Por el Comité de Vivienda y Personas Sin Hogar de Los Ángeles
California tiene una sórdida historia de criminalizar a los pobres y a los sin techo con leyes de los años 1870 prohibiendo sentarse, recostarse, dormir y acampar. Justo después de abolirse la esclavitud en 1865, el Código Penal 674e declaró que “Ninguna persona ha de sentarse, recostarse o acampar en propiedad pública o privada sin permiso del propietario.” PC 647e entró en vigor en 1872 y sigue vigente, sirviéndoles de criterio a los condados y municipios para sus ordenanzas locales contra sentarse, dormir y acampar.
El código municipal 41.18 surgió del PC 647e a principios de los años 30, durante la Gran Depresión. El Departamento de la Policía de Los Ángeles (LAPD) lo utilizaba como herramienta de control social en las comunidades de color, reglamentando quién y qué podía estar en la propiedad pública. Poco después de que el Movimiento por los Derechos Civiles logró la abolición de la segregación de Jim Crow, se añadió el artículo D, otorgándole aún más poder al LAPD para supervisar quién y qué podía estar o no estar en los espacios públicos.
En 2005, en el caso de Jones vs. la Ciudad de Los Ángeles, un tribunal federal declaró a la ciudad culpable de violar la Octava Enmienda de la Constitución de E.U. prohibiendo los castigos crueles e inusuales. Como el municipio carecía de suficiente vivienda para la gente, tuvo que dejarla dormir en la calle entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana hasta que construya 1,200 unidades de vivienda permanente. Con menos de 180 tiendas de campaña en Skid Row (la zona de gente sin techo), era el momento idóneo para que el municipio empezara a invertir en la vivienda para ellos. En su lugar, los funcionarios municipales tomaron la peor decisión posible: arrojar a la policía sobre el problema.
El jefe de policía Bill Bratton, con su teoría de las ventanas rotas, recibió luz verde para lanzar la “iniciativa de ciudades más seguras”. Pronto convirtieron a Skid Row en la comunidad más vigilada del mundo. La policía realizaba un promedio de 1,300 citaciones y 750 detenciones al mes. En los primeros tres años hubo 36,000 citaciones y 27,000 detenciones—todo esto en una zona de 15 cuadras de sólo 1,300 personas y a un costo anual de más de $100 millones. En los próximos 10 años, el 85% del presupuesto para los sin techo de la ciudad también iría a parar al LAPD, ¡además del 54% del presupuesto general del municipio!
La persona más detenida de Skid Row es una mujer afrodescendiente de mediana edad llamada Ann Moody, arrestada 108 veces por violar la ordenanza 41.18d. Los activistas dicen que Los Ángeles merece el premio de “la ciudad más mezquina” por vigilar con mano de hierro a los sin techo de Skid Row. El National Law Center realizó su propio informe sobre el número de personas detenidas. Central Division cobró fama de ser “la peor comisaría de Estados Unidos”, con el mayor número de detenciones, el peor registro de arrestos, el mayor número de multas y el mayor número de incidentes de brutalidad.
Aun después del caso Jones, un tribunal federal halló a Los Ángeles culpable cinco veces más por violar las enmiendas Primera, Cuarta, Quinta, Octava, Decimotercera y Decimocuarta, en los casos contra la ciudad presentados independientemente por Fitzgerald, Tony Laven, Carl, Garcia y L.A. Alliance for Human Rights.
En todos, Los Ángeles sería declarada culpable. Los funcionarios municipales “rebotaban las tácticas”, es decir, atacaban a personas sin hogar, luego sus propiedades y, por último, los campamentos.
De parte del capitalismo, lo mismo de siempre
En tiempos en que no se construye, justamente, vivienda para todo el mundo y en que a diario mueren cinco personas sin hogar en Los Ángeles, vemos como nos vienen ¡con el mismo cuento de siempre! Al igual que se utilizaron leyes racistas y selectivas para dividir y controlar socialmente a nuestros antepasados, se usa hoy el mismo tipo de leyes para atacar a los pobres y los sin techo. El municipio hace redadas contra ellos, sus propiedades y sus campamentos, emitiendo órdenes de “alejamiento” para expulsar a los residentes. Muchas veces significa echarlos fuera de la comunidad en que crecieron, y donde viven sus vecinos y familiares. También los destierran de parques, escuelas, bibliotecas, albergues, autopistas, rampas, túneles, puentes, metros y vías férreas. Afectan a un total de 2,000 lugares y más de 88 millas cuadradas de la ciudad. Mientras tanto, los constructores atacan y arrasan comunidades y culturas; la policía acosa y desplaza a los jóvenes y citan a vendedores ambulantes, quitándoles los carritos de comida. Todo es una lucha, y los sin techo, ciudadanos de tercera o cuarta categoría. Fijándonos bien en el lenguaje que emplea la ciudad, lo que dice y cómo trata a la gente, es como si tuvieran una categoría de ciudadanía aparte. Cuando los sin techo van a los hoteles, les quieren sacar el televisor de la habitación. Ellos protestan, “¡Se llevan todo de donde vivimos!”
Interviene la policía. Somos la clase en que no se confía, triplemente vigilada. No nos tratan como ciudadanos normales. Económicamente, nos tratan como si no tuviéramos inversiones. Eres más un lastre que alguien que apoya y hace crecer la comunidad y la economía; no contribuyes. ¿Cómo podemos vincular todo esto a otras luchas librándose por toda la ciudad? Una de nuestras ideas tiene que ver con la tierra y la propiedad. Por ejemplo, siempre andan diciendo, “Ve allí. Ve allá.” Pero nunca hay a dónde ir. Los capitalistas se quedaron con toda la tierra. ¿Cómo la recuperamos? Tenemos que empezar a exigir derechos sobre la tierra. La Madre Naturaleza dejó tierra para que todos la viviéramos.
Todo empezó con la propiedad privada, con la colonización. Eso hay que cancelarlo. No podemos dejar que la capitalización y la colonización destruyan y dividan todo entre la gente adinerada. Luego dicen, “Oh, no tienes casa.” Claro que no, ¡si tú te lo robaste todo! Por eso no tengo techo. Devuelve la tierra; entonces no me faltara casa.
Publicado el 29 de agosto de 2023
Este artículo se originó en Rally!
CORREOS. Box 477113 Chicago, IL 60647 rally@lrna.org
Libre de reproducir a menos que se indique lo contrario.
Incluya este mensaje con cualquier reproducción.