicciones tan peligrosas, y la lucha social que esto genera, la globalización en la era electrónica está creando las condiciones para la revolución mundial.

La estrategia de Estados Unidos es tomar control de la economía global por medio del ataque al desarrollo de sus competidores globales (la Unión Europea, China, Rusia). Esto lo hace al tratar de estrangular el desarrollo de esas economías al limitarles el control del acceso al petróleo. Esto requiere mucho más que el poder político. Estados Unidos debe posicionarse geopolíticamente en todo el mundo para lograr estas metas. El establecimiento de regimenes controlados por EE.UU. en el Medio Oriente, Asia Central, y el bloqueo de China, conjuntamente con el ataque hacia las esferas históricas de influencia rusa y los nuevos esfuerzos para aislar a Irán, son parte de esta estrategia.

Estados Unidos encara numerosos obstáculos para lograr sus metas. Una vez que EE.UU. se da cuenta que no puede imponer su voluntad en la escena global como lo hacia antes, se aferra a la guerra y la violencia como métodos para lograr estas metas. Los estadounidenses están horrorizados de la matanza causada por estas políticas y se resiste a hacer los sacrificios que se “deben” hacer – el déficit creciente, los cortes a los gastos para la infraestructura, el desempleo creciente – la nación estadounidense está siendo transformada para garantizar que su gente no interfiere con los planes capitalistas.

Etapas de Desarrollo

El fascismo no es solamente impuesto. Es el resultado de una combinación de nuevas condiciones económicas que están enraizadas al centro del problema, por ejemplo los esfuerzos por proteger a los intereses del capital bajo estas nuevas condiciones y el desarrollo de la respuesta social que ha nacido como resultado de esto. Esto significa que el fascismo no es inevitable. Su éxito, fracaso, o restricción, depende de la conciencia y la organización, así como de la relación de las fuerzas que se movilizan para promoverlo, para comprometerse con el, o para oponérsele — especialmente la oposición proletaria.

La clase dominante usa varias fuerzas para incrementar el apoyo a los intereses y demandas del capital global. En cada etapa de desarrollo, estas fuerzas han conciente y deliberadamente maniobrado, organizado y construido, atrayendo a cientos de miles a la defensa de su bandera. Estas fuerzas han expresado y dado voz a la deterioración constante de la sociedad. En los años de Clinton, el enfoque fue destruir la noción de la responsabilidad gubernamental por el pueblo y en establecer la primera línea de medidas estatales represivas para controlar a los afectados por la primera ronda de la devastación, quienes fueron mayormente trabajadores preparados y semi-preparados, en otras palabras trabajadores afro-americanos. Los propagandistas para la economía global – las fuerzas sociales democráticas y la derecha ideológica – fortalecieron estas medidas pero desde diferentes perspectivas. Los alineamientos políticos comenzaron a moverse hacia la derecha, y aunque en lucha ya estaban oscilando hacia una visión similar de la sociedad. Ninguna de estas fuerzas apoyaba abiertamente una solución fascista de por si, sino que por medio de la propaganda contribuían a crear un ambiente en el cual el pueblo estadounidense estaba preparado aceptar casi cualquier cosa impuesta por la clase dominante.

A la vez que cambios cualitativos en la economía han contribuido en forma creciente a destruir las bases de la sociedad, las conexiones de la sociedad con otros sectores más amplios del pueblo estadounidense se han vuelto cada vez más frágiles. Esto no se trata simplemente del empleo sino que también de lazos históricos que han mantenido a los trabajadores conectados con los capitalistas. La unión del gobierno con las corporaciones, la reconstrucción de la nación estadounidense como arma de guerra y la represión han servido para impulsar la voluntad estadounidense de tener un papel principal en la consolidación del poder del capital global. Y aún así, aparta mas a los estadounidenses de su bienestar económico y su fe en el sistema político. A la vez que la economía global avanza, debilita la soberanía nacional y amenaza la identidad nacional. El efecto de todo esto es el inicio de una lucha social que no es solamente el resultado de las demandas de un sector social históricamente aislado y odiado. Sino que también el resultado de la destrucción de una sociedad mundial en la que las demandas prácticas que no se pueden resolver más dentro del sistema capitalista, han avanzado un paso más hacia su potencial revolucionario.

