Para poder ser eficaces, las organizaciones revolucionarias deben tomar pausa para evaluar y examinar el ambiente y las condiciones en las que trabajan. A partir de ese análisis, estas organizaciones deben desarrollar una visión general estratégica que los dirija en el marco de la lucha de clases, a fin de lograr el objetivo de establecer una sociedad cooperativa y comunista. Ello significa que las organizaciones revolucionarias siempre deben preguntarse: ¿Cómo lograremos avanzar desde donde estamos hasta donde necesitamos estar? ¿De qué forma cumplimos con nuestras tareas? ¿Qué tipo de organización es necesaria en esta etapa de la historia?
La Búsqueda del Centro de Gravedad
El término centro de gravedad es de naturaleza científica y se utiliza con mayor frecuencia en contextos militares. En su obra titulada Sobre la Guerra, el gran estratega militar Karl von Clausewitz describió los centros de gravedad que surgían de las relaciones de anulación de relaciones entre ambas partes; es decir el centro de gravedad sólo es relevante con respecto a un enemigo. Es importante por su efecto en una situación o con un enemigo determinado. Clausewitz escribió lo siguiente: “Uno debe tener presente las características dominantes de ambos contendientes. De éstas emerge cierto centro de gravedad, el cual concentra todo el poder y movimiento de lo cual todo depende. Este es el punto en el que se deben dirigir todas nuestras energías”. El autor señaló que “no hay una ley superior y más simple de estrategia que centrar la fuerza militar en la parte más vulnerable de la defensa de su enemigo”, a la cual se denomina centro de gravedad.
Para la Liga, el centro de gravedad es un asunto político. La Liga utiliza este concepto como medio para conducir una evaluación y elaborar un plan para abordar la lucha general de clases. Nos formulamos la siguiente pregunta: ¿Qué va a representar el aspecto principal de la lucha? ¿Dónde nos concentramos para impulsar el proceso?
Primero, observamos lo que está sucediendo objetivamente en los Estados Unidos, el punto en el que el enemigo es más vulnerable.
Debemos determinar el grupo al que en este momento, bajo estas circunstancias particulares observamos que se está desarrollando en el mundo real, que puede impulsar todo el proceso junto con la senda hacia una sociedad comunista. Una vez que identifiquemos este “centro de gravedad”, será esencial elaborar un plan que se trace el propósito de influir políticamente en este grupo como medio para incidir política-mente en toda la clase en conjunto. Al mismo tiempo, al tomar este enfoque estratégico, una organización de revolucionarios no sólo moldea la formación política e intelectual de la clase, sino que también busca influir en la revolución venidera en los Estados Unidos.
Los Desposeídos y La Estrategia de La Lrna
Durante muchos años, la Liga ha escrito acerca del surgimiento de una nueva clase. Como parte de la clase obrera, se está creando esta nueva clase por los medios cualitativamente nuevos de producción de la electrónica.
La retórica electoral en marcha nos muestra muy claramente que los planteamientos actuales sobre los puestos de empleo se dirigen hacia aquellos que ya han tenido un trabajo decente y ahora están cayendo en la inestabilidad económica y la pobreza. Estos planteamientos se dirigen a ese grupo de personas en los Estados Unidos cuya situación económica las coloca en una posición donde pueden impulsar todo el proceso revolucionario. A estos millones de personas las denominamos los desposeídos y son esenciales para la nueva clase.
Los desposeídos son relativamente educados (con estudios secundarios como mínimo), han ocupado puestos de trabajo, han vivido en una situación bastante decente y han sido socialmente activos y conscientes en cuanto a ejercer su derecho al voto, asistir a la iglesia o participar en algún tipo de actividad cívica o comunitaria.
La crisis hipotecaria y la pérdida del ingreso han profundizado la brecha dentro de la clase, pero los blancos no son los únicos miembros del grupo de los desposeídos. Junto con una gran cantidad de blancos, una cifra desproporcionada de afroamericanos e hispanos también fueron víctimas de la crisis hipotecaria, lo cual dio origen a la pérdida del 90 por ciento de sus bienes.
Los desposeídos no son una entidad política cohesiva del todo y se les ha obligado a enfrentarse entre sí, con base en el color, la etnia, el género y las creencias religiosas. Debido a que forman parte de la desenmarañada posición del “medio” dentro de la política estadounidense que respaldó el quehacer de la clase gobernante, ellos tienden a ser los más conservadores en términos sociales y económicos.
A pesar de ello, su situación económica en deterioro los coloca en una posición en la que deben hacer algo para poder contrarrestar sus condiciones. Resulta imposible predecir hacia dónde se dirigirán, pero cuando lo hagan, van a traer consigo a un gran segmento de la sociedad, en virtud de su posición dentro de ésta.
