El triunfo de los Republicanos MAGA (Trumpistas) del 5 de noviembre crea una situación extremadamente peligrosa para la clase obrera, la humanidad, todo el planeta y todo organismo viviente. El plan del Heritage Foundation Project 2025 que piensan implementar cabe perfectamente en la definición clásica del fascismo: “la sustitución de un modo de dominación clasista de la burguesía—la democracia burguesa, por otro—la dictadura terrorista abierta.” El fascismo actual representa la unión absoluta del poder del estado con Wall Street, las grandes inmobiliarias, la gran tecnología y los fondos especulativos.
Con tanto en juego, no podemos desesperarnos. El fracaso es temporero. Tenemos que identificar las oportunidades de resistencia y el camino al futuro de la humanidad. La tecnología digital moderna promete una vida hermosa, de abundancia, en un planeta sostenible con un clima saludable. ¿Qué poder puede convencernos de que merecemos ser dominados y empobrecidos por la clase billonaria, sólo por asegurar sus ganancias? Más que nunca, necesitamos solidaridad, unidad y la visión de nuestra clase.
El significado de las elecciones
Los resultados electorales dan una gota de esperanza. En primer lugar, la cantidad de gente que votó por Trump es poco más de la de 2020 (unos 76 millones). Aunque el racismo y el sexismo motivó a muchos, en general los votantes no son más racistas y sexistas que entonces. Como dijo un comentarista, aunque Trump y su pandilla son fascistas, la mayoría de los americanos no lo son.
La gran diferencia en el 2024 fue que Harris recibió unos ocho millones de votos menos que Biden en 2020. Se debe en parte a que la rebelión por el asesinato de George Floyd—no de todo olvidada—ha sido sofocada por cuatro años de propaganda racista de la clase dominante, la represión política y la eliminación de millones de personas de las listas de votantes.
La campaña de Harris falló estrepitosamente no respondiendo al sufrimiento de la clase trabajadora, especialmente las comunidades de color. Como dijo Bernie Sanders, “No debe sorprender a nadie que el Partido Demócrata, que ha abandonado a la clase trabajadora, se viera abandonada por la clase trabajadora.” Ocho millones de votantes obreros se quedaron en casa. El voto de la juventud (18 a 29 años de edad) fue de unos 22-24 puntos menos que para Biden en 2020.
Cuestiones sociales y de clase
Respondiendo a los intereses de la élite corporative, Harris enfatizó demasiado la política de identidad a costa de la cuestión económica. La clase dominante utiliza ambos partidos para manipular las cuestiones sociales. Los fascistas de Trump dividen a los trabajadores con ataques salvajes a los inmigrantes, las mujeres, la gente de color, personas LGBTQ, musulmanes y otros sectores. Supuestamente defendiéndolos, los demócratas corporativos hablan de boquilla por los marginados, pero los mantienen aparte y básicamente indefensos, negando los intereses de clase que comparten. Los revolucionarios insistimos la lucha por las necesidades básicas compartida por toda la clase obrera Y las justas demandas sociales de todos sus sectores por la igualdad y la libertad reproductiva (el derecho a decidir qué haces con tu cuerpo). No se puede ganar una sin la otra.
La lucha contra el fascismo exige que fomentemos la unidad de la clase obrera, paso a paso, sin importar la ocupación, la geografía, la demografía o la ideología. No es el momento de culpar a los que votaron por un tercer partido, por Harris o por Trump. Los trabajadores directamente atacados y más conscientes del peligro por venir han respondido decididos a resistir. Otros, incluyendo muchos que apoyaron a Trump por la economía, demócratas tradicionales y los que no votaron, siguen inconscientes del peligro. La unidad empieza con los más afectados y poco a poco llega a más amplios sectores. La gente se irá desilusionando cuando se impongan los precios impuestos por las tarifas de Trump y los recortes de Elon Musk empiecen a destruir vidas. Muchas de las batallas por venir se darán primero al nivel local donde los líderes obreros espontáneos ya están confrontando a los billonarios interviniendo en las elecciones locales. Todavía hay muchos obstáculos entre la inauguración de Trump y la implementación del Proyecto 2025. La consolidación de una dictadura fascista en un sistema federal como el de los EE.UU. requiere muchos pasos y cada uno de ellos ofrece una oportunidad para fortalecer la unidad y la resistencia de la clase obrera.
Solidaridad y visión
Las elecciones expusieron faltas en nuestro movimiento revolucionario. Como la clase obrera no conoce suficientemente bien las alternativas, la mayoría todavía cree que una economía capitalista, basada en la propiedad privada, puede mejorar su vida. La mayoría de los trabajadores todavía cree en la bondad de los billonarios(o, al menos, están confundidos). Como dijo el historiador Robin D.G. Kelley, “Tenemos una clase que está sufriendo, pero que no se ve como clase … No hay solidaridad—la idea de que, como clase, tenemos que protegernos uno al otro.”
Es la responsabilidad de los revolucionarios luchar por concepto de solidaridad. Sin eso la clase no puede mejorarse, ni siquiera sobrevivir. Luchamos por la solidaridad cuando proyectamos la visión de un mundo mejor, hecho posible con una economía colaborativa. Luchamos por la solidaridad cuando repudiamos las mentiras y los insultos y reafirmamos el valor de nuestras esperanzas y aspiraciones más profundas.
Los fascistas americanos pueden lanzar mucha agitación y violencia, pero no pueden seguir en el poder mucho más. El mero número de trabajadores desplazados de la producción hace imposible que el sistema pueda contener o controlarlos. El crecimiento de una “igualdad de pobreza” está acabando con algunos de los privilegios gozados por la gente blanca que estorbaban la unidad y pone más difícil el aislar y atacar a la gente de color.
Antes, el capitalismo—no embalde las depresiones económicas—tenía enormes oportunidades de expandir, hoy inexistentes. La automatización (robots y computadoras en lugar de mano de obra) en general reduce la tasa de ganancia y así limita la capacidad del sistema de atraer la inversión en la nueva producción. De ahí, el largo estancamiento y la baja económica que vemos desde 2008. Al mismo tiempo, los medios sociales y las cámaras de video celulares hacen imposible esconder o ignorar la espantosa violencia de organizaciones tipo Ku Klux Klan. Un solo video del asesinato de George Floyd motivó a 26 millones de personas a lanzarse a la calle.
Ninguna mentira dura para siempre. La victoria es nuestra si persistimos.
Publicado el 24 de noviembre de 2024
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