En su sentido más amplio, el trabajo es el esfuerzo físico o mental que se lleva a cabo para lograr un propósito u obtener un resultado. Sin embargo, dentro del capitalismo, el trabajo se ha transformado en sinónimo de actividad dentro de un puesto de empleo; es decir, la mano de obra por un salario, con una plusvalía con la que se quedan los empleadores. El vínculo entre el trabajo y el dinero ha distorsionado la forma en que valoramos el esfuerzo humano. Relacionamos el trabajo con su valor de intercambio, en vez de hacerlo con su valor de uso. En su obra Trabajo asalariado y capital, Marx señala que para el capitalismo, la mano de obra es un artículo básico que se vende al empleador para que el obrero asalariado pueda vivir. Esta insultante realidad ocasionó que los activistas laborales presionaran para que se incluyera la siguiente manifestación en la Ley Clayton de 1914: “El trabajo de un ser humano no es una mercancía ni un artículo comercial” (Joe Burns, In These Times).
Aproximadamente un siglo después, queda claro para todos que el mundo del trabajo asalariado está cambiando de forma dramática. Se está robotizando una producción más física e intelectual, y los puestos de empleo, especialmente los que son estables, son cada vez más escasos. La obra de Guy Standing titulada The Precariat, the New Dangerous Class,documenta detalladamente el creciente sector global de los desempleados permanentes y de la mano de obra temporal, de medio tiempo, sin beneficios o prestaciones, y con un salario muy bajo.
Con esta ruptura del contrato tradicional entre el trabajo y el capital, debemos examinar nuevamente qué tipo de trabajo es valioso para la sociedad. En The New Jim Crow, Michelle Alexander señala que con estos nuevos cambios en el mercado laboral se está marginando cada vez más gente, especialmente los jóvenes de color. Ella ofrece la perspectiva de que de ciertas maneras es mejor ser explotado(a) que marginado(a), ya que al menos cuando se le explota, usted es necesario(a). El capitalismo clasifica a las personas como innecesarias cuando no hay trabajo disponible para ellas que genere ganancias para los capitalistas. Sin embargo hay muchos trabajos que deben hacerse, que podemos hacer el uno por el otro.
Mano de obra sin remuneración
En realidad, la historia de los Estados Unidos incluye muchos ejemplos sobre aquellos que trabajan sin remuneración bajo el sistema del capitalismo. La propiedad de esclavos africanos vitalicios en el sur, la servidumbre temporal obligatoria de europeos en el norte y la mano de obra de los pueblos americanos originarios en las misiones españolas del suroeste sentaron las bases para esta situación desde los inicios de esta nación.
Para continuar con la tradición, se comenzó a aplicar una política de alquilar la mano de obra penitenciaria a finales del Siglo XIX y la misma continúo hasta 1927. La política sureña de intimidar a los negros dio origen a que se arrestaran miles de afroamericanos y que después se arrendaran para trabajar en las minas de carbón, en los denominados campamentos madereros, en las fábricas de ladrillos, en los ferrocarriles, en las canteras y en las plantaciones agrícolas (Douglas Blackmon, Slavery by Another Name). Con la explosión demográfica en las cárceles, ha regresado la práctica de usar la mano de obra penitenciaria, algo que ha promovido la Comisión Americana de Intercambio Legislativo (ALEC, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, en Florida hay prisioneros que trabajan para las Industrias y Empresas Diversificadas para la Rehabilitación Carcelaria (PRIDE, por sus siglas en inglés), en actividades para el procesamiento de carne, pollo y cerdo. Por estas labores, ellos reciben el salario mínimo y se les deduce el 40 por ciento por concepto de “alojamiento y alimentación” (Mike Elk y Bob Sloan en The Nation).
Los participantes en el denominado programa bracero en la década de los años 40, 50 y 60 tuvieron que soportar condiciones similares a las de los esclavos, con muy pocos derechos y una remuneración mínima. En años más recientes, la Coalición de Trabajadores de Immokalee ha establecido un museo rodante sobre la esclavitud moderna, en el que se documentan las condiciones de los inmigrantes y los ciudadanos indigentes reclutados para que trabajen en los campos y las plantaciones frutales de Florida (Katrina Van Den Heuvel, The Nation). También, hay cientos de miles de personas en los Estados Unidos que son víctimas del comercio y la explotación sexual (Proyecto Polaris).
La mayoría de la mano de obra doméstica, especialmente de las mujeres, no se encuentra dentro de los sistemas salariales —el cuidado infantil, la limpieza y los quehaceres del hogar, la asistencia a enfermos, etc. En 1994, Canadá calculó que de remunerarse, el valor de las tareas del hogar ascenderían a $318 mil millones (Cindy L’Hirondelle, Off Our Backs). AARP calcula que el valor del trabajo de personas que cuidan a enfermos ascendió a $450 mil millones en el año 2009 (Lee Bowman, Seattle Times). Gran parte de las labores importantes en la sociedad ya se llevan a cabo sin recibir remuneración. Cuando debido a los recortes presupuestarios relativos a los servicios humanos, o al percibir menos ingresos, no se puede obtener asistencia, los familiares, amigos y vecinos se encargan del cuidado de los discapacitados y los ancianos. Cuando fallan las escuelas de bajos recursos, los padres instruyen a sus hijos en el hogar.
