Los capitalistas dicen que todo va a mejorar en el 2016. Aún con la crisis en la producción de petróleo, dicen que “todo va a salir bien”. Aquí en Texas, se oye que vamos a tener un año de auge económico, ¡como nunca! La expresión que les gusta usar es, “Huelo el petróleo”, pero en verdad quieren decir, “Huelo el dinero”.
La crisis del petróleo
Texas no es una excepción a las leyes económicas fundamentales del capitalismo. El capitalismo no crece más. Es más, está moribundo. En los años 70, cuando las empresas capitalistas aún necesitaban miles de obreros, también hubo una crisis petrolera, parte integral de las crisis cíclicas de sobreproducción en la industria del gas y el petróleo. En Texas de los años 70 a 90, vimos episodios de abundancia y escasez en la industria. De hecho, fueron estas crisis—y la competencia con la producción petrolera del Medio Oriente—que obligaron a los capitalistas a mejorar los medios de producción del gas y el petróleo.
Ahora hay un exceso de petróleo en el mercado mundial. Antes, los EE.UU. importaba el 65% de su petróleo. Actualmente, con la producción local, sólo importa un 40%. Lo han hecho posible nuevos métodos de extracción de gas y petróleo, tecnologías que permiten la extracción del petróleo con un proceso horizontal en lugar de vertical. Se llama fracturación o fractura hidráulica.
George Mitchell, el magnate billonario del petróleo de Texas, es el “genio”, el “Padre de la fractura hidráulica”. Tuvo que descubrir una manera de sacarle más petróleo a cada pozo petrolífero. Como capitalista, quería más ganancia, y lo logró trabajando a los obreros hasta que no daban más y ganándole a la competencia. Invirtió millones en su sistema de fracturación, que extrae petróleo y gas del esquisto. Entonces era una técnica muy peligrosa. El proceso de tener acceso a reservas de petróleo y gas antes inalcanzables revolucionó la industria.
Esta industria constituye casi el 13% de toda la actividad económica de Texas, pero su impacto es mayor todavía por su papel clave. Sólo en la región de West Texas, hay suficiente petróleo y gas como para suplir al mundo entero por dos años. Actualmente, la explotación del gas y el petróleo es más fácil, rápida y, sobre todo, más barata. Para la extracción y el mantenimiento, hoy día los geólogos del petróleo estudian el terreno y la superficie con la ayuda de imágenes de satélite. Los avances permitidos por la fracturación también incluyen el uso de drones (vehículos aéreos no tripulados) para reparar plataformas petrolíferas marinas.
El gobierno federal ha hecho todo lo posible para ayudar a la industria petrolera. Le ha dado miles de millones en subsidios y créditos fiscales. Mediante la Ley de Política Energética de 2005, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha otorgado una exención de sus reglamentos relacionados con el agua potable a la práctica de inyectar fluidos de fracturación.
En los terrenos de algunos pueblos hay cientos de pozos. No se puede fiar en la calidad del aire y el agua. En 2014, Denton, Texas, una ciudad próxima a Dallas, fue la primera en prohibir la fractura hidráulica. La respuesta inmediata mostró al estado protegiendo los intereses de las compañías de gas y petróleo. Al año de la prohibición, las fuerzas a favor de la fracturación, encabezadas por el entonces gobernador electo Greg Abbot, aprobaron una nueva ley quitándoles a pueblos y ciudades la autoridad para restringir la fracturación, limitar la cantidad de pozos y demandar a las compañías por daños hechos a sus comunidades. Abbot declaró que la “legislación era necesaria para proteger la industria del gas y el petróleo de la mano dura de la reglamentación local”. Desde entonces, los grupos comunitarios, tales como Earthworks, han estado luchando por reformas.
El precio del petróleo ha ido bajando a nuevos mínimos. La tecnología avanzada en la producción elimina empleos, y los recortes, que aseguran las ganancias, eliminan los empleos que quedan. Un pozo petrolífero genera 24 empleos, así que 1.000 pozos crean 24.000 empleos. En enero de 2015, había 840 plataformas petrolíferas activas en Texas; en el 2016, quedaban 321. En Eagle Ford Shale, la tierra que forma un arco por el sur de Texas y sufre la mayor porción de la fracturación, el número de plataformas activas se ha disminuido de 200 a 76.
Los economistas, científicos y profesores todos dicen que Texas se recuperará con los $300 mil millones que las corporaciones nacionales y globales están invirtiendo en la petroquímica. Afirman que la construcción de nuevas refinerías están inyectando grandes sumas “aguas abajo”, o sea, beneficiando a los que trabajan en la refinación del petróleo crudo y el procesamiento y purificación del gas natural crudo. Los capitalistas aseguran que esto va a compensar por la pérdida de trabajos debido a menos pozos activos, pero la verdad es que el petróleo es barato. Los que más se benefician son las refinerías de petróleo, no los consumidores en las gasolineras. La mayoría de estos trabajos se hacen con tecnología avanzada y unos cuantos trabajadores adiestrados.
La nueva lucha de clase y la nueva lucha por la supervivencia
Texas ocupa el primer lugar en casi todo, desde las exportaciones, tiendas de Navidad, cultivos y petróleo hasta el número de ejecuciones. Queda último en todo esto: mujeres con acceso a cuidado de la salud, la porción de la población con seguro médico, gastos per cápita en la atención de salud mental, gasto fiscal per cápita (número 47 de 50 estados), el número de personas cubiertas por Medicaid (48º), seguro médico provisto por empleador (48º), cobertura de compensación al trabajador (50º) y puntuación de crédito promedio (49º).
