La migración global está en ascenso. Se calcula que 281 millones de personas andan en busca de seguridad y supervivencia básica. Sus países han sido convulsionados por guerras, el cambio climático, lo imposible de vivir de la tierra y el miedo a sus gobiernos. Así es la historia de EE.UU., donde viven 44.8 millones de personas nacidas en otras tierras. En el resto de las Américas—Honduras, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Haití y otros países—años de imperialismo y la interferencia política de EE.UU. también han provocado desplazamientos en masa.
Las corporaciones van donde les den la gana sin sufrir las penurias de la gente luchando por su futuro y el de sus hijos. No hace mucho, esta cita en la Estatua de Libertad se veía como el ideal de nuestro país de inmigrantes: “Dame tus cansados, tus pobres, tus masas amontonadas gimiendo por respirar libres”. Hoy, la frontera entre EE.UU. y México se ha convertido en lo contrario, zona en que a diario políticas fascistas asaltan los derechos humanos de miles de personas.
Los residentes norteamericanos cruzan la frontera bajo vigilancia. Los inmigrantes, especialmente los centroamericanos, huyendo de la pobreza y la violencia de los carteles de narcotraficantes y los gobiernos, enfrentan allí la respuesta militarizada de México y EE.UU. Se deportan a miles de EE.UU. sin comparecer ante un juez. Se han deportado a niños viajando solos, para volver a la violencia de la que huían. Se albergan familias en tiendas de campaña, careciendo de necesidades básicas y por meses, mientras esperan una solicitud de entrada a EE.UU., viviendo más violencia. El incremento en el número de arrestos, detenciones y deportaciones sólo beneficia a las corporaciones que explotan a los pocos desesperados afortunados que consiguen trabajo.
Desde establecer el Departamento de Seguridad Nacional en 2003, el gobierno federal ha gastado unos $324 millones aplicando su política de inmigración. Mientras tanto, las prisiones con fines de lucro, los centros de detención de inmigrantes y las compañías de vuelos aéreos devolviendo la gente deportada a sus países tenían garantizados aún más fondos públicos. Un reciente informe del Instituto de Políticas sobre Inmigrantes halló que las agencias encargadas de aplicar la ley de inmigración recibieron $24 billones en 2018, $4.4 billones más que en 2012. Representa un 34 por ciento más que los $17.9 billones designados a todas los demás organismos principales encargados de aplicar las leyes criminales federales, incluyendo el FBI, la Administración para el Control de Drogas, el Servicio Secreto y la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
Llevando el fascismo a la frontera
Entre 2003 y 2018, los gastos de ICE (Inmigración y Aduanas, a cargo de la inmigración y la aplicación de la ley fuera de la frontera) crecieron un 85%, de $3.3 billones a $7.4 billones. ICE constantemente engaña a los apropiadores, incurre en el mal manejo de fondos e ignora los intentos de supervisión del Congreso. En su solicitud presupuestaria anual, ICE falsamente sostiene que tiene necesidades adicionales, afirmando que tiene bajo custodia una creciente población inmigrante. Aparte de exagerar las necesidades operativas, ICE habitualmente funciona como un organismo libre de la supervisión del Congreso, como si los contribuyentes les escribiéramos un cheque en blanco. Rutinariamente sobrepasa su presupuesto para hacer cumplir la ley y realizar detenciones y luego de pedir al Congreso que lo rescate.
En 1925 Hitler escribió en Mein Kampf sobre su admiración por las leyes de inmigración de EE.UU. Bajo el nuevo fascismo norteamericano que la clase gobernante está desarrollando, el tratamiento de los inmigrantes es aún peor. El descomunal aumento en el financiamiento del CBP (Protección de Aduanas y la Frontera) ha ido transformando las comunidades en la frontera del sur en una zona fuertemente militarizada, duplicándose el número de agentes fronterizos entre 2003 y 2016. Una ley poco conocida de 1953 definió la frontera como una región que se adentra 100 millas en el lado estadounidense, permitiendo detener e interrogar sobre su situación legal a inmigrantes y hasta a ciudadanos.
Hoy, va en aumento el uso de esa fuerza. Esta “autoridad” abarca a 200 millones de personas en EE.UU., concediéndole a ICE la capacidad de funcionar como una fuerza policial nacional fascista. Después del asesinato de George Floyd en 2020 a manos de la policía de Minneapolis, se desplegaron las fuerzas tácticas de la policía en la frontera (BORTAC) contra las protestas allí, en Washington, D.C. y en Portland, Oregon. United We Dream informa que ICE tiene acuerdos con 78 agencias de orden público locales en casi la mitad de todos los estados, otorgando la autoridad para hacer cumplir la ley de inmigración a 1,514 policías.
La Explotación
Siempre se han usado las leyes de inmigración como una forma de controlar empleos, garantizando la explotación de inmigrantes y, así, manteniendo precarias las condiciones de vida de todos los trabajadores. La clase dominante ha asegurado especialmente las ganancias en la agricultura, super explotando la mano de obra inmigrante. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994) causó el desplazamiento de pequeños agricultores en México cuando se inundó el país de maíz a bajo costo del medio oeste norteamericano producido con cosechadoras mecánicas y subsidios del gobierno. No pudiendo competir, muchos de estos agricultores se convirtieron en “trabajadores huéspedes” en EE.UU. o se unieron a los millones de indocumentados.
