Por el Comité Electoral de Necesidades Básicas de la Liga
El deterioro de la situación económica actual de millones de estadounidenses está generando una creciente oleada de personas que luchan por sus necesidades básicas, así como un giro de la clase gobernante hacia la búsqueda de soluciones fascistas para buscar cómo aplastar la resistencia. Este enfrentamiento está preparando el terreno para la que posiblemente sea la temporada de elecciones presidenciales más inestable en cien años y para una mayor polarización —al igual que la posible destrucción— de uno o de ambos partidos mayoritarios del sistema bipartidista de los Estados Unidos.
La causa subyacente de la crisis actual es el salto hacia la producción digital automatizada, que incluye la inteligencia artificial (IA). Literalmente, la revolución tecnológica está reemplazando y descartando a los trabajadores humanos. Esto no solo provoca un mayor empobrecimiento, sino que también hace que sea imposible circular mercancías. A medida que disminuye la rentabilidad industrial, el capital fluye hacia el sector financiero e inmobiliario, en lugar de dirigirse hacia las industrias. Cuando la rentabilidad financiera se tambalea, surge la gran cantidad de quiebras de bancos a nivel regional que estamos experimentando, lo cual amenaza con colapsar el mercado inmobiliario comercial.
El resultado de esto es un mayor empobrecimiento. Los obreros se están enfrentando a una racha de desalojos después de la pandemia, así como al aumento desmesurado de los alquileres y las reducciones gubernamentales de los servicios básicos. En promedio, los alquileres en los Estados Unidos aumentaron más del 14% entre 2021 y 2022, con alzas superiores al 40% en algunas ciudades. En estos momentos, unos 17 millones de estadounidenses están perdiendo sus servicios de atención médica con Medicaid, debido al vencimiento de los requisitos impuestos durante la pandemia para que los estados mantuvieran su cobertura. En marzo anterior ya hubo un recorte de los cupones de alimentos para unos 50 millones de estadounidenses, al igual que de los créditos fiscales por concepto de hijos. El aumento de la pobreza se ha transformado en la cuarta causa principal de muerte en el país más rico del mundo y las personas de color se han visto afectadas de manera desproporcionada.
Un momento histórico
La transformación económica subyacente y la amplitud de la resistencia están impulsando a los movimientos sociales hacia la consecución de nuevas tácticas y a una creciente unidad de la clase para defender sus medios de vida. En ningún lado se ha expresado mejor esta situación que en las declaraciones de Fran Drescher, presidenta del sindicato SAG AFTRA, cuando anunció la huelga de los actores de cine el pasado 13 de julio:
“Lo que ocurre aquí es importante porque lo que nos está sucediendo a nosotros acontece en todos los ámbitos laborales, cuando los empleadores permiten que tanto Wall Street como la codicia sean su prioridad y se olvidan de los colaboradores esenciales que hacen que su maquinaria pueda seguir funcionando… Este es un momento histórico y es el momento de la verdad. Si no nos mantenemos firmes ahora, todos estaremos en peligro de ser sustituidos por las máquinas y las grandes empresas, a las que les importa más Wall Street que usted y su familia. La mayoría de los estadounidenses no tienen más de 500 dólares para casos de emergencia. … Llega un momento en que hay que decir ‘No, ya no vamos a aguantar más esta situación’ … No vamos a seguir haciendo cambios graduales en un contrato que ya no honra lo que está sucediendo en este momento con este modelo de negocio que se nos ha impuesto”.
Pero los actores de cine y los guionistas (que están siendo amenazados directamente por la introducción de la inteligencia artificial en su industria) solo están planteando una transformación que también se está expresando en las huelgas de los trabajadores de la rama hotelera, los trabajadores escolares, los maestros y los trabajadores académicos de la Universidad de California. Ellos han descubierto que no pueden defenderse a sí mismos sin defender a sus comunidades y sin abordar todos los principales problemas sociales y políticos que repercuten en sus vidas: el costo de las viviendas, la indigencia, los derechos migratorios, el acceso a la atención médica, la educación pública, la libertad reproductiva, la reinvención de la policía y la protección del planeta. Todos los distintos movimientos sociales están experimentando el mismo reto. Sus demandas los están empujando más allá de las luchas económicas o sociales unilaterales y, paso a paso, los están impulsando hacia las demandas de la clase, un programa de la clase, la unidad de la clase y la lucha política.
A medida que un creciente número de personas se une en torno a una serie de demandas básicas, estas personas van ingresando al ámbito electoral y se postulan a distintos cargos, con programas de la clase obrera. A su vez, la clase gobernante responde con medidas desesperadas diseñadas para limitar el voto, restringir o hasta hacer ilegales las protestas, dividir y atacar a diversos grupos por motivos de raza y de género y, en última instancia, aplastar la democracia por completo.
Polarización de los partidos en 2024
El resultado es la profunda inestabilidad que estamos experimentando en el ámbito político, en tanto nos vamos acercando a las elecciones de 2024. Los dos principales partidos de la clase gobernante se están polarizando. Esto obedece a la incapacidad absoluta de los líderes de estos partidos para ofrecer soluciones a las desesperadas demandas y a la creciente resistencia de la población perteneciente a cualquiera de los mismos, ya sea en las zonas urbanas o rurales.
