Abraham Lincoln emitió la Declaración de Emancipación el 1 de enero de 1863, a mitad de la Guerra Civil. La guerra se había librado para determinar qué forma de dominio capitalista prevalecería sobre el país, si una basada en el trabajo esclavo o una basada en el trabajo asalariado. Pasarían dos años más antes de que la abolición llegara a Texas y los esclavizados de Galveston recibieran la inesperada buena noticia de su libertad. La “libertad”, sin embargo, era condicional. La Orden General N.º 3 decía que “la conexión hasta ahora existente [entre] antiguos amos y esclavos” se convertiría en “la existente entre empleador y mano de obra contratada” y “se aconseja a los libertos que permanezcan tranquilamente en sus actuales hogares y trabajen a cambio de un salario.” Los antiguos esclavos debían ser empleados “para que la presente cosecha pueda ser asegurada” pero estarían obligados a viajar con pases o permisos expedidos por sus empleadores. Así pues, la “libertad”, sin duda un paso adelante en la suerte de los antiguos esclavos, era en verdad un concepto y una realidad relativos.
Es esta fecha de la Orden General N.º 3, el 19 de junio de 1863, la que celebramos como Juneteenth. Muchos de los esclavos de Texas (que ya era un estado esclavista) habían sido llevados allí por “amos” que esperaban poner distancia entre ellos y el ejército de la Unión. Juneteenth marcó una nueva apertura crítica en la lucha por la libertad, una declaración formal en una lucha que se libraba desde el nacimiento del país, construido en gran parte sobre el trabajo forzoso y no remunerado. El movimiento antiesclavista tenía múltiples frentes, pero el más importante era la resistencia que presentaban los propios esclavos en forma de sabotaje, huida, rebelión y lucha organizada. Entre los siglos 17 y 19, los africanos y afroamericanos esclavizados planificaron y llevaron a cabo cientos de revueltas.
Desde que el terremoto histórico de la Revolución haitiana reordenó el mapa social (y otros mapas) de finales del siglo XVIII y principios del XIX, los esclavistas, terratenientes y otros capitalistas lucrándose de la esclavitud vivían con un miedo atroz a los levantamientos de los esclavos. La Revolución Francesa, a la que está vinculada la Revolución Haitiana, no sólo supuso la sentencia de muerte de la sociedad feudal aristocrática. La sociedad burguesa ascendente también temía a los trabajadores, y el espectro del levantamiento de la mano de obra esclava negra en su propio beneficio le producía escalofríos. En Estados Unidos, la represión contra la resistencia de los esclavos fue salvaje. Esta represión se extendió a sus aliados, que incluían a los obreros y trabajadores blancos del Sur y a otros del Norte que se oponían a la esclavitud ideológicamente o por razones prácticas, al entender que la labor esclavista socavaba el sustento, el nivel de vida y los derechos de todos los trabajadores.
Un estudio de 2019 reveló que de las 4.467 personas linchadas en Estados Unidos entre 1883 y 1941, 1.082 eran gente blanca (Seguin, Charles; Rigby, David, “National Crimes: A New National Data Set of Lynchings in the United States, 1883 to 1941”). El Ku Klux Klan nació tras la Guerra Civil y surgió en el periodo posterior a la Reconstrucción, cuando el capital del Norte y el capital del Sur hicieron un pacto para mejor explotar a los trabajadores de todo el país, utilizando la división social en base al color del obrero para debilitar la organización laboral (y, por tanto, los salarios) y la resistencia de los trabajadores en todas partes. Jim Crow—el terror absoluto, desenfrenado y despiadado—se instauró en el periodo posterior a la Reconstrucción. Incluso con el desmantelamiento formal de esta forma estadounidense de apartheid y represión sancionada, el terror continúa hasta nuestros días, ya sea a través de fuerzas institucionales, como la policía, el sistema judicial y el encarcelamiento masivo, o de la chusma fascista extralegal.
El Jim Crow del siglo XIX ha desaparecido, pero su progenie sigue imponiendo su horrible obra, desde la masacre de Tulsa hace un siglo, hasta el asesinato de cuatro niñas en una iglesia baptista de Birmingham hace más de medio siglo, pasando por el asesinato de George Floyd, Breonna Taylor y tantos más en tiempos recientes. Así pues, la lucha por la libertad verdadera y completa de los afroamericanos continúa hasta nuestros días. Como antes, no se puede ganar mientras la clase dominante consiga dividir a los trabajadores, a los negros de los blancos, los nacidos en el país de los inmigrantes, los documentados de los indocumentados. Juneteenth se convirtió en un día feriado federal en 2021, gracias a la voluntad política de la rebelión multirracial de 2020 contra el racismo sistémico, que exigió el fin de los asesinatos de personas negras a manos de la policía y la transferencia de fondos gubernamentales del apoyo a la violencia de Estado a las necesidades humanas esenciales.
En última instancia, la libertad frente a la necesidad no puede darse mientras una pequeña clase de propietarios controle la sociedad. La gente lucha por sus hogares, por una Tierra sostenible, por una alimentación sana y asequible, por atención médica, educación y cultura. Los afroamericanos y otras personas de color siguen estando desproporcionadamente desfavorecidos en casi todos los ámbitos, mientras persisten el trabajo infantil y otras formas de trabajo forzoso y no remunerado. Tenemos que seguir luchando para hacer plenamente realidad la promesa de Juneteenth.
Publicado el 27 de junio de 2024
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