En 2020, en un discurso a los productores, el secretario de Agricultura bajo Trump, Sonny Purdue, describió el propósito de H-2A, el programa de trabajadores huéspedes en la agricultura, como “separar la inmigración, que es el deseo de la gente de ser ciudadanos, de un programa legal temporero para trabajadores huéspedes . . . Eso es lo que necesita la agricultura y es lo que nosotros queremos. No ofende a la gente en contra de los inmigrantes porque no quiere ver más inmigrantes aquí”. Esta discriminación continua queda clara en la propuesta de la Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola de 2021, que se someterá a votación en el Senado de EE.UU.
La propaganda en contra de los inmigrantes ignora sus contribuciones financieras y que son mal pagados. Se calcula que la mitad de los inmigrantes indocumentados trabajan con números de Seguro Social falsos, lo cual significa que están pagando impuestos al Seguro Social. El ITEP (Instituto de Impuestos y Política Económica) calcula que los gobiernos estatales y locales reciben $11.74 billones al año en diversos impuestos y tarifas pagados por inmigrantes indocumentados. Sin embargo, ellos no reciben Seguro Social ni otros beneficios. Básicamente, están subvencionando a trabajadores norteamericanos jubilados.
Además, el dinero que inmigrantes documentados e indocumentados envían a familiares en sus países de origen se ha convertido en el sustento de muchos países en vías de desarrollo, que, de lo contrario, enfrentarían aún más pobreza y emigración. México recibió $36 billones en 2019 y $40.6 billones en 2020; Guatemala, Honduras y El Salvador recibieron $17 billones sólo en 2019 (un récord). A nivel mundial, ¡estas remesas ascendieron a $500 billones! Las compañías al frente de esta industria de transferencia de dinero ganan billones más.
El muro de Trump era una distracción política y una maniobra para consolidar su base política, especialmente el sector defendiendo la supremacía de la raza blanca. Sin embargo, hay que recordar las acciones antiinmigrantes de presidentes Demócratas como Bill Clinton, cuyo proyecto de ley de 1996, IIRIRA, estableció la maquinaria de deportación que la organización de derechos humanos Human Rights Watch dijo “eliminaba defensas críticas contra la deportación y sometía a muchos inmigrantes más, incluyendo a residentes permanentes legales, a la detención y deportación”. En 1993, también extendió la valla de 325 millas en la frontera entre EE.UU. y México. La administración de Obama deportó a 2.5 millones de personas, más que cualquier otro presidente, haciendo que los activistas lo bautizaran el “Deportador en Jefe”.
Sea bajo administraciones Demócratas o Republicanas, las políticas de inmigración siempre han servido los intereses de la clase dominante. En épocas anteriores, su meta era traer al país mano de obra barata para luego echarla fuera. Hoy, forma parte de nuevos métodos fascistas para controlar los desposeídos en ambos lados de la frontera. La separación de familias, enjaular a los niños, las expulsiones inmediatas sin proceso legal y las exclusiones (Código de EE.UU., Título 42) achacadas al COVID 19, todo esto forma parte de un sistema inmoral de explotación y muertes innecesarias.
¿Qué hay que hacer?
Los ataques contra inmigrantes/migrantes y refugiados no sólo son inmoral en sí sino que forman parte de la transición por parte de la clase dominante hacia métodos de gobierno fascistas. Puede parecer un ataque sólo contra la población migrante, pero en realidad es un ataque contra los derechos democráticos y, así, contra toda la clase trabajadora. Los fondos públicos no han ido a satisfacer necesidades sociales sino a la tecnología y están en manos de corporaciones militares. Nuestra fortaleza está en la unidad de clase.
Hay una creciente resistencia, como el activismo por el “derecho de quedarse” en tierras natales y las movilizaciones en la frontera EE.UU./México. Tenemos que apoyar sus demandas y mostrar nuestra unidad de clase exigiendo la abolición de ICE como primer paso para acabar con todos los aspectos de la militarización de la frontera. Tenemos que demandar la derogación de los Protocolos de Protección de Migrantes y asegurar el proceso legal debido a la gente buscando asilo. El gobierno tiene que reunir a todas las familias que separó y presentar una verdadera reforma migratoria para todos aquellos que han estado viviendo en y contribuyendo a los Estados Unidos.
La gente en EE.UU. y en todas partes tienen las mismas necesidades y exigencias, y todos forman parte del mismo proceso revolucionario objetivo. Al unirnos en defensa de los inmigrantes y en contra de toda política fascista utilizada contra nosotros, fortalecemos la lucha de todos por vivir libres de la pobreza y la violencia gubernamental. Tomemos un paso hacia una sociedad libre de la explotación, la discriminación y la dominación clasista. AC
mayo/junio 2021. vol.31. Ed3
Este artículo originó en Rally, camaradas!
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