La historia humana está marcada por cambios de época, en los que reconocemos que ha surgido un cambio cualitativo, mediante el cual se destruye la base de la vieja sociedad y se necesita la reorganización de un tipo cualitativamente diferente de sociedad. Los cambios de la época marcan el tiempo de un gran salto.
La base de cualquier sociedad es cómo está organizada para producir lo que necesita. El nivel de las fuerzas productivas y la forma en que nos relacionamos mutuamente en la producción de nuestras vidas constituyen la base económica de la sociedad. El cimiento de la sociedad estadounidense – y de todas las sociedades globales de hoy – es la producción capitalista de los artículos de consumo. Es un sistema en el que los capitalistas explotan el poder de la mano de obra humana en la creación de artículos de intercambio. Es la forma en que se produce todo valor y la fuente de las ganancias y de la propiedad privada capitalista.
La historia nos ha mostrado que en cierto momento las fuerzas productivas entran en conflicto con las relaciones de la produc-ción; es decir, las relaciones de propiedad, las cuales posteriormente se transforman en trabas para el propio proceso. Se desarrolla un antagonismo abierto entre el método de producción y el método de distribución. Actualmente, podemos observar esto con la introducción de la electrónica en la producción de artículos básicos.
Los microchips y los semiconductores se desarrollaron afuera del proceso industrial y se introdujeron en éste. La producción electrónica, automatizada y robótica es la introducción de ese nuevo tipo de herramienta o fuerza productiva que aumenta la producción sin mano de obra humana. La producción sin mano de obra es una producción no remunerada. La introducción de una producción sin mano de obra en un sistema en el que todo valor se crea a través de los salarios constituye una agresión al aspecto más básico de la propia sociedad. El giro acelerado hacia la electrónica crea una riqueza incalculable a la par de una miseria incalculable. Cada vez más trabajadores se desemplean de forma permanente y empieza una polarización entre la riqueza absoluta y la pobreza absoluta.
A medida que la producción sin mano de obra pasa por sus etapas cuantitativas de desarrollo en esta nueva época, surge el creciente desarrollo de una nueva clase. Expulsada del propio proceso productivo, ahora se está desposeyendo a este creciente segmento de la clase obrera de las necesidades más básicas de la vida: alimentos, albergue, servicios de atención a la salud y educación.
El valor sólo se puede materializar en el intercambio y cuando se reduce este valor, se interrumpe el circuito del capital. Los artículos básicos no se pueden comprar nconsumir cuando los obreros no tienen dinero. A medida que continúa reduciéndose el valor, la sociedad se sume en una inmensa deuda. Entre menos valor tiene el dinero, más se convierte en un instrumento de especulación.
Se deteriora de forma irrevocable la producción capitalista de artículos básicos. La misma no se puede componer, reparar o restaurar. Nace una nueva época y la tarea histórica es desencadenar las fuerzas productivas cualitativamente nuevas y reorganizar las relaciones de producción que sean compatibles con ésta. El salto es pasar de una producción con mano de obra humana a la producción sin mano de obra.
El trayecto de la humanidad está marcado por la introducción de herramientas cualitativamente nuevas y las correspondientes nuevas sociedades que surgen. Nuestro tiempo es comparable con el salto mediante el cual se pasó de una sociedad comunista primitiva y sin clases a la propiedad privada. Las tempranas sociedades esclavas provienen del arco y la flecha, el control del fuego y la creación del arado de hierro. De igual manera, nuevas formas de propiedad y las correspondientes formas sociales y políticas provienen de las nuevas fuerzas productivas. De la sociedad esclava se pasa al feudalismo y posteriormente al capitalismo.
Ahora la electrónica reemplaza la mecánica industrial y es necesario un nuevo tipo de sociedad para desencadenar estas nuevas fuerzas para producir una abundancia nunca vista, la cual puede ofrecer un gran salto hacia adelante para la humanidad —un nuevo tipo de sociedad en la que se pueden satisfacer todas las necesidades humanas. Liberada de las ataduras de la propiedad privada y las privaciones, inicia una nueva época de la humanidad, un tiempo para reconstruir, un tiempo de transformación positiva. Se puede decir que por primera vez se establece la base para que se desencadene el potencial de la humanidad; de alguna forma, el inicio de la verdadera historia humana.
Todo esto significa que nuestro tiempo es de revolución, un tiempo para atravesar exitosamente el salto de un tipo de sociedad a otra. De una forma muy real, de este punto en adelante, el futuro dependerá de lo que hagamos como revolucionarios y de lo que haga nuestra clase revolucionaria, en tanto asumimos la tarea de concluir este salto. Lo que la gente piense, al igual que la forma en que razonen, será absolutamente crítico y la introducción de nuevas ideas será indispensable.
La doctrina del salto es un lente indispensable a través del cual evaluamos, planificamos y practicamos el arte de la política para estos tiempos. Al proseguir a partir de una evaluación científica objetiva, la doctrina del salto ofrece los principios rectores mediante los que determinamos la línea de la marcha y la trayectoria del poder para la propia revolución proletaria. Se nos guía para el desarrollo de una estrategia y las tácticas necesarias en cada paso.
(Este artículo básico sobre el gran salto es el primero de una serie de cuatro. El elemento central del próximo artículo será en torno a los aspectos subjetivos del gran salto.)
abril/mayo.2011.Vol21.Ed2
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