El tema de la inmigración transformado

Siempre habido un tema inmigrante en la historia estadounidense, con su trato hacia los inmigrantes, sean estos chinos, irlandeses, alemanes, o italianos. Esto siempre ha tomado en cuenta las condiciones objetivas y consecuentemente, las metas políticas y económicas de la clase dominante. Lo mismo pasa con los inmigrantes latinos. Esto no tiene nada que ver con la etnicidad (aunque, por supuesto, los capitalistas usan la ideología racial para tomar ventaja). Todo esto esta conectado con las metas económicas y políticas del capital.

Estas metas pueden ser políticas, como por ejemplo la promoción del anticomunismo; por ejemplo a los inmigrantes cubanos se les permitió entrar a Estados Unidos con todos los derechos ciudadanos. En esta forma, la clase dominante puede usar a estos inmigrantes cubanos para oponerse a Castro y promover la ideología anticomunista en Estados Unidos. O pueden ser metas económicas, como el programa “Bracero”, el cual trajo a más de cinco millones de inmigrantes mexicanos a EE.UU. para proveer mano de obra barata y poder lograr las metas de la Segunda Guerra Mundial cuando no habían suficientes trabajadores.

El proceso para lograr estas metas siempre ha sido el mismo. A la nueva ola de inmigrantes se le hecha la culpa por todo lo que esta mal con la sociedad. A la población en general se le mete el miedo de esta “invasión.” Los que son más susceptibles a la propaganda anti-inmigrante son los trabajadores que ven su forma de vida bajo ataque. La clase dominante usa este temor para ganar apoyo y hacerles creer que son sus intereses en un momento particular. Una vez que la clase capitalista logra sus metas económicas y políticas, los ataques disminuyen y se logra algo así como una tregua y negociación. En su mayoría, los grupos inmigrantes son asimilados e integrados a la cultura estadounidense.

Sin embargo, eso fue antes y no es hoy. Aunque parece que los ataques inmigrantes son algo que pudo haber salido de un página histórica, como la repatriación de los nacionalistas mexicanos en los 1950s, es en realidad algo cualitativamente diferente. Los miembros de los grupos tales como los Minuteman son blancos, afro americanos, y también residentes legales. Dichas personas pertenecen a grupos sociales que han sido impulsados por la destrucción y la ideología nativista. Esto nace de la turbulencia creada anticipadamente por el avance de la economía global, la que es impulsada por los nuevos medios de producción cualitativos, lo que le da forma a la destrucción de las naciones y la disolución de la soberanía nacional. Esto es moldeado por la necesidad objetiva de reconstruir a la sociedad mundial sobre nuevas fundaciones.

Históricamente, el fascismo es una respuesta política a las amenazas contra las relaciones de la propiedad privada. Los capitalistas primero piensan en maximizar el lucro y en los pasos que garanticen ese lucro. Durante este proceso, millones sufren y responden. La propiedad privada debe ser protegida de estos millones, el fascismo se desarrolla y es fortalecido por los esfuerzos para destruir al lado proletario de la revolución social. Los lineamientos de este movimiento dual interconectado pueden ser vistos en la lucha inmigrante de hoy. Es imposible hablar del crecimiento del movimiento de estos trabajadores inmigrantes sin conectarlo al surgiente del movimiento anti-inmigrante que resulta como respuesta al primero.

En el 2006, el movimiento inmigrante se intensificó exponencialmente en respuesta a la legislación HR 4437. Al mismo tiempo que el movimiento inmigrante tomó pasos para proteger los derechos civiles y las condiciones de trabajo, para luchar contra la represión dirigida a los trabajadores indocumentados y a cualquier institución o persona que los ayuda; los grupos anti-inmigrantes como los Minutemen y We Are America, surgieron de las sombras donde se habían estado organizando por muchos años. Estos grupos crecieron en fuerza y poder. Dichos grupos fueron promovidos por organismos de prensa y sus posiciones ganaron representación en el Congreso.