También han surgido nuevas formas de trabajo no remunerado. La propia búsqueda de trabajo requiere de mucho tiempo. Las personas que lo hacen deben pasar varias horas diarias en busca de un puesto de empleo, ya sea en persona o a través de Internet, elaborar y adaptar varios currículos y cartas de presentación, completar solicitudes en línea y tomar penosas evaluaciones psicológicas, acudir a entrevistas y volver a empezar todo este proceso una y otra vez cuando el puesto es de medio tiempo, temporal o mal remunerado. Para ser más aptos para un trabajo, muchos tienen que llevar a cabo jornadas de trabajo no pagadas y/o hacer trabajo voluntario para mostrar su experiencia o llenar cualquier vacío en sus currículos. Desesperados por avanzar en el mercado laboral, ellos responden a los supuestos atractivos de las escuelas vocacionales y los colegios universitarios con fines de lucro, pasan años en clases para obtener sus títulos y certificados, por lo general transformándose en esclavos de las deudas adquiridas durante el proceso, sólo para darse cuenta al final que no hay suficientes puestos de empleo en el campo en los que fueron formados.
En la denominada economía de servicios, nosotros mismos nos encargamos de echar gasolina al vehículo y de armar nuestros propios muebles. Asimismo, podríamos tener que viajar hasta horas durante el día. Por lo general, la revolución tecnológica, la cual elimina puestos de trabajo, tiene el efecto secundario de que hagamos muchas cosas por cuenta propia para nuestras vidas personales. Por ejemplo, nos chequeamos nosotros mismos en el aeropuerto y sacamos en préstamo un libro de una biblioteca a través de mecanismos de autoservicio. Para ahorrar dinero, averiguamos acerca de nuestros propios vuelos y compramos nuestros propios seguros en línea, en vez de utilizar a los agentes. También, acudimos a una página de Internet de salud para diagnosticarnos en vez de visitar el médico, y utilizamos apoyo automatizado o de forma remota para componer nuestras computadoras en vez de utilizar a un técnico en reparaciones.
Cuando no hay trabajo
Cada vez más, la gente está intentando sobrevivir en la economía informal. Se hacen tamales o joyería para la venta, se reciclan botellas y latas, se venden cosas en los mercados callejeros o se trabaja “por debajo de la mesa” por menos del salario mínimo, efectuando labores tales como jardinería, cuidado de niños, lavado de parabrisas o paseo de perros. Los músicos y otros artistas actúan, cantan y ejecutan en el parque o las estaciones del subterráneo para obtener propinas y con frecuencia hacen alguna actividad benéfica para ayudarse mutuamente cuando experimentan algún problema grave de salud u otra desgracia.
Los más desesperados mendigan en las rampas de salida de las autopistas o están en las banquetas pidiendo limosna. Algunos acuden al robo, venden drogas en pequeñas cantidades, apuestan lo que pueden o recurren a la prostitución. Los salarios que reciben son el encarcelamiento y/o una muerte prematura debido a la adicción a las drogas, la violencia o las enfermedades de transmisión sexual. Los antecedentes penales imponen barreras para la obtención de un trabajo, al igual que para la solicitud de beneficios y prestaciones o para postularse como candidato a un puesto público.
A menudo, se utilizan los beneficios y la asistencia pública como un ejemplo de la obtención de dinero gratis sin tener que trabajar. Pero en realidad en la mayoría de los casos resulta estresante y agotador para las familias tener que completar solicitudes, reunir la documentación necesaria y acudir a las entrevistas que determinan suelegibilidad sólo para recibir un mínimo de subsistencia. Estas familias tienen que ir del banco de alimentos a la oficina de asistencia social, de la autoridad de vivienda a las instituciones que regalan ropa, de las clínicas gratuitas a las agencias de ayuda legal. Las familias solicitan almuerzos gratuitos en las escuelas, canastas de víveres para el día de Acción de Gracias, regalos para sus niños en navidad y donaciones de suministros escolares. Para cumplir con los requisitos, estas familias deben asistir a clases de preparación laboral, cursos para padres de familia, clases sobre cómo llevar una vida independiente, programas de 12 pasos (para alcohólicos) y/o participar en programas de trabajo en obras públicas para desempleados.
