Por todas partes del país se escucha el grito de los estudiantes, los maestros y los padres: “¡La educación es un derecho humano!” Creen que todo niño y todo padre debe tener acceso a la educación gratuita de alta calidad, y luchan por ello. Luchan en contra de la doble crisis de falta de recursos para la educación y la privatización. Esta crisis se entrelaza cada vez más con la de la vivienda. Bajo el capitalismo, la educación y la vivienda de calidad sólo son para los que pueden pagar.
El Plan de la Propiedad Privada
Hace una generación, las escuelas subvencionadas se promocionaban a la gente de color, especialmente a los afroamericanos, como la solución a cincuenta años de escuelas “separadas y no iguales”. Las escuelas subvencionadas se pagan con fondos públicos pero las administran y controlan empresas privadas y la mayor parte no son sindicalizadas. Hoy día, las corporaciones globales de propiedades inmobiliarias han convertido el sistema de subvención en un arma clave para su dominio absoluto de comunidades mediante la gentrificación, echando fuera a familias para abrirle el camino a mayores ganancias.
Ahí viene el cierre de escuelas, casi siempre parte del plan del mercado inmobiliario, de por sí un plan de propiedad privada. Los distritos escolares habitualmente cierran escuelas públicas y las reemplazan con escuelas subvencionadas. Estas maniobras desestabilizan a distritos enteros, exponiéndolos a costos de vivienda exorbitantes. La vivienda como mercancía se vincula a la escuela como mercancía.
Desde asumir la presidencia, Trump ha aumentado por más del 30% los gastos en subsidios federales para las escuelas subvencionadas. El Departamento de Educación de Obama regaló miles de millones de dólares a las corporaciones lucrándose con subvenciones. Se robaron más de una cuarta parte de esos fondos mediantes operaciones subvencionadas fantasmas, que nunca se despliegaron o sólo duraron poco rato y luego cerraron. Casi nadie ha ido a parar en la cárcel por estos crímenes. Sin embargo, los estudiantes son criminalizadas cada vez más por peleas escolares o por negarse a pasar por detectores de metales.
De 2000 a 2016, como nuevas fuentes de ganancia privada, el número de escuelas subvencionadas en EE.UU. disparó de aproximadamente 2,000 a 7,000. California tiene el mayor número de estudiantes asistiendo a escuelas subvencionadas (603,000, o el 10% de todos los estudiantes en las escuelas públicas del estado). Nueva Orleans tiene el primer distrito en todo el país que consiste de sólo escuelas subvencionadas. Después del Huracán Katrina, se cerraron la vivienda pública y las escuelas públicas y la mayoría no volvieron a abrirse. En el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, el segundo más grande del país, el 20% de los estudiantes asisten a escuelas subvencionadas, a un costo de $600 millones. Eli Broad, el magnate billonario de bienes raíces, es un cabecilla en Los Ángeles y a nivel nacional de la privatización de las escuelas públicas.
Las leyes que incentivaron la conversión de la propiedad pública a propiedad privada facilitaron el crecimiento de las escuelas subvencionadas. Se convirtieron en una inversión popular durante la época de Clinton cuando la Ley de Alivio Contributivo pro Comunidades del 2000 ofreció generosos créditos fiscales por la inversión en zonas marginadas. Los operadores de escuelas subvencionadas pueden combinar los créditos fiscales con otras exenciones fiscales, mientras siguen cobrando interés sobre los préstamos que hacen. Estos créditos les permiten duplicar su inversión cada siete años. California y otros estados saturados de escuelas subvencionadas las facultan para asumir control de las escuelas públicas que “no rinden”. La ley estatal les asegura igual financiamiento que a las escuelas públicas.
Las llamadas escuelas subvencionadas “no lucrativas” a menudo crean una entidad de lucro. Luego estas corporaciones administrativas privadas cobran fondos públicos por proveer servicios, instalaciones y materiales a las escuelas subvencionadas afiliadas. Imagine Schools, una operación en gran escala de escuelas subvencionadas que abarca varios estados y administra 63 escuelas con una matrícula de más de 33,000 estudiantes, le entrega el 40% de sus fondos públicos a su compañía de administración, con fines de lucro, por arrendar la propiedad para las escuelas.
El fraude no tiene fin y equivale a la estafa corporativa criminal con la complicidad de los gobiernos de todas partes, dando paso a las escuelas “quebradas a propósito”. Oakland, California, constituye uno de los mercados inmobiliarios más lucrativos de todo el país. Actualmente, los promotores inmobiliarios allí tienen 16,000 unidades residenciales bajo construcción. Casi ninguna de estas nuevas viviendas está destinada a familias de bajos ingresos. A la vez, los miembros de la Junta Escolar de Oakland, cuyas campañas electorales fueron financiadas en gran parte por la industria de escuelas subvencionadas y por billonarios (como en Los Ángeles), declararon que tenían que cerrar 24 escuelas públicas para ahorrar dinero. Sin embargo, el Centro Nacional de Políticas Educativas halló que el cierre de las escuelas públicas no ahorra dinero y causa el mayor daño a los estudiantes de las familias con más bajos ingresos.
Un ejemplo alarmante del destino de todos nosotros es Puerto Rico. Después de la devastación causada por el huracán María en 2017, el Secretario de Educación de la isla declaró que el desastre era una gran oportunidad para cerrar escuelas siguiendo el “modelo Katrina” de Nueva Orleans. Se volverán a abrir en el futuro como escuelas subvencionadas para comunidades privilegiadas.