Las denominadas negociaciones entre Biden y McCarthy sobre límite de la deuda fueron un intento por restaurar y hasta fortalecer el bipartidismo de la clase gobernante de 2011-2016, pero al igual que ocurrió en 2016, solo está agravando las polarizaciones y demostrando una vez más que la clase dominante ya no puede gobernar de la misma forma de siempre. La legislación bipartidista de austeridad protegió las ganancias de las corporaciones, pero está amenazando los subsidios del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés), la atención médica, la nutrición, el cuidado infantil y la educación de la clase obrera. No cabe duda de que la austeridad es, en términos generales, la agenda que se ha trazado la clase gobernante, pero cada vez es más difícil resultar electo si se defienden la pobreza y las penurias.
El Partido Republicano está evolucionando para transformarse en dos bandos. La agrupación en torno a Trump se está fusionando con base en su plan de apoderarse por completo y de una forma fascista del gobierno federal. Su negacionismo electoral y su apoyo abierto a la insurrección que ocurrió el 6 de enero dejan claro que, de resultar electo, él no tiene ninguna intención de volver a ceder el poder. El otro bando (que es igualmente peligroso) en torno a los gobernadores del sur se está organizando para aplicar un enfoque más gradual del fascismo, ampliándose paso a paso desde sus bases hacia afuera en las legislaturas estatales del sur y los tribunales estatales y federales. Una victoria de Trump en las primarias republicanas puede dividir a este partido, lo que originaría la candidatura de un tercer partido sin ninguna denominación (“no labels”). Y una derrota de Trump en las primarias también podría dividir al partido, dando origen a una candidatura de Trump como tercer partido.
La polarización en el Partido Republicano también abre la puerta a la inestabilidad entre los demócratas. El intento desesperado de unir a este partido en torno a la candidatura de Joe Biden, que está a favor de las corporaciones, ya es bastante inestable, por su incapacidad de cumplir con Build Back Better (reconstruir mejor), el derecho al voto, la cancelación de la deuda estudiantil y muchas de las otras promesas que hizo cuando se postuló en 2020. La campaña populista de derecha de Robert F. Kennedy Jr. ya ha alcanzado el 20% en las encuestas y puede ocasionarle un gran daño a Biden. Lyndon Johnson fue derrotado en las primarias demócratas de 1968, a pesar de que las encuestas estaban 10 puntos arriba, tal como sucede con Biden en un momento similar dentro de la campaña.
También es importante recordar que los donantes, tanto sin ninguna denominación como de Robert F. Kennedy incluyen a importantes miembros fascistas y antiguos partidarios de Trump, y ambos podrían ser fácilmente utilizados como armas para apoyar la ofensiva fascista en la campaña de las elecciones generales.
Tácticas revolucionarias
La intensa inestabilidad exige que los revolucionarios se capaciten y se equipen para poder tomar decisiones tácticas rápidas, a medida que se va desarrollando esta situación. El rumbo a seguir exige una lucha clara y disciplinada por la unidad del movimiento revolucionario de los obreros desplazados —y de los que están en peligro de ser desplazados— por sus necesidades básicas, incluida la lucha por las demandas aún no satisfechas a partir de la rebelión por la muerte de George Floyd. El movimiento es por una democracia tanto económica como política. Con miras a 2024, debemos destacar las victorias obtenidas en Los Ángeles, Oakland, Chicago y Michigan como la base para las labores en el ámbito nacional, sin dejar de impulsarlas a nivel local, donde nuevos candidatos jóvenes de la clase obrera están lanzando su candidatura a distintos cargos. Los movimientos de “Take Back Our City” (Recuperemos nuestra ciudad) pueden servir como bases organizativas esenciales. Las elecciones locales representan espacios donde se están planteando muchas de las demandas económicas más básicas de los trabajadores, al igual que uno de los principales objetivos para que los fascistas de Bannon y Trump construyan sus bases. Debemos redoblar y apoyarnos en las victorias del movimiento por la libertad reproductiva, desde Kansas hasta Kentucky, y unirnos a los esfuerzos para aprobar medidas electorales en Ohio, Maryland, Nueva York, Pensilvania, Washington y otros lugares.
En 2020, fue relativamente sencillo y directo para los trabajadores unirse al programa de Bernie Sanders durante la temporada de las primarias. Este año es más complejo. Nos unimos a los demócratas que han demostrado ser defensores confiables de las necesidades básicas del pueblo, ya sea uniéndose al denominado “Escuadrón” o resistiéndose al acuerdo de Biden sobre el déficit. Al mismo tiempo, utilizamos la campaña independiente y abiertamente abolicionista del Dr. Cornel West para exponer y repudiar aún más la sección de los demócratas que se pronuncia a favor de las corporaciones. Hasta ahora, él ha podido evitar de forma magistral la manipulación por parte de elementos que intentan explotar su campaña para beneficiar a los republicanos fascistas.
Los revolucionarios continuamos por el camino de unir las luchas dispersas en una lucha política unida, multirracial y multigeneracional por un mundo mejor. Discernimos y promovemos alianzas y compromisos adecuados y necesarios para derrotar al fascismo, sin dejar de destacar siempre las necesidades de la clase revolucionaria que se ve obligada a luchar contra el sistema de la propiedad privada solo para poder sobrevivir. En cada paso de la lucha, señalamos la extraordinaria riqueza que existe en nuestro mundo, así como el hecho de que nada, salvo nuestra propia miopía y falta de visión social, nos impide reestructurar nuestra sociedad para permitir que todo nuestro pueblo comparta la abundancia que nos rodea y que se encuentra en todas partes.
Publicado el 29 de agosto de 2023
Este artículo se originó en Rally!
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