por el Comité Electoral de Necesidades Básicas de la Liga
Las elecciones de 2024 están desatando una impetuosa tormenta sobre por quién votar y por qué, el papel de terceros y hasta si la gente debiera votar. En 1971, el líder de los Black Panthers (Panteras Negras), George Jackson, escribió que la participación en la política electoral de la clase dominante es contraria a la revolución. En medio de una insurrección, eso es claramente cierto, y Jackson creía que, al escribir, había una insurrección en marcha. Sin embargo, cincuenta años de reacción brutal e ininterrumpida después tenemos que examinar la cuestión más profundamente.
Actualmente, el mundo se enfrenta a una transición de la producción industrial, basada en el trabajo humano, a una producción sin mano de obra humana, basada en la inteligencia artificial y la automatización. Esta revolución económica ha sacado a millones de trabajadores de la economía formal. Su lucha para asegurar sus necesidades básicas está desatando una revolución social, que cada vez más los enfrenta al Estado, pero esta lucha aún está dispersa y no ha llegado, en los últimos años, a la etapa de una insurrección.
Esto se debe a que una revolución no puede llegar a su fin sin un cambio en la perspectiva de la mayoría de la clase trabajadora. Y no se puede cambiar la forma de pensar con un decreto o una ráfaga de propaganda. La conciencia se desarrolla por etapas, según el nivel de experiencia y organización que haya desarrollado la clase trabajadora.
El punto de partida en tales tiempos es el vínculo de los revolucionarios con las demandas de los trabajadores por las necesidades de la vida. Dada la larga historia de las luchas electorales en Estados Unidos, esto necesariamente conlleva conectarse con ellos cuando luchan por sus demandas en el ámbito electoral.
LAS ELECCIONES TIENEN CONSECUENCIAS
En una sociedad de clases, las verdaderas cuestiones del poder de clase no se resuelven ni pueden generalmente resolverse mediante elecciones. Pero las elecciones de la clase dominante ofrecen uno de los campos más amplios disponibles para la participación de los trabajadores en la lucha política. Pueden impactar dramáticamente la vida de los trabajadores y los resultados de sus luchas sociales—y a menudo así es. Los resultados en los diez estados donde el derecho al aborto está en la boleta electoral de noviembre significarán literalmente la vida o la muerte para las mujeres, especialmente mujeres embarazadas, en esos estados. Además, las medidas electorales que abordan el salario mínimo y la licencia por enfermedad remunerada en Missouri, Alaska y Nebraska elevarán el nivel de vida de los trabajadores.
Por otra parte, la aprobación de la draconiana Proposición 36 de California condenaría a prisiones estatales a decenas de miles de trabajadores, principalmente afroamericanos y latinos, por violaciones menores que actualmente son delitos menores. Aunque es más complicado, la composición de las legislaturas y consejos estatales y locales también tiene consecuencias reales para las políticas que pueden mejorar o destruir vidas humanas. Las intervenciones cada vez más directas de los multimillonarios, incluso en la política local, son una prueba más de lo que está en juego cuando decidimos votar y por quién.
A nivel nacional, la gente no se atreve a ignorar el peligro de que salgan victoriosos los partidarios del plan dictatorial Proyecto 2025. El Proyecto 2025 aumenta dramáticamente el peligro que plantea una nueva presidencia de Trump por su estrategia de rodearlo de funcionarios fascistas altamente dedicados y competentes. La “deportación masiva” que promete de 15 millones de personas sería el mayor desplazamiento forzado en la historia de la humanidad, aparte de la Segunda Guerra Mundial. Y las amenazas de deportar y/o internar a todos los manifestantes son mortalmente graves.
Dado que las elecciones repercutan en las políticas que siguen, la clase dominante está suprimiendo agresivamente el derecho al voto y haciéndoles a los jóvenes creer que votar no cambia nada. El privar a los votantes del derecho al voto se trata de desarmar a la clase trabajadora, especialmente a la gente de color, y abrir la puerta a aplastar su resistencia reinstituyendo la violencia extrema de la época de Jim Crow.
Las campañas electorales son también un campo de batalla decisivo en la lucha de ideas. La clase dominante invierte decenas de miles de millones de dólares para utilizar las elecciones para promover incansablemente su mensaje de racismo, división, odio de clases y guerra. Los revolucionarios tienen la responsabilidad de utilizarlos igualmente militantemente para promover la unidad de clase, la organización política de clase y la visión de una sociedad pacífica y cooperativa.
SURGEN TERCEROS
La participación de la clase trabajadora en el campo político para luchar por sus necesidades básicas está ayudándole a desarrollar la confianza en sí misma como fuerza social. Tal como dijo la escritora Alice Walker, la forma más común de la gente renunciar su poder es pensar que no lo tiene. Una campaña electoral representa una poderosa oportunidad para los trabajadores acumular sus propios conocimientos y experiencia.
El movimiento social está polarizando al Partido Demócrata y, en última instancia, creando las condiciones para el surgimiento de un tercer partido significativo, compuesto por fuerzas que actualmente están dentro y fuera del ambito de los demócratas. Esto acelerará la ruptura de las viejas alianzas de los trabajadores con las corporaciones demócratas, a la vez que servirá de vehículo para unir las dispersas luchas económicas en luchas políticas unidas. No debemos permitir que las diferencias tácticas actuales, por ejemplo sobre la campaña de Harris, dividan a los que luchan contra el fascismo y por la independencia política a largo plazo.
Hasta cuando convocamos a la gente para que voten, es probable que las consecuencias de las elecciones de noviembre pongan a prueba nuestra capacidad para regresar inmediatamente a tácticas no electorales. Si ganan Trump y el Proyecto 2025, es posible que ni siquiera volvamos a tener elecciones por mucho tiempo. Y si gana Harris, probablemente tendremos que llevar la lucha a las calles para garantizar que se respeten los resultados y que Harris realmente asuma el cargo. Y si gana Harris, tendremos que seguir luchando para obligarla a proteger a los migrantes y al planeta y para redirigir el presupuesto militar del genocidio en el extranjero a la satisfacción de las necesidades humanas aquí.
Es la hora de organizar colectivos de revolucionarios locales, regionales y nacionales para revisar lo aprendido y planificar los próximos pasos. La revolución crece sobre la base de un movimiento práctico continuo contra todas las estructuras de opresión, orientado en última instancia por la visión de una nueva sociedad basada en la abundancia posible gracias a los avances tecnológicos. El sistema actual está hecho para aplastar nuestra humanidad, pero hasta que tengamos el poder político para abolirlo, tendremos que utilizar todas las formas conocidas disponibles, incluso las elecciones, para alcanzaar el poder necesario para crear el mundo mejor en el que creemos.
Publicado el 24 de octubre de 2024
Este artículo se originó en Rally!
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