Las discrepancias y polarización entre el rico y el pobre están ensanchándose. El privilegiado no ve esta disparidad, pero aquí en Texas, es la vida real de mucha gente. Texas es el segundo mayor productor de petróleo en el mundo. Aquí residen muchas de las primeras compañías en la producción petrolera. Un informe de 2015 de la Houston American Bar Association [abogados] halló que Houston tiene 4 de las 10 comunidades más ricas de Texas. Allí también, el 38% de los niños viven en la pobreza. Houston es la sede de Harris County, el condado con la tasa más alta de gente sin seguro médico en todo el país, ¡más de un millón de personas!
Como en la novela de Charles Dickens, Historia de dos ciudades, tenemos un sector de la sociedad viviendo la vida del rico y una inmensa mayoría apenas viviendo. La brecha entre el rico y el pobre es más ancha que nunca en Texas. Tiene 59 billonarios, según Forbes Magazine, quinto en el país en el número de billonarios. Todos viven a costa de una nueva clase de trabajadores desprendidos del capital, que a diario crece por miles en Texas. Esta nueva clase se encuentra desde East Texas hasta el sur del estado. En estas áreas no sólo hay mucho desempleo sino también pobreza, hambre y desamparo, todo a consecuencia de una economía que rápidamente sustituye la mano de obra humana con una computadora o un robot. Desde las colonias aquí en el Sur de Texas hasta los suburbios de Houston, Dallas, San Antonio y Fort Worth, esta creciente clase se compone de jóvenes que viven de sueldo en sueldo. Se anticipa que para el año 2020 los robots y la automatización eliminarán unos 5 millones de empleos, desde los peor pagados, como en los sectores de servicios y oficinas, a los mejor remunerados, como en la salud, la manufactura, la producción o la extracción. Un estudio del año pasado del Banco de Inglaterra halló una cifra mucho mayor, de 80 millones de puestos a eliminarse sólo en EE.UU.
El Departamento de Agricultura recientemente informó que el 18,8% de los hogares en Texas no tenían suficiente para comer. Sólo Mississippi (19,4%) le sobrepasaba. Un informe de 2011 de Texas Hunger Inititiative y Feeding Texas muestra que los condados de East Texas, tales como el de Dallas, tienen más de 400.000 personas viviendo con inseguridad alimentaria, ¡un 19% de la población! En Collin County la cifra es de unas 100.000 personas (14% de su población); en Denton County, el 15%, o 90.000 personas.
De los 254 condados de Texas, sólo 11 están por encima del nivel de pobreza. Así que los restantes 243 condados están por debajo del nivel. Son gente común y corriente expulsada a los márgenes de la economía.
Hemos visto más despidos y, para los trabajadores que aún tienen trabajo, más recortes de salario y recortes o eliminación de seguro médico. Todo esto afecta al trabajador promedio de Texas. La gente pierde su casa, su carro y lo más básico. La gente indocumentada, los pobres y todo tipo de persona normal están luchando día tras día sólo por sobrevivir, y todo ocurre bajo un ambiente de miedo. La fundadora de Las Madres contra la Brutalidad Policíaca de Dallas, la Sra. Collette Flanagan, dijo estas verdades sobre la policía, “No nos interesa que vengan a nuestras comunidades, hagan una barbacoa y se beban un refresco con nosotros. Sólo queremos que dejen de matar a nuestros hijos”.
A mitad de camino de las elecciones, Texas está en segundo lugar en la participación electoral. La nueva clase crece. Está bajo ataque de la clase gobernante, que nos mantiene divididos racialmente. Las cosas empeoran y se vuelven más tensas. Los capitalistas fracturan la clase, diciendo que los pobres quieren vivir de la ayuda del gobierno y a costa de los que trabajan. Toda la propaganda de los medios trata de convencer al público de que los inmigrantes no tienen derecho de estar aquí, echándoles la culpa por la falta de trabajo. La nueva clase y su incipiente lucha por las necesidades básicas de la vida, por una vida sin miedo, no tienen antecedentes. Los revolucionarios muestran que las luchas contra la policía, dentro del Partido Demócrata y en otros frentes forman parte integral del creciente movimiento en busca de una transformación total de la sociedad.
Una visión y una solución
Basándose en estas condiciones objetivas, los revolucionarios tienen que atrincherarse en los movimientos espontáneos, desde las elecciones a las luchas por el agua, contra el desamparo, la pobreza, la brutalidad policíaca y demás luchas. Tenemos que tener paciencia para comprender su dinámica y dirección y entonces poder llegar a la nueva clase con un entendimiento del problema y su solución—una nueva sociedad en que las necesidades básicas se compartan según la necesidad de cada uno.
Somos testigos de que en Texas las cosas están en marcha como nunca antes. Claro, con las oportunidades vienen los peligros, como todo en la vida. Mas estamos bien ubicados, y cada día la lucha por sobrevivir produce nuevos revolucionarios. Hemos formado la Liga de Revolucionarios por una Nueva América para capacitar a los nuevos luchadores y prepararlos para la próxima fase de la lucha.
julio/augosto 2016.Vol26.Ed4
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