Este enfrentamiento es el fundamento del proceso revolucionario. Hace la revolución posible y hasta necesaria. Pero la revolución no puede avanzar sin que los revolucionarios políticamente conscientes inicien la concientización de sus participantes. Y eso no se logra con una mera declaración o una sola obra de propaganda. La historia muestra que la concientización se desarrolla por fases de acuerdo al nivel de experiencia y organización de la clase revolucionaria en su proceso de maduración.
Las fases de la concientización
Por lo general, se pueden identificar las diversas etapas de desarrollo de la conciencia de clase de la siguiente manera: la percepción o el conocimiento social, la conciencia social y la conciencia de clase. No se deben ver estas etapas de forma categórica. Mas bien reflejan la relación entre las ideas, la economía y la lucha social. Las ideas se encuentran en constante fluctuación y sus fases de desarrollo se interpenetran e influyen una a la otra.
La próxima etapa es la de la conciencia social, en que los trabajadores comprenden que son miembros de una clase obrera y que sufren la explotación a manos de una clase gobernante ajena a ellos y a sus intereses. Comprenden que necesitan la solidaridad de clase y la organización de la clase para lograr sus exigencias. Por lo general, esta fase de conciencia se expresa políticamente mediante la creación de un partido político obrero. Por diversas razones económicas e históricas, la clase trabajadora norteamericana nunca ha alcanzado esta etapa de conciencia social. Sin embargo hoy día, un número creciente de trabajadores tienden hacia un punto de vista de conciencia social.
La conciencia de clase significa que los trabajadores captan la necesidad de una revolución política que asumirá el poder político para convertir los medios de producción necesarios en propiedad pública y repartir el producto social en función de las necesidades.
El papel de los revolucionarios en las elecciones
La transición de una etapa de conciencia a la próxima no puede darse sólo con la propaganda. Tiene lugar cuando la propaganda revolucionaria se entrelaza y coordina estratégicamente con la experiencia política de las propias masas. La tarea de los revolucionarios es asociarse con los trabajadores en cada etapa sobre el plano en que estos se encuentren y emplear la agitación y la propaganda para hacerlos conscientes de su situación y orientar su modo de pensar hacia lo que es objetivamente posible.
El conectarse con los trabajadores en el terreno en que se hallan conscientemente significa unirse a sus demandas por satisfacer las necesidades básicas para la vida en el momento, el lugar y de la forma que luchan. Los revolucionarios serios participan en todo tipo de actividad social. Dado la larga historia de luchas electorales en Estados Unidos, conectarse con los trabajadores necesariamente implica unirse a ellos al luchar por sus demandas en el campo electoral. Los revolucionarios comprenden que en una sociedad de clase las cuestiones de poder de clase por lo general no se pueden resolver ni se resuelven a través de las elecciones. No obstante, entienden a la vez que las elecciones burguesas ofrecen uno de los medios más disponibles para la participación de los obreros en la lucha política. Como tal, brindan una oportunidad clave para llevar a cabo la propaganda necesaria que facilite encaminar los trabajadores hacia la próxima etapa.
La clase gobernante comprende que las elecciones representan un indispensable campo de batalla para las ideas. A pesar de que nunca cederá el poder en unas elecciones, invierte decenas de miles de millones de dólares en ellas para hacer propaganda dirigida a las masas y calibrar sus puntos de vista. En el proceso eleccionario para cada plano del gobierno, promueve incansablemente su mensaje de racismo, divisiones, odio clasista y guerra. Los revolucionarios tienen que centrarse intensamente en el terreno electoral con una propaganda que respalde la unidad de la clase, la organización política de la clase y la visión de una sociedad de paz y cooperación.
La percepción social
La percepción o el conocimiento social actualmente creciente es diferente al de las eras anteriores. Lo impulsa el antagonismo económico y social subyacente que está polarizando y destruyendo la sociedad. No se pueden satisfacer las necesidades del pueblo sin la lucha social. Al deteriorarse sus condiciones de vida y verse engañados por los políticos una y otra vez, los trabajadores están perdiendo la fe en el gobierno e inician el proceso de separarse del sistema político. Decenas de miles de maestros y maestras se han lanzado a la calle en una lucha por la educación. Millones de estudiantes se han manifestado en contra de la violencia cometida con armas de fuego. Están presentando sus propios programas autónomos para satisfacer las necesidades de la gente y exigiendo que el gobierno los lleve a cabo. Por primera vez en la historia del país, un sector de la clase trabajadora se ve obligado a romper con el control ideológico de la clase capitalista. Estos trabajadores empiezan a pensar por sí mismos. Eso constituye una etapa avanzada de percepción social.