A la misma vez, el movimiento pro-inmigrante creció no solamente en números pero tambien en conciencia mientras la lucha se desarrollaba. Al principio, muchos tuvieron fe en el Partido Demócrata. Ellos pensaban que dicho partido lograría una reforma inmigratoria que beneficiaría a muchos. De esta forma, los que pudieron hacerlo votaron por los demócratas durante las elecciones del 2006. Sin embargo, el Partido Demócrata los traicionó y les dio la espalda. Esta es una lección que el sector más revolucionario del movimiento pro-derechos de inmigración ha aprendido y expresado.

Como respuesta, la clase dominante ha usado al movimiento social y los debates para transformar sus ataques contra los inmigrantes en una fuerza que fortalezca la mano estatal contra todos los trabajadores. Las redadas ahora ocurren cada día en todos los estados, la frontera está siendo militarizada cada vez más, y los indocumentados están siendo perseguidos en toda la nación, sus comunidades, lugares de trabajo y de oración. El golpe más reciente contra los indocumentados fue el anuncio a mediados de septiembre de sanciones contra los patrones, lo que afectará aproximadamente a 1.4 millones de trabajadores. Líderes pro-derechos laborales inmigrantes que se han atrevido a sacar la cara, como Elvira Arellano y los trabajadores de Smithfield, están siendo detenidos y deportados.

El movimiento anti-inmigrante construye
la base social fascista

La revolución social pone a todas las fuerzas en movimiento. Ellas pelean sobre la dirección, el propósito y resultado. Muchas voluntades están metidas en esta lucha, pero ninguna puede al final asegurar que su voluntad será impuesta. Este proceso es formado y recibe parámetros de las realidades de los cambios gigantescos que se desarrollan – la destrucción irreversible que se mueve inexorablemente al mismo resultado – la desunión, separación y polarización. Dentro de este movimiento, todas las fuerzas se confrontan al sistema político existente y al estado que lo mantiene. Todos se desilusionan, se vuelven desafectados y critican, a la vez que empiezan a buscar diferentes opciones, a pesar de los desacuerdos, la ignorancia, o lo que sea. Los que tienen conciencia y se organizan para expresar su conocimiento triunfarán.

El movimiento anti-inmigrante se apoya en la atracción populista que tiene para los estadounidenses y es cuidadosamente cultivado a la vez que expresa los problemas reales que los mismos encaran. Estos propagandistas hacen conexiones entre empleos perdidos, escuelas llenas, e infraestructuras que se desmoronan y la inmigración ilegal. En este sentido su propaganda es anti-inmigrante. Sin embargo, este proceso es liderado por elementos que buscan influenciar su movimiento para apoyar, aún sin darse cuenta, las metas de la clase dominante y no las de los trabajadores, estadounidenses o no, ciudadanos o no.

Lo critico del movimiento anti-inmigrante no está en lo que es el movimiento hoy, sino en el papel que juega en orientar al movimiento social que se desarrolla del mismo, dándole voz a las realidades objetivas que encontramos alrededor de todos nosotros, y en su intento por usar dicha influencia para crear las condiciones que hagan al fascismo aparecer más obvio. Aún más, en el “sentido común” que tienen dichas demandas.

El objetivo verdadero del coro conciente fascista es el sistema político – la substitución de una forma estatal por otra que permita el desarrollo total de los intereses capitalistas sin ninguna restricción. Sus ataques contra los partidos burgueses y sus líderes los hacen aparecer como que si fueran las únicas fuerzas que defienden los verdaderos valores e intereses del pueblo. Su llamado por la legalidad y la soberanía nacional, así como la identidad, los ayuda en cruzar las divisiones de “raza” para ponerlos a todos bajo la bandera nacional de la identidad como estadounidenses.

Esto debe verse dentro del contexto de las grietas que se profundizan en ambos partidos, que encuentran cada vez más difícil mantenerse en las corrientes de la cambiante situación política. Las fuerzas anti-inmigrantes sirven para unir a todos los matices fascistas, al mismo tiempo que sus elementos se desilusionan más con el Partido Republicano y la Administración de Bush, y persiguen sus intentos — junto con otros elementos conservativos y reaccionarios — por encontrar vehículos alternativos para lograr sus metas políticas. Como tales, las tendencias — conservativas, reaccionarias, fascistas — están empezando a separarse y emergen y buscan los medios para lograr su visión de la sociedad.

