
CREDIT: classnrace
La Lucha Contra el Fascismo en Oakland
Por el Comité Electoral sobre las Necesidades Básicas de Oakland (OBNEC)
La guerra actual que se está librando contra los residentes de Oakland, California, está sirviendo como un caso que ilustra la consolidación del poder fascista en diversas ciudades de todos los Estados Unidos. Su objetivo es aumentar las ganancias corporativas al desplazar a un número cada vez mayor de residentes de bajos ingresos y de la clase trabajadora, y al eliminar la influencia política de aquellos que todavía permanecen allí.
Este es un proceso bipartidista e incluye elementos que pertenecen abiertamente al movimiento MAGA, pero también a fascistas dentro del Partido Demócrata. Esto empezó con las destituciones en 2024 de la exalcaldesa y la fiscal progresista Pamela Price, acciones que contaron con el financiamiento de los multimillonarios. Los residentes de Oakland contraatacaron al elegir a una defensora de los derechos de los trabajadores, la alcaldesa Barbara Lee, en lugar del candidato respaldado por las corporaciones, Loren Taylor.
Posteriormente, en agosto, durante su conferencia de prensa en la que anunció la toma de Washington, D.C., el presidente Trump amenazó y atacó abiertamente a Oakland. Al respecto, la alcaldesa Lee respondió lo siguiente: “No vamos a permitir una ocupación militar de la ciudad. Eso es lo que quiere hacer este presidente… ¡Esto forma parte de su esfuerzo por desmantelar la democracia!” Trump ha establecido su manual estratégico con base en lo que sucede en el sur, donde las legislaturas de los estados republicanos han ido despojando paso a paso de la democracia a ciudades gobernadas por los demócratas, como Jackson, Misisipi; Nueva Orleans, Luisiana; Houston, Texas; y Atlanta, Georgia. Cada vez más, la clase gobernante recurre a la dictadura corporativa para controlar a una población a la que el capitalismo no puede alimentar, brindarles viviendas, educar u ofrecerles atención médica. Su objetivo es deshacerse de la “molestia” de la democracia electoral y mantener a los movimientos de resistencia divididos y con miedo. La supremacía blanca es su arma favorita para dividir y conquistar.
PRIMERO RESISTENCIA, LUEGO TRANSFORMACIÓN
La pregunta en Oakland y en otras ciudades es la siguiente: ¿Cuál es el rumbo a seguir para la clase obrera, especialmente para los trabajadores negros, inmigrantes y otros desposeídos? El pueblo no se ha mantenido pasivo. Desde 2022, el grupo para la organización vecinal de Oakland llamado Care 4 Community Action (Acción para Cuidar a la Comunidad —C4C, por sus siglas en inglés) ha cuestionado la mentira de que los funcionarios negros electos no pueden controlar el crimen ni ofrecer servicios municipales. Además, los trabajadores de Oakland se están organizando para lograr un verdadero cambio. Grupos de los campamentos de indigentes están creando alternativas visionarias: albergues autogestionados, cooperativas de vivienda arraigadas en la dignidad, no en la caridad, y fideicomisos de tierras comunitarias.
El condado de Alameda está ingresando a una nueva fase crítica en la lucha contra la falta de viviendas. La reciente liberación de más de $1.800 millones en fondos de la denominada Medida W para aplicar soluciones a la falta de vivienda representa una victoria significativa. Pero esta oportunidad va acompañada de un creciente peligro: una renovada ofensiva por parte de la clase gobernante para definir los términos, limitar el alcance y, en última instancia, despolitizar este movimiento por la justicia para la vivienda.
El condado de Alameda está enfrentando la misma lucha que en otras ciudades contra los trabajadores: el esfuerzo por mantener el poder en manos de personas que tienen dinero, en lugar de que esté en manos de las personas que resultan directamente afectadas. Todavía está en juego la decisión de quiénes ocuparán un puesto en el comité de supervisión de la Medida W. ¿Serán organizaciones de base como Black Solutions Lab (Laboratorio de Soluciones Negras), Care 4 Community Action y Wood Street Commons (Comunas de la Calle Wood), que desean aplicar modelos impulsados por las comunidades, o serán los burócratas de carrera y las organizaciones sin fines de lucro que están desconectadas de la realidad y tienen más interés en mantener su financiamiento que en resolver la crisis? Esto no se trata solo de ofrecer mejores servicios, sino también de construir poder para el pueblo y transformar los sistemas existentes. Los trabajadores están luchando por lograr la aplicación inmediata de la Medida W, lo que incluye lo siguiente:
- Reformas en todo el sistema, para ir más allá de las soluciones a nivel de los servicios para avanzar hacia cambios estructurales.
