La militarización de la frontera entre EE.UU. y México ha crecido bajo Bush, Obama, Trump y Biden. La Patrulla de Aduanas y Fronteras (CBP) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), dependientes del Departamento de Seguridad Nacional, cuentan con el “mayor presupuesto jamás aprobado”, aumentando en $3 mil millones desde 2022 hasta un total de $29.8 mil millones, según Eric Hysen, director financiero de DSN. El escritor y periodista Todd Miller afirma en el boletín Border Chronicle que la financiación para aviones teledirigidos, la inteligencia artificial y la biometría ha creado una época de “bonanza en la frontera, convirtiéndose la administración de Biden en el mayor contratista de la frontera en la historia de EE.UU.”
La frontera ha visto una expansión de la vigilancia militar, impidiéndole el paso a migrantes huyendo de sus países. ¿Con qué fin? Siempre ha habido migración. A la fuerza sacaron de sus tierras a mucha gente esclavizada. Hoy, la mayoría huye de la violencia o el devastador cambio climatológico, buscando sobrevivir y mantener a la familia. No es un crimen. Los EE.UU. tiene una larga historia de desestabilizar a otros gobiernos y entrometerse en el exterior para ejercer control. Así, el país capitalista principal, cobró fama de nación de inmigrantes.
Ahora enfrentamos la realidad de que los gobiernos dificultan la migración. La tecnología reduce la necesidad del trabajo humano. Además, los gobernantes de EE.UU., han decidido que cobrar tarifas por la solicitud de renovación de DACA cada dos años (o tener que pagar por seguro social pero no ser elegible para recibirlo) rinde beneficios al reglamentarse. La humanidad funciona en torno a la familia y el cuido de parientes queridos, sin importar los cambios en la economía o las leyes. No podemos dejar que nuestros gobiernos dicten el futuro del desplazamiento de la gente buscando un lugar seguro para ganarse la vida y asegurar su futuro y el de su familia.
Una oleada relativamente nueva de migrantes en busca de asilo, procedentes de Haití, Venezuela, Colombia y Cuba, muchos de ellos no blancos, se ha unido a los mexicanos y centroamericanos en la frontera. A muchos les hicieron creer que “sólo llegas a la frontera y te dejan entrar” porque se vencerían las restricciones impuestas en plena pandemia (Título 42). Pero los días se convirtieron en meses tras el traicionero viaje desde sus tierras y sobrevivir asaltos, extorciones, secuestros, violaciones, sed, hambre, necesidades médicas y la muerte de familiares. El gobierno estadounidense sabe todo esto, pero no toma medidas para ayudar. Este es el rostro del fascismo en que el gobierno no sirve al pueblo, sino a las corporaciones. De hecho, no hace mucho separó a los niños de familias migrantes, poniéndolos en jaulas para luego perderlos en centros de detención y experiencias de pesadilla. En vez de matricularlos en la escuela, pusieron a trabajar a los menores no acompañados.
Esta vez, se preparaban con una demostración de fuerza para una “invasión migratoria” de la frontera al vencerse la ley del Título 42, perjudicando a millones de solicitantes de asilo con la mentira de que se pretendía proteger la salud de residentes norteamericanos. No se dió la oleada invasiva y ahora los líderes gubernamentales se reagrupan para decidir qué políticas continuar o cambiar, qué hacer para distraer a la opinión pública y cómo ocultar los peligros del fascismo creciente si mantienen su control y su poder sobre la inmigración.
Los puertos de entrada están cerca de los tramos más poblados de la frontera. Los retrasos allí han obligado a los migrantes a buscar otros de mayor peligro, incluso la muerte, al tener que cruzar desiertos y otros terrenos peligrosos, enfrentándose a secuestros y la violencia. Las corporaciones dirigen el gobierno norteamericano con sus contribuciones a campañas electorales y el cabildeo. No quieren “malgastar” recursos financieros ayudando a los migrantes desesperados. Es más, los que están proporcionando la comida, las mantas, el agua, etc. son las abrumadas organizaciones benéficas y grupos comunitarios sin fines de lucro, pero la FEMA a menudo no les reembolsa.
Resistencia a los ataques estatales y federales
En 2020, los límites de lo que puede hacer la caridad llevaron al director del Centro de los Trabajadores Agrícolas Fronterizos de El Paso a decirle a Rally! que “Es muy importante aliviar el sufrimiento, pero esa perspectiva limita a los inmigrantes a verse como ‘los pobres’ y a acciones tan limitadas como ‘ayudar a las víctimas’. … Nosotros vemos la inmigración como un acto de resistencia anticapitalista, una resistencia fundada en el destino que el sistema les ha impuesto. Por tanto, tenemos que reconocer su protagonismo, y promoverlo.” (Véase https://rally-theleague.org/immigration-struggle-in-texas/)
La militarización frente a necesidades básicas
Ahora los gobiernos estatales intervienen … pero para el mal. Desde el año pasado, los gobernadores de Texas, Greg Abbott, y Florida, Ron DeSantis, coordinan la nueva táctica de desperdiciar fondos en empresas privadas que sacan del Sur, por autobús o avión, a miles de migrantes cautivos para llevárselos a ciudades como Nueva York, Washington, Chicago y Sacramento. Los engañan con empleos para al final dejarlos cerca de agencias públicas o privadas. El fiscal general de California Rob Bonta amenaza con acusar a funcionarios de Florida de secuestro y otros crímenes. Presionado por activistas de derechos de inmigrantes, la oficina del sheriff de Bexar County, Texas, anunció que había recomendado que se presentaran cargos criminales por dos vuelos del año pasado a Martha’s Vineyard, Massachusetts.
Mientras tanto la administración de Biden monta alrededor del mundo un sistema de inmigración mejor controlado. A los recién anunciados centros de tramitación para solicitantes de asilo en México y Guatemala, pronto se agregarán otros en Ecuador o Costa Rica. El Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, afirma que el objetivo es “llegar a la gente donde se encuentre, para eliminar a los traficantes de personas y ahorrarle el peligroso viaje que demasiadas personas hacen.” Pero el nuevo proceso de solicitud requiere usar la aplicación CBP ONE con un teléfono inteligente, que deja fuera a los solicitantes más pobres.
Al acercarse la temporada electoral de 2024, se están proponiendo proyectos de ley que modificarían la situación jurídica de migrantes viviendo en EE.UU., algunos que llevan esperando 20 o hasta 30 años. Todas las propuestas incluyen más seguridad fronteriza. Sólo la Ley de Ciudadanía para Trabajadores Esenciales propuesta por los Representantes Joaquín Castro de Texas y Ted Lieu de California se centra en una vía de ciudadanía para hasta 5.2 millones de inmigrantes indocumentados que trabajaron en empleos designados como esenciales durante la pandemia. Señalan que han contribuido a la economía y que aportan anualmente hasta $79.7 mil millones en impuestos federales y $41 mil millones en impuestos estatales y municipales. Las acciones y declaraciones de miles de activistas sin duda han influido a estos políticos. Aunque este proyecto de ley no otorga derechos a todos los inmigrantes, confirma lo que los activistas más consistentes siempre han dicho: cubrir las necesidades básicas de los inmigrantes ayuda a cubrir las necesidades de los demás. Frente a la escalada fascista de los gobiernos federales y estatales, ésta es una posición objetivamente revolucionaria. Ofrece la base para la unidad: por las necesidades humanas sin importar la condición de inmigrante. Las fronteras se van desvaneciendo.
Publicado el 6 de julio de 2023
Este artículo se originó en Rally!
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