Unos 44 millones de personas carecen de seguro médico y otros 38 millones no tienen suficiente cobertura. A un número cada vez mayor de nuestros hijos se les niega una educación de calidad, y ademas ellos pasan hambre. Las familias sin hogar constituyen aproximadamente el 34 por ciento de la población desamparada en el país. A lo largo de un año, alrededor de 1.6 millones de niños viven sin techo propio. Y más de una vez durante la última década, desde las áreas rurales de California central hasta los condados de la ciudad de Nueva York, unos 63 millones de personas (casi una quinta parte de la población) fueron expuestas a agua potencialmente no potable. Además, hay 1.6 millones de personas que no tienen acceso adecuado al agua. En todo el país, hay comunidades que sufren brutales consecuencias a causa del cuerpo policiaco, que se ha convertido en una fuerza de ocupación. Si tú formas parte de la clase trabajadora, estas afectado.
De acuerdo con una encuesta de salida de CNN realizada el día de las elecciones, el 73% de los votantes declaran su opinión que el país se conduce en dirección equivocada. A la vez que presenciamos una polarización tremenda en la economía, donde toda la riqueza se dirige a la clase dominante y toda la pobreza a la clase trabajadora, la vida política del país también se polariza. La incapacidad creciente de varios sectores de la sociedad para costear viviendas, alimentos y agua potable, desenmascara la realidad de la existencia de clases sociales en América. Las divisiones en el país se basan en esta desigualdad y polarización subyacentes. Los intereses de la clase dominante son completamente antagónicos no solo para aquellos que luchan por su supervivencia sino también para los intereses generales de la humanidad.
La clase gobernante aprovecha las elecciones para asegurar sus intereses de clase y medir el desarrollo de cualquier tipo de percepción o consciencia de clase por parte de los trabajadores. Comprenden muy bien las implicaciones de la transformación de una economía con base en la industria empleando a millones de trabajadores a otra, basándose en la producción electrónica-empleando cada vez menos mano de obra humana. Están tomando las medidas necesarias para mantenerse como clase dominante. Defenderán su control sobre los medios de creación de riqueza con tal de retener a toda costa su dominio y privilegios.
Lo que verdaderamente estuvo en juego en las elecciones era esto: ¿podrá la clase trabajadora verse a sí misma como clase social en vez de agrupaciones dispersas con distintos intereses? Hoy día, no se puede ganar ninguna lucha por el cambio si parte de la división de la clase en base al color, el género o la generación. Por otra parte, los asuntos que surgen, que se describen como cuestiones de color, género o generación representan los intereses reales de la clase trabajadora. Bajo la superficie, en comunidades urbanas, suburbanas y rurales, hay una creciente sensación de descontento, la necesidad de un cambio y, a menudo, una expresión inadvertida de esa realidad. Lo más importante es tener una visión de lo que ese cambio llegara a ser.
Vivimos en una época revolucionaria. Todos los días, los oficios que requerían mano de obra humana se ven sustituidos por la automatización. La producción industrial le puso fin al trabajo manual. Ahora, la producción electrónica está reemplazando por completo al trabajo humano y, en el proceso, se está produciendo una abundancia de todo lo necesario para el sostén de la vida. Por eso estamos presenciando el surgimiento del Estado corporativo. Es una nueva forma de Estado que asegura no sólo los intereses de los capitalistas individuales o sectores de la economía—como en el pasado—sino el bienestar corporativo de los capitalistas como clase social.
En el proceso electoral, hubo más discusión sobre de quiénes son los intereses que el gobierno defiende y también acerca del socialismo. Un reciente sondeo de Gallup encontró que el 57 por ciento de los Demócratas ven el socialismo de manera favorable. Las elecciones atraen a la gente por cuestiones económicas, el respaldo a la democracia y los derechos humanos y la oposición al fascismo. Están emergiendo nuevos líderes que se postulan a cargos políticos a nivel local, estatal o nacional. Muchos de ellos son de clase trabajadora impulsados por el empeoramiento de las condiciones que enfrentan. Hicieron campaña bajo diversas etiquetas—Demócratas, Partido Verde, socialistas democráticos e independientes. Pero el denominador común en todas sus campañas fue que están presentando las demandas de la clase trabajadora y exigen que el gobierno satisfaga las necesidades del pueblo.
Si bien pueden criticar a Trump, muchos de los candidatos tienen muy claro que Trump no es el mayor problema. En muchos de los casos, también critican al Partido Demócrata, aun cuando hicieron campaña como Demócratas. Algunos candidatos se apartaron por completo de los Republicanos y los Demócratas al representar partidos alternativos. Se centraron en cuestiones tales como la atención médica, la educación, el agua, los alquileres prohibitivos de alto costo, la falta de vivienda, la destrucción ambiental, los derechos de los inmigrantes, la brutalidad policíaca y los salarios exageradamente bajos para vivir. Básicamente siguieron una plataforma que trata de asegurar la obtención de soluciones a las necesidades básicas del pueblo. Muchos candidatos plantearon la cuestión de qué clase de sociedad vamos a tener y algunos criticaron el capitalismo abiertamente y hablaron de la necesidad del socialismo.
En esta discusión, los revolucionarios conscientes tienen que aportarle una visión a la gente, una visión que ha sido respetada y defendida por mucho tiempo, por ejemplo en 1877 por el antropólogo Lewis Henry Morgan en su libro, La sociedad antigua:
“Desde la llegada de la civilización, la consecuencia de la propiedad ha sido tan inmensa, sus formas tan variadas, sus usos expandido a tal punto y su gestión en beneficio a los dueños tan capaz que se ha convertido, para el pueblo, en un poder ingobernable. … Pero llegará el momento en que la inteligencia humana avanzará hasta dominar la propiedad y definirá las relaciones del estado con la propiedad que protege, al igual que las obligaciones y los límites de los derechos de los dueños. Los intereses de la sociedad son primordiales con respecto a los intereses individuales, y hay que llevar a ambos a una relación más justa y armoniosa. … La democracia en el gobierno, la fraternidad en la sociedad, la igualdad de derechos y privilegios y la educación universal anuncian el próximo, más elevado plano de la sociedad, que la experiencia, la inteligencia y el conocimiento buscan alcanzar.”
Es en el ámbito de las elecciones que los revolucionarios muestran lo que realmente es nuestra sociedad y presentan una visión. Nosotros los trabajadores tenemos que identificarnos con nuestra clase y oponernos a la clase dirigente que difunde la idea de que la única opción es votar por “el menor de dos males”. Está a nuestro alcance una nueva visión de Estados Unidos—sin antagonismos de clase, pobreza, ignorancia, enfermedad y prejuicios. El mal de la privación en medio de la abundancia tendrá remedio cuando se luche por lograr esta visión de igualdad para todos.
noviembre/diciembre 2018.Vol28.Ed6
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