Una revolución económica mundial ha hecho que una revolución política mundial sea inevitable. La pregunta que surge es: ¿Qué tipo de revolución será? Las organizaciones se crean para dar respuesta a tal pregunta. El desarrollo de una organización para garantizar que la lucha sea por los intereses de la humanidad representa una inmensa tarea histórica.
Si bien es cierto que el movimiento revolucionario nunca ha enfrentado una situación como la que existe actualmente, nuestra fortaleza proviene de la continuidad de la comprensión científica y de los principios de la política y la estrategia revolucionaria. Nos basamos en la historia para poder asumir las tareas y las responsabilidades propias de este momento. Los revolucionarios que proceden desde la objetividad de la lucha emergente —no sus características — pueden desarrollar la conciencia del movimiento en el proceso para mantenerlo en su trayecto objetivo hacia la lucha y la resolución política.
Este momento impulsa hacia adelante a decenas de miles de personas que están buscando una forma de contribuir al progreso de la humanidad, que desean politizar y educar a las personas sobre sus verdaderos intereses. Esta etapa es de preparación para la lucha por la conciencia sobre los intereses de clase, para un programa que aborde esos intereses, para la necesidad de que el poder político reorganice a la sociedad, y para una visión sobre una nueva sociedad.
Este es el momento para que una organización de revolucionarios desarrolle el liderazgo estratégico, para lograr que la gente se inspire mediante una visión de la nueva sociedad. Los revolucionarios ingresan a toda lucha social con un mensaje propagandístico que empodera a la gente con la conciencia necesaria para luchar por esta nueva sociedad y su responsabilidad de llevar a cabo su función en la historia.
Este movimiento revolucionario está dentro del proceso de dar un salto hacia una nueva calidad de la lucha. El movimiento no puede dejar de hacerlo, ya que es la expresión subjetiva o política del salto para pasar de la industria a la economía electrónica. El salto para pasar de aparatos y mecanismos que ahorran mano de obra a aquellos que la reemplazan en el proceso productivo capitalista es lo que cambia su calidad.
Los revolucionarios trabajan en la parte subjetiva del proceso, que es la respuesta de la gente ante sus condiciones en constante cambio. Este proceso pasará por diferentes etapas cuantitativas. En cada una de estas etapas, los revolucionarios tendrán que reagruparse en torno a nuevas bases. La revolución en la economía está repercutiendo en todo el mundo. Las cosas no pueden permanecer tal como están, ni tampoco pueden regresar al pasado. Tendrá que surgir una revolución política para lograr que la sociedad se alinee con la nueva economía y el resultado dependerá de la conciencia de los combatientes.
La revolución electrónica en la producción, aunada a la crisis cíclica, da origen a un colapso sin precedente del sistema capitalista. El fascismo está surgiendo objetivamente como la única superestructura política posible para que el poder corporativo se adueñe de la economía. El mismo surge dentro de la lucha de la clase capitalista — una clase que en sí misma se está transformando— para alinear la superestructura política con las relaciones productivas que están cambiando.
Actualmente, el Estado tiene que introducirse en el rumbo y en la gestión de la economía. La nacionalización es una forma mediante la cual la clase gobernante puede mantener, proteger y promover las leyes y la inviolabilidad de la propiedad privada ante la destrucción del sistema capitalista.
La lucha sobre a quiénes pertenecen los intereses a los que sirve la nacionalización es un área en la que los obreros pueden pasar de sus luchas económicas dispersas contra las corporaciones a luchas políticas unidas contra el Estado. Es en esta lucha en torno a la nacionalización que los obreros comenzarán a reconocerse a sí mismos como una clase y se darán cuenta de que la lucha para establecer una economía comunal es la solución definitiva.
La tarea de una organización de revolucionarios es formar parte de los esfuerzos históricos dirigidos a transformar las luchas dispersas de defensa en una fuerza política unida y consciente. Nuestra táctica es participar en el proceso mediante el cual se pasa de lo defensivo a lo ofensivo. Nuestro objetivo es utilizar este proceso espontáneo para preparar a la gente para que recuperen su país al asumir el poder estatal y al transformar las relaciones de propiedad para que esta deje de ser privada y pase a ser pública.
Los revolucionarios crean y utilizan las formas organizacionales para crear las condiciones subjetivas necesarias que permitan que avance el proceso objetivo. Los factores subjetivos de la conciencia, el rumbo, la ideología y las metas trazadas solo pueden introducirse mediante los revolucionarios que participan en el proceso objetivo. Asimismo, los revolucionarios deben desarrollar la visión, la ciencia, la estrategia y el rumbo necesario para la clase obrera. El primer paso será identificar al sector decisivo en términos políticos en cualquiera de estas etapas — ese segmento de la clase que puede lograr que avance el proceso.
El programa de la Liga de Revolucionarios por una Nueva América proviene del estudio constante del verdadero movimiento social y económico. Asimismo, el programa expresa políticamente la profunda revolución económica que va moldeando al mundo de manera diferente. Nuestra estrategia proviene de nuestro análisis de que la sociedad se encuentra en el período de un salto de una relación económica y social a otra. A través de su misión, estrategia y táctica, la Liga de Revolucionarios busca lograr la primera etapa necesaria en la línea de la marcha hacia la consecución del objetivo final —unir a los revolucionarios dispersos con base en las demandas de la nueva clase de obreros, educarlos y convencerlos para que participen en la resolución cooperativa y comunista del problema.
El hecho de crear y de inculcar en los estadounidenses una visión requerirá del esfuerzo colectivo, del razonamiento y de las destrezas de todos los revolucionarios que buscan poner fin a la destrucción que nos rodea para construir un mundo nuevo. El futuro de la humanidad depende de esto.
Los artículos de “Pieza clave” ayudan a explicar un concepto fundamental del proceso revolucionario, retando al lector a que explore su aplicación al trabajo político en la actualidad.
marzo/abril 2017. vol.27. Ed2
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