El levantamiento masivo y espontáneo de 2020 fue posiblemente el movimiento de masas más grande y amplio en la historia de Estados Unidos. Según una encuesta, unos 26 millones de personas participaron en el movimiento que llegó a llamarse Black Lives Matter, muchos y quizás la mayoría de los cuales eran blancos. La escala y el poder del levantamiento expresan una transformación total de la relación entre el histórico movimiento de libertad afroamericano, por un lado, y el floreciente movimiento de clases contra la pobreza y la explotación, por el otro.
Igualdad de pobreza
Estos movimientos han cambiado por completo con el surgimiento de una clase completamente nueva en las últimas décadas: la clase de trabajadores descartados por la economía cada vez más automatizada. Incluso antes de la pandemia, unos 140 millones de estadounidenses vivían por debajo o cerca de la línea de pobreza.
Debido a estas dramáticas causas subyacentes, el movimiento llamado Black Lives Matter pudo desencadenar un cambio de época en las actitudes de los trabajadores blancos hacia la represión policial y el racismo. The Washington Post informó que el porcentaje de votantes blancos que se oponen al racismo y el abuso policial aumentó en 33 puntos desde 2015. La base de este cambio es el hecho de que la nueva clase no es una categoría racial, ni una “subclase”, sino que en realidad es como se ve la mayoría de la clase trabajadora multirracial de todos los colores en la era de la automatización y la eliminación de empleos.
Esta conexión entre los problemas en torno a la clase y la raza le da al movimiento su poder. Cuando los trabajadores blancos experimentan su propio abandono por parte del sistema, se abren a la unidad de clase con los afroamericanos en la misma posición.
La estrategia parte de la realidad de que aunque los trabajadores blancos constituyen un mayor número absoluto de la nueva clase, la tasa de la pobreza y el desempleo es mas grande dentro de la comunidad Negra. Los trabajadores afroamericanos están concentrados en el núcleo de la nueva clase. Para atacar de manera efectiva las injusticias del sistema de propiedad privada, tenemos que atacar su dependencia histórica en la supremacía blanca y la opresión racial.
Elecciones 2020
Debido a que está cada vez más separada de la economía formal, la nueva clase no puede sobrevivir sin enfrentarse a los representantes políticos de la clase empresarial y luchar por una economía basada en la distribución según las necesidades. Sus demandas de financiar las necesidades humanas básicas y desfinanciar a la policía están enmarcando y definiendo todo el debate electoral de 2020, y ya han comenzado a polarizar a los dos partidos principales.
El verdadero éxito de Black Lives Matter es su movimiento dramático hacia la unidad de clase a través de las líneas de color. Trump ha respondido utilizando todas las oportunidades para promover mentiras, división y “poder blanco” en un intento desesperado por frustrar esa unidad.
Prácticamente todos los movimientos sociales en Estados Unidos han pedido la derrota de Trump en las elecciones de noviembre, a pesar de la aversión y desconfianza de muchos de ellos hacia su oponente demócrata corporativo, Joe Biden. Hay que derrotar a Trump, a fin de poder luchar contra más ofensivas fascistas que surgirán en el futuro mientras el sistema de propiedad privada corporativa existe.
Si bien Trump no puede cancelar legalmente las elecciones de noviembre, ciertamente puede dificultar o imposibilitar que la gente vote. Ya ha montado una campaña de propaganda contra el voto por correo, que puede ser el único sistema de votación seguro cuando el COVID-19 empeora. Como resultado, millones de personas pueden verse obligadas a votar en persona, a pesar del peligro para la salud pública. La administración Trump y sus aliados también están poniendo obstáculos importantes aquí.
Se espera que el virus reduzca drásticamente el número de lugares de votación, como ya sucedió durante las primarias en Texas, Wisconsin, Kentucky y Georgia. La administración ya está reclutando abiertamente a unos 50.000 exmilitares y policías retirados para “patrullar” los lugares de votación en las áreas de la clase trabajadora para intimidar y disuadir a los votantes potenciales de que emitan sus votos.
Los avances históricos de la rebelión Black Lives Matter, por un lado, y estos ataques fascistas a la democracia, por el otro, han creado una batalla titánica que se librará durante el otoño de 2020. Aunque el liderazgo de la rebelión es políticamente diverso, el movimiento en sí está en camino de colisión con el sistema de propiedad privada y el Estado que lo apoya.
La nueva clase en particular dentro del movimiento se está convirtiendo en una fuerza social y está galvanizando a todo el país. Ha pasado de la protesta a las demandas programáticas al gobierno: desfinanciar a la policía, cancelar el alquiler, satisfacer las necesidades humanas básicas y salvar el planeta en el que vivimos.
El movimiento está muy abierto a ideas revolucionarias. Necesitará organización para crear la educación política y dirección política necesarias para abordar las situaciones candentes del día y señalar el camino a seguir desde donde nos encontramos hoy, hasta la sociedad abundante y cooperativa. Todo lo que es posible cuando rompamos los lazos corporativos y la propiedad privada.
septiembre/octubre.2020.Vol30.Ed5
Este artículo originó en Rally, camaradas!
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