Hoy, todo esta listo para la captura fascista del poder. Basada en el trabajo durante los años de Clinton, la Administración Bush ha continuamente estado acumulando el poder legal para tomar el gobierno y declarar la dominancia del ejecutivo. Esto es únicamente la cima — los despidos de los fiscales de Estados Unidos, las varias “declaraciones firmadas”, Bush confrontando al Congreso al extender los limites del privilegio ejecutivo; la Corte Suprema con aquellos que apoyan un “ejecutivo unitario”; las declaraciones más recientes que permiten que la ley marcial sea declarada; y el gobierno capturado en el caso de cualquier crisis. La única pregunta es cuál de las fuerzas burguesas tendrán está arma y cuando, así como la característica, magnitud y fortaleza del apoyo que recibe, y por el otro lado, la organización y conciencia de la resistencia contra sus acciones.

Las Tareas de la Liga

En general, los trabajadores estadounidenses han sido casi completamente desarmados políticamente e ideológicamente por el periodo anterior, y en este caso, muestra casi a diario que no están preparados para la lucha creciente contra el fascismo. El movimiento comunista mundial que mantuvo a los comunistas durante su lucha en los 1930s contra el fascismo ha muerto, reemplazado por los aspectos ideológicos y organizacionales de los foros sociales mundiales. Años de corrupción y anticomunismo han servido para destruir cualquier concepto de clase. En vez, las políticas de identidad han sido promovidas como la fundación de concepto de las políticas de izquierda, acompañada por “agendas separadas” y las “políticas mendigas” como estrategias primarias.

Ante esta característica de debilidad profunda y subjetiva, la Liga se basa en la fuerza histórica y objetiva de nuestra clase. El empeoramiento de las condiciones para millones de personas y la respuesta social que nace en ese sentido son de una característica diferente que las del pasado. Esta encara no la esperanza de la reforma sino la destrucción de todo lo que se ha conocido. Los revolucionarios que nacen de estas condiciones cualitativamente nuevas son crecientemente anti-capitalistas en su perspectiva y están buscando una organización seria que tenga una estrategia para la victoria.

El tiempo para organizarnos ha llegado. El fascismo no es una categoría. No se trata de “dejarlo todo para ir a luchar contra el fascismo,” o de “luchar contra la derecha.” La lucha contra el fascismo significa la lucha por las demandas básicas de clase, la lucha por el programa de clase. En este proceso se nos hará claro que un partido que represente a los intereses de su clase debe ser formado. Un partido comunista – un partido de clase – debe al fin de cuentas ser establecido para llevar este proceso al siguiente paso para su resolución.

La misión de la Liga es específica. La organización tiene que enfocarse en los lugares donde se puede construir ahora y usar su éxito para consolidarlo y seguir adelante. Debemos trabajar en una forma que no sea simplemente activa socialmente, sino socialmente activa con la intención de desarrollar y diseminar los pasos que promuevan los intereses, programas y conciencia de los trabajadores. Dichas tácticas deben hablar de los problemas inmediatos y específicos que la gente encara. Estas tácticas necesitan ser guiadas por una causa – una sociedad cooperativa que termine con la dominación de la propiedad privada. Para ser más específicos y políticos se requiere una unidad más amplia en los temas de la estrategia, la dirección, y la línea de marcha.

Los fascistas se están acomodando. La polarización de la sociedad continúa, la respuesta social crece y atrae a varios elementos en su despertar. Nosotros estamos viendo los principios de la polarización política. Con las decisiones de la Convención, la Liga está lista para construir sobre las bases del trabajo de décadas pasadas. La urgencia de esta situación es clara. Levantémonos ante las demandas de la historia. No nos quedemos sin voluntad de lucha.

Informe Político del Comité Permanente
de la Liga de Revolucionarios por una Nueva America
Septiembre de 2007

novembre/diciembre. 2007.Vol17.Ed6
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