Quebradas a Propósito
Las empresas inmobiliarias obtienen enormes beneficios cuando las escuelas están “quebradas a propósito”, pero la destrucción social es terrible. En 2017 más de un millón de los niños escolares en EE.UU. no tenían casa, ¡100,000 más que en 2016 y más que nunca en la historia! Aún entre los no desamparados, muchos forman parte del creciente número de familias empobrecidas, con vidas pendiendo apenas de un hilo.
En Chicago, la competencia por un cupo en las escuelas superiores selectivas es tan feroz que se le conoce como los “Hunger Games del Medio Oeste”. En el año escolar de 2015-2016, 13,413 estudiantes solicitaron acceso a uno de los 3,600 cupos disponibles en escuelas selectivas, según el distrito. En la primavera de 2019, se admitieron sólo 7 estudiantes afroamericanos en la altamente selectiva Stuyvesant High en la ciudad de Nueva York.
Muchos maestros(as) no pueden afrontar el costo de vivir cerca de las escuelas en que enseñan. Las directrices federales recomiendan que una persona no gaste más del 30% de su ingreso anual en la vivienda, pero es imposible para educadores que enseñan en los mercados de vivienda más caros, como Nueva York o el Área de la Bahía de San Francisco.
Los privatizadores pregonan que las escuelas subvencionadas brinden una educación superior, pero las investigaciones hallan que en promedio no hay diferencia entre los resultados de las pruebas de estudiantes en escuelas subvencionadas y los de las no subvencionadas. Algunas de estas escuelas son de alto rendimiento, pero la mayoría rinden igual o a más bajo nivel que las escuelas públicas. Las puntuaciones obtenidas en las pruebas tienen correlación con la riqueza de la familia y del vecindario.
El Fin de la Financiación Pública Para la Educación Universal
El gobierno creó la educación pública universal y gratuita porque la industria corporativa necesitaba trabajadores alfabetizados para la manufactura. El propósito de las escuelas públicas ha sido capacitar a los empleados para asumir su puesto en la economía. Así fue el caso hasta fines de las décadas del 70 y 80, cuando las computadores eran lo suficientemente potentes como para servir de forma masiva en todos los renglones de la industria. Actualmente, la automatización, mediante la robótica, la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías digitales, está reemplazando la mano de obra humana y cambiando el mercado laboral para siempre.
La producción sin mano de obra en el marco del imperativo capitalista de la ganancia máxima está expulsando de la economía a cada vez más trabajadores, pues la tecnología electrónica puede hacer su trabajo de forma más eficiente y económica. Este proceso está creando una nueva clase de trabajadores permanentemente desempleados o subempleados. La clase gobernante, que domina el gobierno y la riqueza del país, no va a pagarle la escuela a trabajadores que ya no necesita. Por tanto, la financiación de la educación pública está en declive.
Se está privando a la nueva clase de la educación y la vivienda, o sea, de derechos humanos fundamentales que todos merecemos sin importar nuestra capacidad para pagar. Sin empleos decentes, la única forma en que la nueva clase empobrecida puede obtener sus necesidades básicas es si se reparten a todos los miembros de la sociedad. Para eso, la nueva clase no tiene de otra que luchar por el poder político y rehacer la sociedad sobre la base de la cooperación.
Lo Que Podrían Ser la Educación y la Vivienda
Las huelgas de maestros(as) del año pasado en Virginia, Oklahoma y Kentucky y del año actual en Los Ángeles y Oakland dirijieron la atención sobre la crisis provocada por décadas de recortes en el sistema educativo y el impacto parasítico de las escuelas subvencionadas. Los funcionarios electos, sean Republicanos o Demócratas, han contribuido a la crisis, y el público empieza a rechazar el cuento de la clase gobernante de que el problema son los que enseñan y sus uniones.
Al integrarse las corporaciones y el gobierno, los políticos descartan descaradamente su responsabilidad ante los ciudadanos y promueven la mercantilización de la educación y la vivienda. Hay que o hacerlos responsables o reemplazarlos. La misma tecnología que se manipula para sustituir y empobrecer a los trabajadores se puede emplear para brindar educación pública de primera a todo el mundo, una en que las escuelas ofrecen un entorno favorable que facilite el aprendizaje y sea estimulante intelectualmente. Las escuelas bien financiadas podrían adoptar un acercamiento holístico que mejore el potencial de todos los estudiantes, al recibir su enseñanza de docentes bien preparados y bien respaldados.
Tenemos que preparar hoy a los que orientarán la humanidad durante la transición histórica que la sociedad encara. Al seguir desapareciéndose los empleos, desvanece la vieja idea de que la educación da lugar a un buen trabajo. Cada paso para detener el avance de las escuelas subvencionadas es un paso adelantando la lucha contra el control de la propiedad privada sobre la educación. Cada paso para acabar con el dominio de la especulación inmobiliaria sobre dónde vivimos es un golpe contra la privatización de nuestra vida. El movimiento actual a favor de la educación representa una lucha contra la propiedad privada, que impone la desigualdad y el empobrecimiento. Es una lucha por las escuelas de alta calidad que todo estudiante merece. AC
septiembre/octubre.2019.Vol29.Ed5
Este artículo originó en Rally, camaradas!
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