Las organizaciones revolucionarias se crean para resolver el problema fundamental de una etapa cuantitativa particular de la historia. El problema en nuestros tiempos es que el pueblo emprende una lucha contra la más potente clase dominante de la historia sin ninguna conciencia de la causa del problema que enfrenta ni de su solución. Por su parte, los gobernantes están modificando la estructura del estado. Están preparándose para aplastar cualquier amenaza a la propiedad privada.
La Meta de la Liga
La esencia de los tiempos—la causa del problema—es el cambio fundamental que sufre la economía. Los nuevos medios de producción electrónicos son contrarios a las relaciones de propiedad privada capitalistas. El capitalismo como sistema de compra y venta de fuerza laboral se acerca a su fin.
La meta de la clase dominante es de mantener las relaciones de propiedad privada mientras cambia la sociedad. La meta de la Liga de Revolucionarios por una Nueva América es que los trabajadores logren el poder político para liberar los medios de producción socialmente necesarios, que actualmente pertenecen a las grandes corporaciones, y ponerlos en manos de la sociedad.
La Estrategia de la Liga
La estrategia surge de una estimación de la situación y del conocimiento general del proceso revolucionario.
La conclusión de la Liga es que la innovación de la producción robótica está eliminando de forma permanente la labor humana y creando una clase de trabajadores empobrecidos objetivamente comunista. Ellos podrán dirigir la sociedad hacia un nuevo mundo una vez cobren conciencia de su misión histórica.
El proceso revolucionario se desenvuelve de la siguiente manera: una revolución económica da lugar a una revolución social. La primera etapa de la revolución social es la destrucción del orden social imperante. Somos testigos de esto al presenciar el cierre de fábricas, la desaparición de categorías de trabajo, el desempleo permanente, el deterioro del nivel de vida y la polarización de la riqueza y la pobreza. Esta destrucción social inevitablemente tendrá como secuela una revolución social. Al pasar el poder al pueblo, éste reconstruirá la sociedad según sus intereses, así completando la revolución social sobre fundamentos comunistas.
En épocas pasadas, la lucha por el comunismo ha sido una lucha ideológica. Las cosas han cambiado en nuestros días. Al igual que la máquina de vapor creó la clase trabajadora industrial que reemplazó a la antigua clase de manufacturas, la producción electrónica está creando un nuevo tipo de obrero. Esta nueva clase representa un movimiento práctico a favor del comunismo. No puede sobrevivir sin eliminar la propiedad privada y distribuir el producto social según las necesidades.
El problema es que esta clase objetivamente comunista es, ideológicamente, anticomunista. Por consiguiente, este atraso ideológico hace que cada paso práctico que toma sufre un revés. No podemos llegar al comunismo con una clase social anticomunista. Esto señala la tarea de los revolucionarios en nuestros tiempos.
La Misión de la Liga
La Liga se dedica a llegar a los decenas de miles de revolucionarios de diversos ámbitos de la sociedad que cada batalla produce. Estos revolucionarios intentan educar y despertar a las masas. Están dispersos por todo el país luchando contra la devastación pero sin una visión clara de la solución. El objetivo de la Liga es demostrarles que sólo con un núcleo unificado de líderes serán lo suficientemente fuertes los revolucionarios como para influir el creciente movimiento.
Por lo tanto, la Liga está armando un aparato propagandístico con el fin de llegar a estos revolucionarios, unirlos en torno a los problemas prácticos y sobre esa base ganarlos a la causa de la solución comunista. Estos revolucionarios, una vez orientados y provistos de la perspectiva que la Liga puede impartirles, se incorporarán a los cuerpos de oficiales de la naciente revolución. Desempeñarán su papel asegurando que el movimiento se mantenga en curso y esté preparado para las futuras etapas. Al lograr su misión, la Liga completará una crítica etapa cuantitativa de la revolución.
marzo/abril 2014. vol 24. Ed3
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