“Imagina a todo el mundo
compartiendo el mundo”
“Imagina” de John Lennon, 1971
Imagina un mundo libre de privaciones. Imagina un mundo sin guerras ni enfermedades ni destrucción del medio ambiente, en que la educación sin límites y la creatividad cultural fueran la norma. Ese mundo ya podría ser posible.
Imagínatelo. No se trata de las fantasías de un iluso. Es precisamente lo que el mundo material le ofrece a la humanidad ahora mismo. Y, por tanto, se trata de las ideas de visionarios con la voluntad política para lograr tal futuro tomando hoy mismo las medidas prácticas tras el poder político que permita construir ese nuevo mundo en un futuro cercano.
Los actuales avances acelerados en la tecnología electrónica están produciendo una abundancia de las necesidades básicas para vivir. El robot es una nueva tecnología sin igual en la historia humana. Produce sin la mano de obra humana. Toda la historia previa de la humanidad exigía el trabajo humano para producir las exigencias de la vida. La humanidad está en medio de un salto—de toda sociedad anterior, fundada en la producción en base a la fuerza laboral humana, a una nueva sociedad basada en la producción sin el trabajo humano. La lucha hoy día es por la distribución de la abundancia creada.
Vivimos en una sociedad capitalista global en que los medios de producción son propiedad privada en manos de la clase capitalista. Los capitalistas contratan trabajadores para que produzcan las cosas. Con los salarios obtenidos, los trabajadores les compran a los capitalistas. Así se supone que funcione el sistema.
Sin embargo, toda la economía capitalista global se interrumpe y se ve debilitada al emplearse en la producción la nueva tecnología electrónica, que no requiere intervención de trabajo humano, y reemplazarse permanentemente a cientos de millones de trabajadores. Éstos se encuentran o expulsados completamente o arrojados al margen de la economía con poca o ninguna capacidad para adquirir las necesidades indispensables de la vida. Estos trabajadores constituyen una nueva clase, producto de los nuevos medios de producción electrónicos. El sistema capitalista, lejos de integrar esta nueva clase, está creándola. Esta creciente clase no puede resolver sus problemas económicos sin que los medios de producción se conviertan en propiedad pública y que la distribución de todo lo producido sea según la necesidad.
La humanidad está pasando por una transición trascendental, un salto fuera de las épocas de todas las sociedades anteriores—erigidas sobre y basadas en el manejo de la escasez—a una cualitativamente nueva creada y fundada en la producción de la abundancia. Nos encontramos en visperas del nacimiento de este nuevo mundo. Sin embargo, surge de la destrucción del mundo anterior.
En los Estados Unidos, decenas de millones de trabajadores se han visto arrojados a los márgenes, o completamente fuera, de la economía. Sin una comprensión política del significado de nuestra época y una visión del nuevo mundo hecho posible por medios de producción electrónicos sin precedentes, sueñan con tiempos mejores.
Los visionarios, a diferencia de los soñadores, se basan en el mundo real. Los revolucionarios tienen que luchar deliberadamente por el futuro. La furia contra la persistente destrucción de la vida no conllevará un cambio. Tenemos que llevar nuestro conocimiento político del papel de nuestra época a las luchas diarias de la nueva clase.
Sólo la abolición de la propiedad privada corporativa puede desatar las maravillas que los nuevos medios de producción electrónicos prometen para el futuro de la sociedad humana. Por su posición social en los márgenes de la economía y la sociedad capitalista, la nueva clase es la única fuerza capaz de acoger la perspectiva política revolucionaria y la visión necesarias para dar rienda suelta a estas nuevas tecnologías automatizadas. Su fin es construir una nueva sociedad cooperativa, basada en la distribución según la necesidad. La primera etapa de desarrollo en la marcha en línea revolucionaria es la de la unidad política de la nueva clase, cuyos miembros comparten igualmente su pobreza. La tarea de los revolucionarios claros es desarrollar su consciencia mientras forjan estos vínculos de unidad de clase.
La nueva clase prácticamente está afrontando una lucha política diaria por su propia supervivencia, al batallar por las necesidades básicas de la vida. No tiene más opción que incorporarse en esta lucha por los requisitos básicos del ser humano. Los revolucionarios pelean codo con codo con nuestra clase para obtener las necesidades inmediatas a la vez que explican la esencia clasista de la lucha. Precisamente se atienden las futuras metas de la revolución con el desarrollo en curso de la consciencia política y la concepción de una nueva sociedad entre los que luchan.
La formación política de la nueva clase como la fuerza revolucionaria dirigente en la sociedad es un requisito indispensable para que pueda llevar a cabo su misión histórica fundamental: tomar el poder político para abolir por completo la propiedad privada y prestar la visión política para erigir una nueva sociedad cooperativa en que se reparta la abundancia producida a toda la humanidad. Sólo una sociedad como esta es compatible con, y capaz de, desatar el potencial inagotable y las maravillas imprevistas de la nueva y revolucionaria tecnología automatizada.
La humanidad ha aguantado una historia de lucha revolucionaria por una libertad inalcanzable bajo las previas condiciones materiales de necesidad. Actualmente, los visionarios y revolucionarios continúan esa lucha por la libertad con una claridad política posibilitada por las nuevas condiciones materiales de abundancia. La humanidad por fin puede cruzar esa frontera y liberarse para asegurar la verdadera libertad humana que el futuro nos ofrece. Tenemos todo un nuevo mundo que ganar.
enero-febrero 2018. vol 28. Ed 1
¡Este artículo se originó en Rally, Camaradas!
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