Michigan: un presagio
Podemos observar los inicios de este proceso en la situación que enfrentan los obreros en Michigan. Allí, los desposeídos se encuentran entre las decenas de miles de obreros que han estado batallando valientemente por su propia supervivencia, luchando para que se satisfagan las necesidades del pueblo y en algunos casos luchando también para defenderse contra más recortes en los servicios vitales y el continuo deterioro de sus condiciones de vida.
Ahora, la propia democracia está en juego. La Ley Pública 4, (también conocida como la “ley del dictador”) desplaza a los representantes debidamente electos de los gobiernos locales e impone a un “gerente de emergencias” nombrado por el Estado para que rija al pueblo, sin el consenso de los gobernados.
Al observar que la democracia se va por la borda, el pueblo se ha esforzado por revocar la Ley Pública 4 a través de un referendo en la papeleta en noviembre. A pesar de la enérgica campaña, el Estado tomó acciones para obstaculizar este esfuerzo. Los líderes del movimiento chocaron contra una pared: La pregunta para ellos, al igual que para nosotros, es cómo avanzamos si no hay medios políticos ni jurídicos para abordar nuestras quejas.
Lo que está escrito en esa pared es “ya no es posible efectuar más reformas” o, en otras palabras, nunca ha sido más obvio que estos son tiempos revolucionarios. Del Nuevo Trato al No Trato, la clase gobernante está cerrando la puerta hacia las reformas y hasta las mejoras más incrementales de la miseria del pueblo.
Esta situación se está manifestando en muchos modos y todos los frentes del mundo. Los obreros en Grecia libraron una masiva e intensa lucha por las reformas, o sólo para mantener las reformas que lograron en el período anterior, pero no se logró que la clase gobernante cambiara de opinión. Las “revoluciones” de la Primavera Árabe han observado cómo han ido retrocediendo sus esfuerzos.
Al igual que en Michigan, en todos los Estados Unidos podemos observar cómo se tambalean las ciudades y los estados a medida que enfrentan una ola tras otra de recortes presupuestarios. ¿Y la habilidad para revertir esto o al menos aminorar su velocidad? Las puertas se siguen cerrando.
Anaheim y muchas otras ciudades han sentido todo el embate de una política estatal que se impone por la fuerza bruta. Las reuniones del G8 y de la OTAN, al igual que las convenciones nacionales que celebraron el Partido Republicano y el Demócrata fueron verdaderos campamentos armados.
Aún las elecciones, el último espectáculo de la democracia burguesa, son una exhibición de los dos partidos políticos gobernantes, pero que no pueden ofrecer verdaderas soluciones. En otras palabras, no es posible efectuar verdaderas reformas. Lo más importante es lo que está por venir, lo que se observará al día siguiente de las elecciones. El escenario más probable es un continuo callejón sin salida en Washington, la inhabilidad de abordar las causas de esta crisis de proporciones épicas —la creciente falta de empleo permanente— y la subsiguiente crisis fiscal que amenaza con arrastrarnos hacia un precipicio.
Sin embargo, esto no es un escenario del día del juicio final. El hecho de no luchar o de perder toda esperanza no debe formar parte de nuestras alternativas. Es aquí donde entran en juego la estrategia y la identificación del centro político de gravedad.
Estrategia y Liderazgo
Los revolucionarios basan sus labores en lo que está surgiendo. En este momento, bajo estas condiciones, se trata del movimiento político y social de los desposeídos. Ellos no regresarán a sus puestos de trabajo. Ellos no cuentan con medios para remediar las injusticias. Los capitalistas ya no tienen nada que ofrecerles. Se les está expulsando no sólo de las relaciones capitalistas, sino también de la sociedad burguesa, donde ya no desempeñan ningún papel. La clase gobernante los está obligando a enfrentarse entre sí y les dicen que sus problemas son los resultados de otros obreros.
La clase gobernante comprende el significado de esta agrupación, pero no tiene nada que ofrecerles más que ideología. Los Estados Unidos se está acercando a la etapa de índole económica en la que el pueblo de este país ya no podrá seguir hablando de los asuntos sociales e ideológicos, debido a que sus familias viven en las calles o ya no cuentan con alimentos. La estrategia de la clase gobernante es evitar la concientización e identificar las diferentes clases en los Estados Unidos, y detener el avance de los intereses comunes del pueblo en este sentido. La Liga se encarga de velar por que los intereses y la identidad de la clase formen parte de todo planteamiento.
Para incidir en el movimiento, los revolucionarios también deben idear la forma de trabajar dentro de este segmento, en este momento. Las masas se mueven a través de las personas que influyen en las mismas. Comúnmente, denominamos a estas personas “líderes”, pero no nos referimos al sentido tradicional del término. Los líderes son aquellos que influyen en otros, quienes avanzan y buscan resolver los problemas políticos que enfrentan tanto ellos como otros.