Este conocimiento social se refleja a menudo en los inicios de una actividad política independiente, sea dentro de uno de los partidos políticos principales o en un incipiente tercer partido. La campaña de Bernie Sanders probablemente ha sido la más amplia expresión—y la de mayor alcance—de una percepción social en los últimos años. Junto con este movimiento entre los trabajadores, durante el reciente período la revolución económica está provocando la polarización y destrucción de las instituciones y los partidos de la clase dirigente, incluso los partidos Republicano y Demócrata. Esta concurrencia de un movimiento social intensificado y la ruptura de antiguos partidos políticos provoca el surgimiento de terceros partidos, incluso de aquellos ya presentes y los nuevos partidos o combinaciones de antiguos y nuevos partidos. Básicamente, los terceros partidos representan los esfuerzos de la clase gobernante por mantener su control sobre el poder político a través de una reorganización política, todo con el fin de dominar la creciente polarización social.
Sin embargo, el desarrollo de un tercer partido, aún uno creado por la clase dirigente, constituye una fase indispensable del proceso revolucionario, que procura el desarrollo de la consciencia de clase trabajadora. Por una parte, acelera la polarización política en la sociedad al acabar con antiguas alianzas entre los trabajadores y sectores de los partidos de la clase gobernante. Por otra, es un instrumento para adelantar el proceso de reunir las dispersas luchas económicas en luchas políticas unidas.
Actualmente, los revolucionarios se hallan en un peligroso y decisivo momento. La percepción social aún no capta plenamente el concepto de clases económicas. Los trabajadores en la etapa de percepción o conocimiento social todavía no entienden la urgencia de un partido político obrero. Muchos pueden ser desviados hacia uno u otro movimiento político populista o hasta fascista. Es imprescindible que los revolucionarios trabajen dentro de todas las corrientes del movimiento social para sembrar las semillas de la consciencia social, la conciencia de clase y la unidad de clase.
El acercamiento de la conciencia social
El movimiento obrero actual se basa en las exigencias fundamentales de la nueva clase a favor de un hogar, alimentación, cuidado médico y la satisfacción de las necesidades básicas para vivir. Es esta la fuerza motriz del amplio movimiento social que está impulsando la tendencia hacia un tercer partido. Es el fundamento objetivo para la unidad del pueblo. Está socavando toda ideología anticuada que se haya empleado para dividir la clase. Por otra parte, constituye la base para la propaganda revolucionaria que puntualiza la necesidad de un partido de clase, o sea, un partido obrero.
El movimiento por un tercer partido es un paso necesario e inevitable en el desarrollo de la conciencia social que un partido obrero representa. Es a través de su participación y experiencia en el proceso de desarrollo de un tercer partido que los trabajadores adquieren la conciencia social al aprender a distinguir entre los diferentes intereses de clase representados por las diversas tendencias de los movimientos sociales y políticos. Se aclaran los intereses de clase cuando los trabajadores usan el proceso electoral con el fin de llevar a cabo su lucha por obligar al gobierno a asegurar la satisfacción de sus necesidades vitales.
La conciencia social en sí además representa una etapa necesaria en que los revolucionarios pueden enseñarles a los trabajadores a deshacerse de las anticuadas ideas y avanzar hacia la conciencia de clase. Con la conciencia social, los trabajadores llegan a comprender que son miembros de una clase, no meros miembros de uno u otro grupo social, y que necesitan la solidaridad de clase. Cobran conciencia de la clase gobernante y de que ésta tiene sus propios intereses, contrarios a los suyos. El papel de los revolucionarios en este proceso es seguir presentando nuevas ideas, incluso una estrategia y una ideología que reflejen el fundamento de nuestros tiempos.
A través de su experiencia en el terreno electoral, los trabajadores llegan a ver que el gobierno corporativo se niega a satisfacer sus demandas, aún cuando los trabajadores ganan las elecciones. Armados con un entendimiento más profundo de la esencia clasista de la lucha que enfrentan, los trabajadores en esta etapa podrán proceder a una perspectiva de conciencia de clase. Entonces comprenderán que sólo conocerán la verdadera democracia cuando se derroque el poder de las corporaciones y ellos mismos obtengan el poder político necesario para erigir una sociedad cooperativa en que el producto social se distribuya de acuerdo a las necesidades.
julio/augosto 2018.Vol28.Ed4
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