Desde la revolución industrial, el mundo depende del combustible (petróleo, carbón, gas, energía hidroeléctrica). El capital depende del combustible, hace la guerra para asegurarlo, oprime y explota por él y se lucra de él. Los combustibles fósiles vienen del subsuelo. El capitalismo nace arrebatándole al pueblo la tierra, el aire, y las aguas—la comuna—y cobrándole por su uso. Pero la gente se resiste. La llamada crisis energética actual en Puerto Rico tiene raíces en esta dinámica. El pueblo sufre no sólo por la privatización de bienes públicos como la red eléctrica, sino también de sus playas, bosques, ríos, montañas, aguas costeras y cielo—y está respondiendo. La lucha por el dominio público es una lucha de clase, en pie también acá y globalmente. Para nosotros en este país, la primera línea del combate está en aquella pequeña isla batalladora, ofreciéndonos lecciones, un ejemplo e inspiración. Nos enseña que la “crisis energética” se enlaza con la “crisis de la deuda” y que ambas las creó el capital en su voraz persecución del lucro. Puerto Rico tiene recursos de energía renovable, pero ahora sólo aportan un 3% de la producción de electricidad.
Energía y deuda en Puerto Rico: El capitalismo opera, el pueblo paga
El núcleo de la economía local en Puerto Rico es la industria energética, para el beneficio del capital y la desgracia del pueblo. Hasta hace poco una utilidad pública, esta industria pasó a manos de Luma Energy, un consorcio privado con base en Canadá y Texas que ahora maneja los sistemas de transmisión y distribución eléctrica en la Isla. También se están privatizando los generadores eléctricos, ya obsoletos y deteriorados. Los gobiernos, el gran negocio, burócratas y políticos corruptos, especuladores financieros y el capital de riesgo: todos conspiran en este negocio. La militante unión del sector energético, la UTIER, luchó contra el robo, pero luchaba sola. Entonces vinieron los apagones y una cuenta de luz voraz, con 7 aumentos últimamente. Para colmo, el gobierno le ha agregado un sobrecargo “temporero” de $19 a la cuenta de la luz, ¡para pagar la deuda que inventaron y enriquece a los explotadores! Todo esto viene encima de un asalto de 16 años a la clase trabajadora, años de devastación económica y pérdida de empleos, la infraestructura en deterioro, el desmantelamiento de los servicios públicos, el aumento del costo de vida, desastres naturales sin protección social y la embestida del Covid, mientras los capitalistas se enriquecen con cada tragedia. El vínculo irracional de la cuenta de la luz con la deuda gubernamental refleja, de una forma torcida, una auténtica realidad: “la crisis energética” y “la crisis de la deuda” son inventos capitalistas para sacarle más ganancia a la asediada clase trabajadora. Sufre estos golpes, pero se muestra resistente—y furiosa.
El pueblo de Aguadilla lucha por sus playas en una manifestación de la lucha de clase
Con la acción masiva y la organización, el pueblo echó fuera a dos gobernadores (Luis Fortuño en 2013 y Ricardo Roselló en 2019) y puso bajo aviso a la Junta (de Control Fiscal) que rige en Puerto Rico. Abandonado por el gobierno, la élite corporativa y todo el aparato de dominio, la gente se ha movilizado en redes de apoyo, cooperativas y puntos críticos de la lucha por servicios básicos y derechos comunitarios. La actual lucha por la comuna no es nueva. Se ganaron campañas anteriores para frenar los planes de explotación de los depósitos de cobre de la Isla y, en dos ocasiones, la construcción de gasoductos. Ahora, la resistencia se intensifica y crece.
Un escenario de batalla en todas las costas de la isla son las playas públicas. Una punta de lanza es el pueblo de Aguadilla, en el deslumbrante noroeste. La tierra, las aguas y el cielo de la costa les brinda medio de vida, alimento y espacios recreativos. Los intereses de la propiedad inmobiliaria, capitalistas de riesgo y capitalistas financieros y la pandilla de siempre de burócratas y políticos han codiciado esas tierras por años, para privatizarla y construir lujosos condominios y centros vacacionales de ricos. Pero “los nativos” (“locals” dicen ellos) han defendido sus playas, a veces chocando con los guardias de seguridad de alquiler. El 29 de enero, uno de estos le pegó un tiro en la pierna a un manifestante.
La lucha por la comuna es una lucha de clase
Durante el período industrial, la lucha por el comunismo significaba batallar por un partido obrero. Hoy, la lucha de los que producen por controlar el fruto de su trabajo toma la forma de la defensa de la comuna. Pero, ¿cómo es la lucha por las playas una manifestación de la lucha de clase? Es una batalla por la comuna en contra de la privatización y la élite corporativa. Cuando el capital se apodera de la comuna, afecta a todo el mundo. La gente entonces tiene que actuar y luchar unida en defensa del dominio público, abriéndose otro frente en la lucha de clases. La contienda por las playas es una contra el capitalismo, y la lucha contra el capitalismo es una por la vida. Cuando las corporaciones envenenan la tierra, el aire y las aguas, la gente no puede, sin riesgo, comer los alimentos, respirar el aire, beber el agua. Por tanto, su vida depende de salvaguardar la comuna. De ahí que la lucha por la comuna, exigiendo colaboración, organización y estrategia, forja la conciencia y unidad de clase. La crisis ambiental, “la crisis energética”, “la crisis de la deuda”: todas forman parte de un desastre fundamental, el arrebatarle al pueblo la comuna en aras del lucro corporativo. Esto le abre los ojos al pueblo trabajador, lo indigna y lo pone en marcha. De paso, aprende que la lucha por control de la comuna sólo se puede dar como clase social. Y descubrirá que sólo se gana asumiendo control de los medios de producción.
El papel de la Liga
Aristóteles identificó los cuatro elementos constituyentes de la comuna: el aire, la tierra, el agua y el fuego. Para nosotros, el fuego es la lucha de clase. Podemos apoyar la lucha en Puerto Rico mostrándoles a nuestra clase aquí cómo la explotación de los trabajadores allá enriquece a nuestros dueños, que su opresión y represión son iguales que las sufridas acá, que la creciente lucha contra la explotación allá—y el racismo, el sexismo y todo tipo de opresión—no difiere, fundamentalmente, de la de acá. En este momento, el frente de nuestra lucha en común está en aquella pequeña isla peleando contra la codicia corporativa y toda opresión y por la vida, la dignidad, los derechos fundamentales y la dicha que todos merecemos. La propia palabra lo dice, de la voz “comuna” (perteneciendo a todos), surge el vocablo “comunismo”.
marzo/abril 2023. vol.33. Ed2
Este artículo originó en Rally, camaradas!
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