La placa de la Estatua de la Libertad proclama: “Dame a mí tu pueblo agotado, pobre, tus acurrucadas masas anhelando respirar libre, los desgraciados descartados de tus abarrotadas orillas. ¡Envíame a estos, los desamparados, los sacudidos por la intemperie!” Obviamente, las recientes leyes y reglamentaciones no les transmiten a los migrantes este mensaje de bienvenida. ¿Qué pasó?
En Estados Unidos y el hemisferio occidental, estamos presenciando un desplazamiento masivo de personas que abandonan sus hogares para enfrentar una travesía de adversidades mortales, algunos atravesando hasta 14 países para llegar a la frontera entre EE.UU. y México. Muchos pierden la vida o la de familiares y seres queridos. No debemos creer las razones políticas que barajan Demócratas y Republicanos, echándose uno al otro la culpa con vistas a las elecciones de 2024. Todos queremos una solución, pero no soluciones fascistas.
LA MIGRACIÓN ENMASCARA UN MAYOR CONTROL HEMISFÉRICO
A medida que se acercan las elecciones, más fuerzas políticas insistirán en este tema candente. Los medios conservadores difunden fuertemente su atemorizante propaganda del tráfico de drogas/pandillas/”invasión”, presionando para “cerrar la frontera” y culpando a Biden por las “fronteras abiertas”. En un importante cambio de política respecto a cuando fue elegido, éste recientemente accedió a seguir construyendo el muro fronterizo de Trump, ¡incluso ha renunciado 26 leyes y regulaciones para construir una sección del muro!
Protestando, los defensores de los inmigrantes condenan estas medidas. Las comunidades fronterizas se van organizando y denuncian el recrudecimiento de la severa ley y la ofensiva policial. En un reciente Zoom, América García, de la Coalición Eagle Pass, dijo que “La ‘invasión’ viene del norte”. Hablaba de la abrumadora presencia de la Guardia Nacional—de diversos estados, la Patrulla Fronteriza y las fuerzas de seguridad locales en una zona fronteriza militarizada donde siguen muriendo gente buscando asilo.
La política norteamericana cambia en violación de los derechos humanos, reconocidos por las Naciones Unidas, de personas en busca asilo. Separar de sus seres queridos, aislar y enjaular a niños es una política fascista. Después de que Biden ofreciera el Estatus de Protección Temporal a 40,000 migrantes de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua, anunció la deportación de los venezolanos que llegaran después del 31 de julio de 2023. En México y Estados Unidos se reúnen funcionarios para discutir acuerdos frenando la llegada a la frontera de las llamadas caravanas de migrantes y otras personas.
Mientras tanto, la frontera sur de Estados Unidos se ha “desplazado” más al sur en una extensión fascista de la ideología de la Doctrina Monroe, que en 1823 cerró económica y militarmente el hemisferio occidental a las potencias europeas, en interés de los Estados Unidos. Los acuerdos con Colombia y Panamá ya han aumentado la militarización de sus fronteras, utilizando como pretexto drogas, como el fentanilo, y las pandillas. Se crearán centros regionales en otros países para facilitar el proceso de inmigración a EE.UU., aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado hasta ahora la petición estadounidense de establecerlos en México.
Se está empleando la tecnología para la vigilancia, la detención y las solicitudes de asilo, rindiéndoles a las empresas grandes ganancias y a los migrantes, que sólo tienen lo que pueden llevar encima, más obstáculos. En vez de ayudar a la gente, esta tecnología se utiliza para destruir y causar retrasos. Las torres de vigilancia podrían ayudar a salvar a gente al borde de la muerte, no sólo arrestar y detenerla, o localizar cadáveres sin identificar para llevarlos al depósito de cadáveres.
EL CAOS CAPITALISTA O UN MUNDO MEJOR
Nos hallamos en una encrucijada, tanto en Estados Unidos como en el mundo entero, y tenemos que comprender las razones por las que tanta gente se ve obligada a abandonar su patria. El capitalismo y su revolución tecnológica han penetrado en todos los rincones del planeta, desarraigando y desplazando a grandes masas debido a guerras, el desempleo, la violencia y los desastres de la crisis climatológica. Estos cambios son políticos, económicos, sociales, medioambientales/climáticos y tecnológicos. Los gobiernos y la gente, que sólo busca sobrevivir y un lugar para criar a sus hijos, sufren enorme frustración, ira y ansiedad.
Tenemos que escuchar a los migrantes. Su situación nos comprueba que toda clase de personas necesita ayuda para sobrevivir. Cada vez son más las personas que reclaman un cambio que apoye a los seres humanos migrantes y no sólo controlarlos con el encarcelamiento o la detención. Por ejemplo, una marioneta de 3 metros llamada Pequeña Amal recorre más de 10,000 kilómetros por pueblos y ciudades de todo el país promoviendo los derechos humanos, especialmente los de los refugiados. La gente también está movilizándose a través de grupos de ayuda mutua, apoyando no sólo a los asilados migrantes, sino también a muchas personas que viven en comunidades con dificultades de vivienda, alimentación y el alto costo de servicios públicos y gasolina.
Estos activistas reconocen la peligrosa política enfrentando a trabajadores de bajos ingresos contra inmigrantes por las necesidades básicas y un trabajo para sobrevivir. Así, cuando Chicago abrió las puertas a 15,000 recién llegados, hubo propuestas de ayuda empleando fondos destinados a otros programas para personas necesitadas. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, disuade en voz alta a los solicitantes de asilo de ir a Nueva York afirmando que “ya no hay sitio en la posada”. La perspectiva política que beneficia a la clase dominante es que los inmigrantes están invadiendo Estados Unidos, violando la ley, trayendo drogas y pandillas para hacer daño a nuestra juventud y destruir nuestro modo de vida. La perspectiva de la clase trabajadora es que huye de la violencia, la corrupción y el cambio climático destruyendo sus medios de subsistencia.
No hay un orden civilizado, sólo el caos. Estamos viendo que las ideas detrás de la insurrección del 6 de enero no han desaparecido, que el odio y la codicia siguen tramándose. Esas ideas facilitaron que nuestras fronteras se convirtieran en zonas de guerra militarizadas en beneficio de corporaciones fascistas que sacan provecho de contratos gubernamentales. Esas mismas ideas le permiten al gobierno norteamericano respaldar la construcción de una máquina de guerra que se lucra en todo el mundo. Ucrania está en guerra; China es cada vez más un blanco de agresión; y ahora el conflicto entre Israel y Palestina se ha convertido en una guerra. Más muerte y destrucción que son demasiado rentables para detenerlas.
Debemos anteponer el ser humano a las ganancias. Debemos imaginar un mundo nuevo organizado para resolver los retos a los que se enfrentan la gente y el planeta. Por un lado, tenemos los medios para salvar el planeta y dar a todo ser humano y criatura del mundo una vida abundante y satisfactoria. O podemos permitir la creación de un mundo que sólo beneficie a los ricos y a las corporaciones: la solución fascista. Eso es lo que está en juego en las elecciones de 2024. Thomas Paine fue un inmigrante inglés que influyó fuertemente en la Revolución Norteamericana con escritos como “El mundo es mi país, toda la humanidad son mis hermanos, y hacer el bien es mi religión”.
El futuro depende de nosotros.
Publicado el 25 de octubre de 2023
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