
A eso de las 11 de la mañana del 22 de octubre, se supo que 100 agentes federales con la Patrulla Fronteriza al frente llegarían el próximo día a Coast Guard Island, en Alameda, California. Harían “redadas de inmigración” en comunidades de trabajadores en un radio de 40 millas incluyendo la mayoría de las ciudades principales del área de la Bahía de San Francisco. Se vio aquí la antesala del despliegue de la Guardia Nacional, que Trump amenazó con hacer.
Por toda la Bahía las comunidades inmediatamente respondieron. El miércoles por la noche, Bay Resistance, una coalición de grupos de derechos civiles, sindicatos y comunidades de fe, inició una llamada con 5.000 participantes. Para la madrugada del jueves, cientos de personas llegaron al puente de Coast Guard Island, bloqueando la llegada de los agentes federales. Se quedaron todo el día. La noche del jueves hubo grandes concentraciones en San Francisco y San José.
Esta respuesta fue el fruto de años de organización en el área de la Bahía en defensa de los trabajadores migrantes, incluyendo una marcha masiva de 200,000 personas realizada en San José en 2006. Era el resultado de años de educación política en torno del hecho de que los trabajadores no pueden conseguir viviendas, servicios de atención médica ni ningún tipo de justicia económica sin unirse más allá de su raza y su situación migratoria. Desde 2017, Rapid Response Networks (Redes de Respuesta Rápida) había organizado cientos de sesiones de “Conoce tus derechos” en el área de la Bahía. en todos sus condados. Distribuyeron decenas de miles de tarjetas rojas de Conoce tus Derechos y establecieron líneas directas para reportar las actividades de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) y movilizar a observadores y asistencia legal.
En septiembre y octubre alrededor de la Bahía, se organizaron capacitaciones sobre resistencia en que participaron cientos. Bay Resistance publicó el comunicado “Hands Off the Bay” (Manos fuera de la Bahía) aun antes de que se anunciara el despliegue en Alameda. Los modelos fueron las sesiones auspiciadas por Indivisible, No Kings (Sin reyes) y 50501 promoviendo el amor, la unidad, la no violencia, la resiliencia y el no al fascismo. No Kings, que movilizó a 7 millones de personas el 18 de octubre protestando contra la dictadura, se describe como un movimiento con pocas barreras, abierto a cualquiera que no se beneficie del régimen o lo apoye abiertamente. Así, incluye gente muy diversa, desde obreros revolucionarios a vergonzosos defensores de Demócratas corporativos, cuyas políticas reaccionarias sentaron las bases para el ascenso al poder del movimiento MAGA (de Trump).
APOYO A LAS DEMANDAS DE LA CLASE
La historia del siglo XX ha mostrado que la resistencia al fascismo prácticamente siempre sitúa a los revolucionarios al frente del movimiento de la clase trabajadora por su claridad política y compromiso moral. Las tácticas del movimiento No Kings constituyen un marco positivo y eficaz para el inicio de la lucha contra el fascismo, pero como movimiento de fácil acceso, se limita su atractivo. Tarde o temprano, tendrá que adoptar más ampliamente las demandas de la clase, como aquellas, en sus filas, promovidas por “Workers Over Billionaires” (Trabajadores por encima de los multimillonarios). Aunque hacen un llamado a “la justicia transformadora” y “la democracia profunda”, la verdadera victoria, la eliminación del régimen, exige atraer a millones de gente más. Habría que transformar estas ideas en luchas concretas por las necesidades inmediatas—vivienda, atención médica, cuidado infantil y educación—tanto de los inmigrantes como de los demás trabajadores.
La resistencia inmediata forzó la cancelación de la ofensiva de la Patrulla Fronteriza. Tras consultar con los ejecutivos multimillonarios de la tecnología, Marc Benioff y Jensen Huang, y al también multimillonario alcalde de San Francisco, el demócrata Daniel Lurie, Trump anunció que suspendería el “operativo” temporalmente. Básicamente, Benioff y Huang le dijeron a Trump que ya estaban obteniendo buenas ganancias y que, especialmente dado que a principios de 2026 se realizarían grandes eventos deportivos en el área, no querían arriesgar la inestabilidad que desencadenarían las redadas de inmigración a gran escala.
EL CAMINO A SEGUIR
Los trabajadores del Área de la Bahía deben gran parte de su victoria a la heroica resistencia de los trabajadores de Los Ángeles, Washington, D.C., Portland, y Chicago. La clase gobernante está escogiendo sus batallas cuidadosamente mientras paso a paso intenta imponer la dictadura del Proyecto 2025. Los recientes acontecimientos han demostrado que cuando los trabajadores se organizan los ataques contra los inmigrantes provocan más unidad que división y más obstáculos a la agenda fascista.
En Los Ángeles el movimiento hasta obligó al Condado a declarar un estado de emergencia para disponer de ayuda con el alquiler, servicios legales y subsidios alimentarios a las familias afectadas por las redadas, abriendo la puerta a una posible moratoria de desahucios y provocando la ansiedad de los propietarios y promotores inmobiliarios. Tanto Lurie como el alcalde de San José, Matt Mahan, aseguraron que podrían cumplir con algunos de los principales objetivos de Trump: aumentar los valores de propiedad, encarcelar a más personas de bajos ingresos y quitar a personas sin hogar de la vista del público. Como la mayoría de los demás líderes del Partido Demócrata, hablan por hablar de defender parcialmente a los inmigrantes. Pero no defienden la igualdad de trato por parte del sistema de justicia penal para los trabajadores migrantes, ni apoyan los servicios de salud o el control de los alquileres que necesitan para sobrevivir.
Al mismo tiempo, como ya no necesitan trabajadores en una economía basada en la inteligencia artificial (IA), la clase dominante se ve obligada a seguir atacándolos constantemente. El plan es ocupar tantas ciudades azules como sea posible para desmantelar y reprimir todo tipo de resistencia y utilizar a los agentes de ICE y la Guardia Nacional para impedir que los trabajadores vayan a las urnas electorales en 2026. La campaña de deportación masiva es real, pero también es una distracción. Busca impedir la unidad de los 29 millones de trabajadores a quienes les negarán SNAP (cupones de alimentos) en noviembre, o, los 20 millones cuyas primas de Obamacare se duplicarán.
El papel de los revolucionarios es luchar por la unidad necesaria para ganar estas demandas de necesidades básicas. Esto significa rechazar todo compromiso que niegue los derechos constitucionales y humanos de los migrantes. Cuando los trabajadores se unen, sin importar su color, género o estatus migratorio, la estrategia del régimen de dividir y conquistar se desmorona. Cuando nos organizamos en basa a nuestras necesidades comunes de vivienda, atención médica, cuidado infantil y educación, creamos el poder para derrotar el fascismo desde su raíz. El movimiento que puede detener las redadas de inmigración en el Área de la Bahía es el mismo que puede derrocar a este régimen y formar un nuevo gobierno basado en las necesidades humanas, no en la ganacia privada. La solidaridad no es sólo nuestro escudo, también es nuestra espada. Estamos aprendiendo a manejarla.
Publicado el 1 de noviembre de 2025.
Este artículo se publicó originalmente en ¡Agrupémonos!
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