Cuando ya no es posible reformar el sistema, la única solución para la clase oprimida y explotada es coger el poder político para reorganizar a la sociedad en base a su propio interés. La tarea de estos líderes es comenzar a analizar estratégicamente la pregunta sobre la forma en que van a desempeñar un papel importante para moldear la conciencia de su clase, a fin de que puedan avanzar paso a paso a lo largo de la ruta trazada para la lucha por el poder político.
Si los revolucionarios comprenden la importancia de desarrollar a los líderes para que puedan incidir en las personas que dirigen, entonces la pregunta que se debe responder es: ¿De qué manera se desarrollarán los líderes de esta clase revolucionaria para que se transformen en pensadores estratégicos, como revolucionarios en una posición que les permita dar forma a la conciencia como condición para impulsar el rumbo de las soluciones revolucionarias? Con esto se llega al corazon de la cuestión sobre qué tipo de organización está estableciendo la Liga y cuáles son sus tareas en este punto específico.
La Liga es donde los revolucionarios pueden recibir las herramientas necesarias para resolver los problemas que enfrenta la sociedad de hoy. Al atraer hacia la Liga a los revolucionarios que son los líderes de los desposeídos, se pueden establecer las condiciones necesarias no sólo para su desarrollo y capacitación, sino también para que se pueda ampliar la Liga, como el tipo de organización que realmente puede cambiar las cosas.
Una Propaganda Generalizada
Estos líderes están dispersos en todas partes. ¿De qué forma llegamos a ellos?
Si no hay más reformas dentro del capitalismo, entonces no habrán soluciones revolucionarias más allá de la Liga. En palabras de un experimentado luchador revolucionario en las batallas de Michigan, las cuales se están intensificando cada vez más: “Cuando observas lo que estamos enfrentando, todo eso significa que no nos queda nada más que la propaganda generalizada”.
El hecho de utilizar una propaganda generalizada no significa que los revolucionarios se alejen de las partes más caldeadas de la batalla o que efectúen la propaganda a la distancia. Los revolucionarios cumplen con su misión al trabajar en el marco de la lucha práctica. Es desde el interior de la lucha que los revolucionarios ofrecen soluciones a los asuntos cotidianos, impulsan el movimiento en la línea de la marcha, pasando de esa forma de batallas defensivas a una lucha política unida. Toda lucha se transforma en una batalla en torno a los intereses actuales y en una escuela de ideas revolucionarias.
Cuando la clase gobernante cierra las puertas, entonces, por ejemplo, es inevitable que se desarrollen terceros partidos, tal como el Partido Verde. Esto ayuda a abrir una puerta que nos señale el rumbo que debe tomar la lucha para poder lograr sus objetivos. Cuando el gobierno coloca las necesidades de las corporaciones por encima de las del pueblo, la lucha por la nacionalización de diversos recursos y servicios vitales impulsa la lucha y el rumbo para tomar posesión de las corporaciones en función de los intereses del pueblo. Cuando se ataca la educación pública desde todos los frentes, la lucha de los docentes para lograr mejores condiciones para los estudiantes y una educación pública decente para todos permite la inclusión de una sociedad cooperativa en la lucha.
Toda la propaganda de la lucha se dirige a lograr que la LRNA se situé en una posición tal que pueda influir en esta creciente masa descontenta en los Estados Unidos. Si bien llevamos a cabo una propaganda generalizada, reconocemos que simplemente al atacar todo no atacamos nada. Nos dirigimos hacia el centro de gravedad, ese punto esencial que puede impulsar todo el proceso revolucionario. Por consiguiente, según nuestros cálculos, la Liga dirige su propaganda a las condiciones y las preocupaciones de la creciente cantidad de desposeídos, especialmente hacia aquellos que están surgiendo como líderes de sus filas. Este es el significado de la misión de la Liga: “Unir a los revolucionarios dispersos con base a las exigencias de la nueva clase, para educarlos y atraerlos hacia la solución cooperativa y comunista del problema”.
La Liga cuenta con las armas necesarias para cumplir con su misión. Los medios de prensa y su interrelación desempeñan un papel particular, ofrecen las bases para lanzar una amplia red, pero al mismo tiempo —especialmente a través de ¡Agrupémonos Camaradas! y otras formas de propaganda y mediante la educación— la Liga puede presentar a los líderes de los desposeídos una comprensión sobre el problema que enfrentan y una estrategia para la victoria.
Informe Político del Comité Permanente de la LRNA, septiembre del 2012.
noviembre/diciembre 2012.Vol22.Ed6
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