- Una lista pública de edificios vacíos o subutilizados, a fin de identificar espacios que puedan albergar a personas desplazadas en las mismas áreas donde se encuentran los campamentos, para así lograr que nuestros vecinos sin viviendas se queden dentro de la comunidad.
- Apoyar los fideicomisos de tierras comunitarias, las cooperativas y los modelos de capital social basados en el trabajo invertido (sweat equity), para así empoderar a los residentes y resistirse a la mercantilización.
- Suspender temporalmente la aplicación de sanciones contra las personas que viven en vehículos y ofrecer zonas seguras designadas para estacionarse y vivir.
En el condado de Alameda, las familias de cuatro personas con ingresos extremadamente bajos ganan menos de $46.700 al año. El alquiler promedio para una familia de cuatro es de $2.761. Una familia tendría que ganar $110.480 al año para pagar un alquiler equivalente al 30 por ciento de sus ingresos. Aunque el salario mínimo es de $17,46, los trabajadores de tiempo completo tendrían que ganar $53,12 por hora para poder pagar ese alquiler promedio. Esto representa una carga extremadamente pesada que genera dificultades para las familias trabajadoras.
Como en todas partes, la crisis de vivienda en el condado de Alameda se trata de sistemas que no responden a las necesidades de las familias trabajadoras, así como de delitos corporativos “legales” que destruyen nuestra comunidad, como conspirar para aumentar los precios de las viviendas y llevar a cabo campañas organizadas de desalojo. Al igual que en la campaña de Mamdani en Nueva York, la asequibilidad de las viviendas es el tema que está movilizando a los trabajadores.
LA UNIDAD DE LA CLASE
Estamos librando una lucha de valores y visiones. Por un lado, se encuentra el enfoque de gestión corporativa, que considera que las personas sin viviendas son problemas que se deben controlar o gestionar y que los fondos públicos se invierten mejor en personas “más merecedoras”. Por otra parte, existe una visión transformadora que considera que la vivienda es un derecho humano y que las personas sin viviendas son líderes en el diseño de su propio futuro. Las ideas de la clase gobernante ya se están filtrando en los debates públicos (tales como limitar el financiamiento de albergues a aquellas instalaciones que cumplan con criterios estrictos sobre el número de camas, o aumentar los pagos por cama sin cuestionar la propia estructura de la prestación de servicios). Estos marcos despolitizan la crisis y obstaculizan respuestas innovadoras dirigidas por la comunidad.
Pero también están surgiendo ideas que sirven para lograr la unidad política que será necesaria para vencer el fascismo. Los grupos que apoyan diferentes aspectos de las agendas de la clase trabajadora están dándose cuenta de que tienen que salir de su aislamiento. La unidad y el apoyo mutuo fomentan todos nuestros temas interrelacionados: la lucha por las necesidades básicas, la lucha para recuperar tierras públicas para el bien público, el llamado a la reforma de las políticas sobre albergues, tanto en el ámbito municipal como a nivel del condado, y la petición de contar con un departamento de reclamaciones y cumplimiento que trabaje para las personas, no solo para la burocracia. La Alianza de Californianos para el Empoderamiento Comunitario (ACCE, por sus siglas en inglés) está sirviendo de ejemplo al combinar las necesidades de los derechos de los inquilinos con los derechos migratorios. Las manifestaciones llamadas Indivisible Hands Off (Indivisible: Manos Fuera) y No Kings (No hay Reyes) están ayudando a defender la democracia. ¡Ese tipo de entendimiento —de que están luchando contra todos nosotros y de que debemos unirnos— nos llevará hacia la victoria!
Publicado el Septiembre 17 de 2025
Este artículo se originó en ¡Agrupémonos!
CORREOS. Box 408002 Chicago, IL 60640
rally@lrna.org
Libre de reproducir a menos que se indique lo contrario. Incluya este mensaje con cualquier reproducción.