Una clase gobernante minúscula está acumulando cada vez más riqueza mientras se despiden o se relegan a millones de trabajadores a los márgenes de una economía moribunda. Esta extrema polarización económica se debe a la transición de la mano de obra humana a la producción electrónica. El trabajo asalariado es la relación económica fundamental de la sociedad capitalista. Se está volviendo obsoleto en el proceso de producción. Sin embargo, la producción electrónica permite que la abundancia y la cooperación—en lugar de la escasez y la competencia—sean lo que nos defina como sociedad humana.
La economía no es sólo un aspecto de la vida humana; es todo aspecto. Actualmente, en todos los procesos laborales y formas de producción, el uso acelerado y a nivel global de la electrónica (los robots, las computadoras, etc.) está destruyendo y poniéndole fin definitivo al sistema económico capitalista mundial. La sociedad en que vivimos se está destruyendo permanentemente, junto a los trabajos asalariados, las ideas, la cultura, las instituciones y las relaciones sociales, todo lo necesario para servir, formar y mantener un sistema económico capitalista que fue desarrollado a lo largo de varios siglos. La consecuente polarización entre la riqueza y la pobreza se está acelerando a un ritmo extraordinario. Mientras tanto está madurando la respuesta social de los trabajadores a sus condiciones de vida en deterioro.
Los que luchan a diario para sobrevivir, sea por la alimentación, el agua, la ropa, el refugio, la vivienda o la salud, constituyen el nuevo y revolucionario sector de la clase obrera, los que no tienen prácticamente nada que perder y que día tras día se enfrentan a la estructura de poder de la clase dominante. La respuesta del pueblo al actual empeoramiento de las condiciones en EE.UU. va madurando en un momento histórico en que una nueva igualdad de pobreza crea la oportunidad para que un sector de los trabajadores se una. Sin embargo, la unidad sólo puede lograrse si los obreros tienen en cuenta la tendencia definitoria, la esencia o el fondo, de nuestro tiempo y empiezan a desarrollar la visión de una nueva sociedad por la cual valga la pena luchar.
El Desarrollar la Conciencia
Hoy día, en toda lucha social, hay crecientes destellos de conciencia, impulsos hacia una comprensión de que la sociedad se compone de una clase dominante y una clase subordinada. Los revolucionarios conscientes tienen que estar íntegramente vinculados a estas luchas, identificados con las metas inmediatas de los combatientes, en tanto que determinan quiénes son los revolucionarios y los arman con una perspectiva estratégica revolucionaria en base al fondo de nuestro tiempo. Para asegurar el futuro, los revolucionarios, en conjunto y a cada paso en el camino, elaboran y llevan a cabo planes para identificar y promover las fases de concientización de los combatientes revolucionarios.
Las clases gobernantes de todas partes les tienen miedo a los disturbios sociales y, aún más, a una rebelión de las masas a nivel mundial. El tema del Foro Económico Mundial, acontecimiento anual de la clase dominante mundial celebrado este año en enero en Davos, Suisa, fue “El nuevo contexto global”. Los asuntos fundamentales discutidos fueron la creciente desigualdad de ingresos, las tensiones mundiales y la economía global. Con perspectiva pesimista, el foro se centró en el sostenido incremento de la desigualdad en los ingresos. Señalaron la utilización de medidas de expansión monetaria cuantitativa en los EE.UU. Este mecanismo se hizo para reducir el crecimiento de la desigualdad de ingresos. Pues fracasó. En otra conferencia afín en el foro, “La faz cambiante del desempleo”, en que se presentaron diversas tácticas para contener la desigualdad en los ingresos, uno de los participantes dijo lo siguiente: “La mayoría de los delegados en Davos esperan que los códigos de barras y los robots reemplacen a los seres humanos a un ritmo acelerado.”
Los veloces adelantos en la tecnología electrónica continuarán reemplazando de forma permanente a más millones de trabajadores. Los que mandan no pueden darle marcha atrás a esto, aún si así lo quisieran. Lo único que pueden hacer es bregar a nivel de tácticas con los consecuentes resultados de polarización económica, social y política. En EE.UU., se ha establecido objetivamente el fascismo del siglo 21. Las corporaciones están completamente integradas al aparato del estado.
Este fascismo moderno se desarrolló por etapas para impedir el colapso de la economía capitalista. Se evolucionó para administrar y controlar las complejidades de una economía estadounidense integrada a nivel mundial y frágil. Es una forma de gobernar que ofrece protección a la propiedad privada capitalista y el desarrollo posterior de la faceta subjetiva del fascismo. Las tensiones globales crecen, aumentando la amenaza de una guerra mundial, y la economía global se tambalea al borde de otro declive. Si se da la crisis, podría hacer avanzar una convergencia de fuerzas gubernamentales, militares y abiertamente fascistas con miras a pasar a la plena ofensiva fascista.
Una Estrategia Para Ganar
La estrategia se define como la dirección en que se debe apuntar el golpe decisivo para lograr la meta deseada. Las tácticas son una parte de la estrategia, subordinadas a ella y facilitándola. El movimiento tiene ante sí dos vías estratégicas que tomar. Una es aceptar la estrategia de la clase gobernante para mantener un sistema de propiedad privada, desviando los impulsos revolucionarios de nuestra clase de nuevo hacia la lucha por reformar un sistema sin reforma posible.
Sin embargo, no se puede dar marcha atrás al reloj, derrocar el fascismo y restaurar la democracia. El modo de producción e intercambio capitalista no es compatible con los nuevos medios de producción electrónicos. Sólo hay una solución, una forma de obtener la verdadera democracia y las necesidades vitales: luchar por la propiedad pública de los nuevos medios de producción electrónicos y socialmente necesarios y así poder construir una nueva sociedad comunista, cooperativa y económicamente compatible.
La clase dominante está a la defensiva estratégicamente debido a que los nuevos medios de producción electrónicos están destruyendo el sistema económico capitalista. Su objetivo estratégico es la protección de la propiedad privada. Ésta es su última línea de defensa y es, a la vez, su punto más débil. En términos de la táctica, la clase gobernante está a la ofensiva, buscando reprimir y dividir a los trabajadores e impedir su unidad en torno a intereses de clase mutuos.
Estratégicamente, nuestra clase está a la ofensiva. Es así porque los nuevos medios de producción electrónicos constituyen la base económica de la producción con abundancia y la creación de un mundo sin propiedad privada. Hay gran agitación social ante lo que está pasando, pero nuestra clase está a la defensiva tácticamente porque intenta recuperar el terreno perdido. Busca hacer que el capitalismo funcione porque sus combatientes no tienen consciencia de las nuevas oportunidades que ofrece el fondo de nuestro tiempo, y por lo tanto no toman en cuenta estas oportunidades.
Los revolucionarios conscientes tienen que ofrecer una visión de lo que es posible y una estrategia para lograrlo. Nuestra clase tiene que ajustar sus tácticas a su estrategia. Esto significa pasar de las tácticas defensivas a la ofensiva, luchar por el futuro y una nueva sociedad que sea compatible con los nuevos medios de producción electrónicos. La lucha por la abolición de la propiedad privada y la conversión de los medios de producción socialmente necesarios en propiedad pública son conciliables con los intereses estratégicos de nuestra clase.
Los artículos de “Pieza clave” ayudan a explicar un concepto fundamental del proceso revolucionario, retando al lector a que explore su aplicación al trabajo político en la actualidad.
noviembre/diciembre 2015.Vol25.Ed6
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