El diccionario define estrategia como “el arte o la ciencia de la planificación y la conducción de una guerra”, al igual que como “un plan en particular a largo plazo para lograr el éxito, especialmente en el área de los negocios o la política”. La clase obrera no puede ganar la lucha de clase que se está desarrollando en los Estados Unidos sin contar con una estrategia. Los obreros no pueden ganar con solo contraatacar —es decir, simplemente dar respuesta a los ataques. Su actividad debe organizarse en torno a una estrategia y a una visión sobre lo que están luchando.
Un principio básico de una estrategia es que ésta se debe encontrar arraigada en el mundo real y basarse en un cálculo que tome en cuenta la relación de las fuerzas en el campo de batalla, los objetivos de cada parte involucrada, sus puntos fuertes y débiles, la estrategia y las tácticas del enemigo, y lo que realmente es posible. En segundo lugar, usted no puede ganar una guerra al luchar contra las tácticas de su enemigo, sino que debe luchar contra su estrategia para lograr vencerlo.
En términos generales, la estrategia de los capitalistas es evitar la conciencia de clase, y por consiguiente impedir el inicio de una verdadera lucha de clases. En términos generales, la estrategia de los revolucionarios es llevar la conciencia de clase a los obreros y ofrecerles una visión sobre lo que están luchando. La lucha de clases no puede desarrollarse por completo ni madurarse sin que la clase tome conciencia de sí misma a través de la propaganda revolucionaria.
¿Cuál es la situación general que enfrentamos y cuáles son las posibilidades existentes? La clase gobernante emplea una defensiva estratégica puesto que el capitalismo ya no puede ampliarse, y si no puede hacerlo comienza a extinguirse. Tácticamente, la clase gobernante se sitúa en la parte ofensiva. El propósito de esa ofensiva es evitar que los obreros adquieran una conciencia de clase e impedir que se unan en torno a una causa en común.
Estratégicamente, la clase obrera está en la parte ofensiva. Esto obedece al hecho de que en términos cualitativos los nuevos medios de producción están destruyendo el sistema capitalista y sentando las bases para un mundo sin propiedad privada. Tácticamente, la clase obrera está en la parte defensiva y se preocupa por defender lo que tenía, ya que no comprende lo que es posible.
Para poder ganar, los trabajadores deben pasar de la parte defensiva —defendiendo el sistema capitalista y lo que en algún momento tuvieron— a la ofensiva —luchando por la sociedad cooperativa que es posible lograr.
La última trinchera de la clase gobernante es la defensa de la propiedad privada. Por lo tanto, es aquí donde los propagandistas revolucionarios deben orientar todas sus tácticas. Los revolucionarios atacan el sistema de la propiedad privada, señalando la necesidad de deponerla y de transferir los gigantescos medios de producción a la propiedad pública.
El ataque contra la propiedad privada no puede tener éxito sin contar con una visión. El propósito de los revolucionarios de hoy es ofrecer al pueblo estadounidense una visión sobre lo que es posible. La propaganda revolucionaria se centra en el hecho de que el sistema ya no puede satisfacer ni siquiera las necesidades básicas de la vida para decenas de millones de personas. La propaganda revolucionaria también intenta mostrar que la propiedad privada está despojando de sus hogares a muchas personas y privándolas de agua; es la propiedad privada que está ocasionando el desempleo, la pobreza, el hambre, la falta de servicios de salud y la violencia policial que estamos enfrentando. Una propaganda visionaria muestra de forma concreta la posibilidad práctica de poner fin a la pobreza y de crear un paraíso económico para los obreros, si estos se apoderan los medios de producción.
Los revolucionarios también deben proponer un programa que de aplicarse resolvería la crisis inmediata; es decir, que se exija que el gobierno intervenga en la economía para garantizar que todos puedan satisfacer las necesidades básicas de la vida. Este programa se resume como “nacionalización”. Si los capitalistas se rehúsan a aplicar este programa, su fracaso en la implementación de programas los expone de esa forma, tanto a ellos como al sistema. El hecho de exigir la nacionalización da origen a un debate en el que pueden participar los obreros y los revolucionarios —un debate sobre al servicio de quiénes está el Estado y qué es lo que conduce
a nuestra clase para enfrentar a la clase gobernante, al igual que todo el tema sobre quiénes poseen la propiedad productiva de la sociedad.
Los revolucionarios no tienen la libertad de simplemente escoger una estrategia desde la nada. La situación actual en el campo de batalla dicta cuál será la estrategia, al igual que lo que existe verdaderamente en el mundo real, y lo que es necesario y posible.
Los revolucionarios se centran en la lucha por satisfacer las necesidades básicas de la vida, ya que el sistema ya no puede hacerlo. La propaganda revolucionaria se centra en la nueva clase porque está obligada a luchar por una nueva sociedad que está creando un tipo de tecnología que reemplaza la mano de obra.
El enemigo se esfuerza por impedir la conciencia de clase y por esconder la lucha de clase al usar toda ideología divisiva que la historia les haya dado. Su propósito es aislar a la nueva clase y evitar que ésta desempeñe su papel histórico. Los revolucionarios luchan por lograr que la nueva clase tome conciencia de sí misma y de su papel histórico, y por desarrollar una unidad dentro de la clase en torno a un programa en común. Ya existe la posibilidad de establecer una unidad política de la clase en torno a un programa que objetivamente sea el programa de toda la clase obrera: abolir la propiedad privada y establecer una sociedad cooperativa.
Los artículos de “Pieza clave” ayudan a explicar un concepto fundamental del proceso revolucionario, retando al lector a que explore su aplicación al trabajo político en la actualidad.
mayo/junio 2016. vol.26. Ed3
This article originated in Rally, Comrades!
P.O. Box 477113 Chicago, IL 60647 rally@lrna.org
Free to reproduce unless otherwise marked.
Please include this message with any reproduction.