El huracán Fiona, azotando a Puerto Rico el pasado 18 de septiembre, arrebató vidas, cortó la luz e impidió acceso al agua potable. La isla se paralizó. Los medios, los comentaristas y los políticos culparon la naturaleza por el desastre. Pero fueron las décadas de negligencia de la infraestructura y los servicios sociales que incapacitaron la respuesta a esta tormenta, igual que cuando el huracán María segó miles de vidas. Y la negligencia fue deliberada, la tecnología avanzada rindiendo desechable al obrero en beneficio del capitalista. Así funciona la lógica del capitalismo, la razón orientada por el afán de lucro.
Actualmente, cuando el cambio climático apresurado por la explotación capitalista inunda, seca, congela o abrasa regiones enteras, la misma lógica haya beneficios en las calamidades naturales. Se pueden reemplazar a los trabajadores, mientras que los dueños se sienten a salvo. Pero un planeta inhóspito condenaría a todos. Ante esta verdad, los revolucionarios tienen que vincular la lucha por el medio ambiente a la lucha por el acceso a los recursos naturales y desenmascarar las desigualdades e injusticias en “la distribución de los costos y beneficios”.
LOS DESASTRES ANTINATURALES DEL CAPITALISMO
En los últimos años, la naturaleza ha batido Puerto Rico con huracanes y un terremoto, pero estos azotes forman parte de la vida en regiones tropicales. Desde el arribo de Cristóbal Colón, el capitalismo ha engendrado más muerte y destrucción, incluyendo el genocidio contra el pueblo indígena Taíno (hoy resurgente por su presencia en la cultura, la consciencia y los genes puertorriqueños), la opresión colonial y explotación del trabajador, incluyendo la esclavitud y la servidumbre, y la esterilización de una de cada tres mujeres puertorriqueñas después de la Segunda Guerra Mundial. Pero los puertorriqueños ya están hartos.
La actual crisis económica tiene sus raíces en la llamada Gran Recesión, que recayó primero y de forma más virulenta sobre el mercado controlado y los trabajadores de Puerto Rico. Le costó su medio de vida a una gran porción de la clase obrera y provocó una migración masiva. Más recientemente, Covid-19 infectó un tercio de la población, arrebató unas 5,000 vidas y paralizó negocios, la economía y la vida normal. Los dueños tuvieron otro pretexto para el cierre de empresas no rentables, socavar los servicios sociales y descuidar de la infraestructura física, incluyendo hospitales, escuelas y centros infantiles. El pueblo quedó aún más indefenso ante las catástrofes naturales.
Pero ya antes de Fiona el pueblo estaba hastiado por la opresión racial y de género de siempre (hoy incluyendo el feminicidio), la cruda codicia de riquezas y poder, los ataques descarados contra los derechos de la gente, la corrupción apenas disimulada de políticos y empresarios y la violencia cotidiana, sea del tipo “lícito” de las cortes y policía o el terror “ilícito” del narcotráfico, otro negocio capitalista. Todo esto, rematado por la nueva crisis de salud y económica, provocó un éxodo masivo de trabajadores, administradores, profesionales y artistas comparable a la gran emigración que siguió la Segunda Guerra Mundial.
CRECE LA POLARIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA
Esta crisis ha provocado una masiva y creciente respuesta manifestada en diversos estallidos sociales: la renovada lucha laboral y los movimientos feminista, de LGBTQ+, afroboricua, ecológico y comunitario. En 2016, tras la declaración de bancarrota del gobierno endeudado, millares de personas protestaron en contra de la Junta, el “comité financiero” que el capital impuso a cargo de la economía y los servicios sociales.
Asfixiaron a los obreros empleados y la mayoría sin trabajo mediante recortes de servicios y beneficios. “La clase media” también sufrió con la deuda “pública” de $72 billones y los $55 billones en pensiones sin capital de respaldo. Estos “ahorros” enriquecieron los grandes bancos, empresas financieras y contratistas privados mediante un arreglo corrupto de bonos de servicios públicos y municipales. Finalmente, en 2019, millón y medio de puertorriqueños se lanzaron a las calles y echaron al gobernador corrupto, Ricardo Roselló.
A nivel local, mientras los capitalistas se han dedicado al robo de propiedades públicas a través de la privatización o por la fuerza bruta, la gente se rebela. Recientemente, cuando intereses privados quisieron cercar un parque público en el rico distrito del Condado (San Juan), utilizado como espacio recreativo por la comunidad trabajadora vecina, el pueblo se unió para tumbar la cerca. Mientras tanto, hay más gente expresando su coraje e indignación en reuniones públicas o ante funciones empresariales, por los medios sociales o mediante la música, el arte, el cine, el teatro y otros géneros. Artistas como Residente o Bad Bunny están desempeñando un papel revolucionario, creando conciencia y agitando (https://youtu.be/GK87AKIPyZY).
El actual gobierno colonial y la clase dominante local ahora están sufriendo las consecuencias no sólo del desastre natural, sino además de la embestida mucho más destructiva de su sistema económico y social enriqueciendo y empoderando aún más a los poderosos a costa del pueblo, que sufre en carne propia el deterioro de los medios básicos que sostienen la vida. El resultado ha sido la polarización política, por ejemplo entre los grupos fascistas y religiosos fundamentalistas que apoyan a la clase dirigente y los sectores del pueblo cuyo resentimiento crece por los ataques a sus derechos y que toman acción contra la política manipuladora y corrupta de los dirigentes.
LA INTERDEPENDENCIA REVOLUCIONARIA
En este ambiente, el huracán Fiona quizá también haya provocado la tormenta perfecta social, agitando aún más las confrontaciones clasistas y políticas. Los partidos políticos en el poder enfrentan cada vez más críticas y a diario pierden el aura de legitimidad ante la falta de luz, agua potable, alimentación y demás necesidades y las crecientes tasas de violencia, suicidio, enfermedades mentales, inseguridad económica y otros desastres no naturales.
De mayor relevancia para los revolucionarios son los actuales indicios en Puerto Rico de una moción hacia la unidad de luchas, una etapa crítica allá, acá y globalmente. Para nuestro éxito mutuo, necesitamos aprender de su experiencia y forjar alianzas con revolucionarios allá; ellos necesitan la colaboración de fuerzas revolucionarias en la sede imperialista, piedra angular de la explotación y represión en la isla y del poder de los capitalistas insulares. El proceso para acabar con el reino del capitalismo es interdependiente.
La solidaridad y la acción unitaria hoy surgen de forma embrionaria en Puerto Rico, pero se va desarrollando rápidamente. Sin embargo, las oportunidades puede que no duren mucho si la solución fascista que la clase dominante impulsa consigue mayor apoyo entre sectores de las masas viviendo en situaciones cada día más desesperantes. Nuestro papel primario en este momento es entrar de lleno en la lucha por la unidad de la clase a través de la propaganda, la agitación y una red de contactos y colaboración.
noviembre/diciembre 2022. vol.32. Ed6
Este artículo originó en Rally, camaradas!
CORREO: Box 477113 Chicago, IL 60647 rally@lrna.org
Se pueden reproducir artículos a menos de que se indique lo contrario.
Por favor incluya este mensaje con cualquier reproducción.