La verdadera remuneración sin tener que trabajar proviene de la riqueza que se hereda, de los dividendos de las acciones y de las ganancias de la producción mediante la plusvalía que genera la mano de obra. La denominada “financialización” genera nuevas oportunidades de adquirir riqueza a través de las operaciones de compraventa, los fondos de inversión privada de alto riesgo (también llamados fondos de cobertura) y otros instrumentos financieros. Recientemente, un vídeo cuya propagación fue viral en YouTube, titulado Wealth Inequality in America, señala que el 1 por ciento de la población que se sitúa en el nivel superior posee por completo la mitad de todas las acciones, los bonos y los fondos de inversión colectiva, mientras que el 50 por ciento que está en el nivel inferior únicamente pose la mitad del 1 por ciento. Es por esto que el 1 por ciento que se encuentra en el nivel superior de la sociedad tiene en sus manos el 40 por ciento de la riqueza, mientras que el 80 por ciento de niveles inferiores sólo tiene el 7 por ciento. ¡No es de sorprenderse entonces que mucha gente en todo el país se haya identificado tanto con el movimiento Ocupar!
Al otro lado de lo legal se encuentran los crímenes de “cuello blanco” (profesionales de oficina), tales como el tráfico de información confidencial, los hurtos de gran cuantía, la malversación y la apropiación indebida de fondos, el lavado de dinero, las asociaciones delictivas y los carteles de drogas. El capitalismo también se beneficia de la privatización del ámbito público.
Una nueva visión del trabajo
A medida que los sistemas salariales caen cada vez más en la disfunción , necesitamos una nueva definición del trabajo, midiéndolo según el valor de su uso en la sociedad, en vez de su valor de intercambio como un artículo de consumo. Debemos evaluar la forma en que cualquier tipo particular de trabajo beneficia a la humanidad al ofrecer las cosas esenciales para sobrevivir y prosperar, tales como alimentos, una vivienda digna, servicios de salud y ropa, o para satisfacer las necesidades emocionales y psicológicas. ¿Ayuda este trabajo a criar a los niños, a su desarrollo intelectual y cultural y a su necesidad de contar con actividades de recreación y ejercicios, y ofrecen lo mismo a los adultos? ¿Ayuda este trabajo a restaurar y mantener un entorno saludable, a promover tierras, aire y agua más limpios, al igual que la reversión del calentamiento global? ¿Promueve este trabajo el bien público?
No es verdad que sin medidas punitivas o incentivos financieros la gente no va a trabajar. Ese es un mito que ha propagado el capitalismo para justificar el sistema de mano de obra asalariada y por supuesto a muchos se les ha inculcado esta forma de pensar debido a sus opciones dentro del sistema. Una serie de estudios recientes publicados en Scientific American y el New York Timeshan indicado que nacemos con el deseo de ayudar y que nuestro instinto intuitivo es colaborar con los demás. El mundo está lleno de aquellas personas que intentan que las cosas sean mejor, aún si no reciben ninguna remuneración La Dirección de Estadísticas Estatales muestra que en los Estados Unidos un total de 64,3 millones de personas son voluntarias anualmente en entes tales como escuelas, iglesias, organizaciones juveniles o comunitarias, sin incluir sus esfuerzos en un plano individual. Las personas buscan oportunidades de contribuir a la sociedad de una forma que cobre sentido.
Las personas cuidan los hijos de sus vecinos, los grupos de las iglesias visitan a los enfermos y los amigos hacen actividades de lavados de carros para recaudar fondos y pagar los gastos de algún funeral, mientras que los voluntarios son entrenadores en las ligas deportivas, o construyen casas para la organización Habitat for Humanity, o bien, celebran conciertos para recaudar fondos para diversas causas. La gente se organiza constantemente para trabajar conjuntamente y ayudarse de forma mutua y de distintas formas. Muchos tienen huertas comunitarias, ligas deportivas, comidas entre amigos, grupos de lectura y actividades de micrófono abierto. La historia de los Estados Unidos ofrece muchos ejemplos de cooperativas de trabajadores y sociedades de beneficio mutuo. Aún en la actualidad, existen 48,000 cooperativas en los Estados Unidos. (John Curl, For All the People: Uncovering the Hidden History of Cooperation, Cooperative Movements and Communalism in America).
Con la capacidad de la tecnología actual de asumir tareas muy arduas y repetitivas, los seres humanos podrían tener la libertad de dedicarse a lo que mejor sabemos hacer, como es la enseñanza y el cuidado de otras personas, sin el temor de no poder satisfacer las necesidades básicas. Pero esto dependerá de la eliminación del sistema salarial, al menos como lo conocemos hasta ahora, y la reorganización de la sociedad en términos cooperativos. Una de las contribuciones más significativas que se puede hacer a la sociedad actualmente es fomentar esta causa.
julio/augosto 2013.Vol22.Ed4
This article originated in Rally, Comrades!
P.O. Box 477113 Chicago, IL 60647 rally@lrna.org
Free to reproduce unless otherwise marked.
Please include this message with any reproduction.