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Por el Comité Electoral de Necesidades Básicas
Nos hayamos ante una coyuntura histórica. Cada semana millones de estadounidenses protestan en todo el país contra el giro fascista de la administración Trump y la rápida eliminación del trabajo humano por la automatización digital que lo impulsa. Estas protestas están creando una crisis política en la que la clase trabajadora tiene que interferir para influir. Los trabajadores tienen una opción: salvar el sistema de propiedad privada y ver destruirse la humanidad o salvar la humanidad y el planeta eliminando el sistema basado en el lucro. Los trabajadores empiezan a ganar cuando se unen en una fuerza social, apoyándose en sus luchas por las necesidades básicas y la justicia.
CONSTRUIR UNA FUERZA SOCIAL
La independencia política de la clase trabajadora requiere formas organizativas y el desarrollo ideológico.
Necesitamos organizaciones sociales y políticas arraigadas en la clase trabajadora y las comunidades desposeídas, controladas democráticamente por sus miembros y comprometidas con la defensa de los intereses de clase. Las redes de ayuda mutua, nacidas tras la pandemia, y la reciente organización laboral en Amazon y Starbucks y de sindicatos de inquilinos en las principales ciudades son modelos importantes de autogobierno.
El desarrollo ideológico es igualmente crucial. Hay que abandonar la ilusión de que el capitalismo se puede reformar. Esto ya está en marcha. La creciente resistencia actual muestra que los trabajadores contemplan programas que defienden sus intereses de clase en lugar de simplemente librar batallas de autodefensa.
IA: REVOLUCIÓN EN LA ECONOMÍA
La crisis política se debe al antagonismo absoluto entre la inteligencia artificial (IA) y el capitalismo en su fase avanzada. El capitalismo, por definición, es la producción de mercancías basada en la compraventa de fuerza de trabajo. Cuando se elimina la mano de obra, el sistema se desploma. El Foro Económico Mundial afirma que el 41% de los empleadores planea reemplazar su personal con IA. El antiguo director ejecutivo de Google, Eric Schmidt, ha proyectado que la IA pronto generará un aumento del 30% en la productividad anualmente.
La eliminación del trabajo humano crea un dilema político para la clase dominante. ¿Cómo controlar, o eliminar, al excedente de trabajadores que queda? La propagación del genocidio hoy en día no es casualidad en lugares como Palestina, Yemen y Sudán. En Estados Unidos, se refleja en la tendencia hacia las deportaciones masivas, el encarcelamiento masivo y los campos de internamiento para personas sin hogar. Es el motor de la ofensiva fascista actual.
Pero no tiene por qué ser así. Si los trabajadores controlaran esta revolución tecnológica, podría producir una abundancia económica de productos básicos, eliminar el trabajo monótono, resolver problemas sociales apremiantes y liberar a la humanidad de labores innecesarias. La cuestión es cómo lograr ese control.
La conciencia social es el siguiente paso hacia esa meta. Los organizadores de las protestas nacionales del 5 de abril, “¡Manos Fuera!”, calcularon que se reunieron entre tres y cinco millones de personas en más de 1400 lugares. Además se llevaron a cabo miles de pequeñas acciones comunitarias, como las de Abajo con Tesla, las manifestaciones del Primero de Mayo, asambleas públicas y huelgas escolares.
Esta es una revolución social que involucra a todos los sectores de la sociedad y crea muchísimas oportunidades de aprendizaje y politización, o sea, de enseñar cómo convertir el poder de clase en una fuerza social. Cuando los maestros en huelga por mejores escuelas encuentran causa común con los padres que luchan contra la inseguridad de vivienda o los líderes ambientales vinculan el colapso de los ecosistemas con la tiranía corporativa, se presentan oportunidades de aprendizaje.
QUIEBRA DE LA POLÍTICA BIPARTIDISTA
Las organizaciones políticas de la clase trabajadora se ven obligadas a lidiar con su papel en el sistema electoral. Los dos principales partidos políticos actuales están completamente controlados por corporaciones multimillonarias, pero la crisis política los está obligando a dividirse y a realinear su postura. El Partido Republicano ya rechaza a los trabajadores que se niegan a aceptar la agenda tecnofascista. El Partido Demócrata se está dividiendo entre su liderazgo pro-corporativo y su base, que lucha desesperadamente por sus necesidades básicas. Un tercer partido en Estados Unidos surgirá de la polarización de los partidos existentes, lo que a su vez abrirá espacio para nuevas ideas y nuevas formaciones políticas. No surgirá simplemente porque algunos intenten organizarlo.
La Gira de Abril “Alto a la Oligarquía” del senador Bernie Sanders y la representante Alexandria Ocasio-Cortez atrajo multitudes masivas en estados del Medio Oeste y el Oeste republicanos o divididos políticamente. Desde febrero, se han producido más de 600 protestas en ayuntamientos de todo el país. Los legisladores de distrito republicanos se enfrentaron a duras críticas por el despido de empleados federales, el desmantelamiento de la red de seguridad social y las amenazas a los fondos de jubilación y la atención médica.
La resistencia espontánea surge de problemas que ya no pueden resolverse dentro del sistema capitalista. Al ver que la “eficiencia gubernamental” implica su propio empobrecimiento, la gente busca alternativas políticas. Los trabajadores no tienen más opción que participar en este proceso y unirse a los terceros partidos a medida que surgen. La política tradicional no puede “arreglar” un sistema económico que ya no necesita a los trabajadores.
NUEVO SISTEMA
La prioridad estratégica es mantener las necesidades básicas y la justicia en primer plano, colaborando entre nosotros y con todos los sectores del movimiento social. Así, pueden avanzar los movimientos por la salud, la vivienda, la educación, la libertad reproductiva de las mujeres, el medio ambiente, la diversidad y las luchas contra la criminalización, la deportación y el genocidio. La victoria de la clase trabajadora exige un plan político que rechace volver a la democracia corporativa del duopolio partidista, la cual nos trajo a este gobierno fascista en primer lugar. Requiere soluciones del problema de clase y transformadoras, centradas en quienes comparten circunstancias materiales similares, mientras seguimos luchando por la unidad contra los peligros del Proyecto 2025.
Los revolucionarios luchan por la conciencia social que permite a la clase trabajadora liberarse de las viejas ideas y lograr la independencia política de la clase dominante. Los trabajadores con conciencia social comprenden que pertenecen a una clase explotada y necesitan la solidaridad de clase para unirse y derrotar al dominio corporativo.
Los revolucionarios también luchan siempre por realizar un nuevo sistema que democratice la tecnología y las fuerzas productivas, a la vez que desmercantilice las necesidades esenciales hoy a la venta. Esto implica: la propiedad pública de la infraestructura tecnológica esencial, la automatización controlada por los trabajadores y la garantía de la vivienda, la atención médica, la alimentación y la educación como derechos humanos fundamentales; reemplazar la anarquía del mercado por la planificación democrática; organizar la producción para satisfacer las necesidades humanas en lugar del lucro privado. Implica crear formas de gobernanza y toma de decisiones que garanticen una distribución basada en la necesidad, no en la tiranía de los multimillonarios.
Publicado el 18 de junio de 2025
Este artículo se originó en ¡Agrupémonos!
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