Desde el principio de la pandemia, nuestra clase ha luchado por detener los desalojos, encontrar viviendas seguras para aquellos que no las tienen y satisfacer mutuamente las necesidades básicas. Todo lo contrario a la clase gobernante, que no ha sido capaz de distribuir más del 6.5% de al menos $45.000 millones asignados a los arrendadores de viviendas para evitar los desalojos. En lugar de atender las necesidades de aquellas personas que no tienen recursos, nuestros gobernantes han fomentado de forma agresiva esfuerzos para criminalizar a los indigentes. Desde el último verano, sedesmantelaron muchos campamentos de indigentes en cada una de las ciudades principales del país. Ahora, a pesar de una extensión de la moratoria nacional por un período adicional de tres meses, continúan los desalojos y el vencimiento de la moratoria en el mes de octubre promete dar origen a la indigencia de millones de personas.
Nuestra clase continúa luchando. En Portland, Oregón, los indigentes han presentado una demanda colectiva en nombre de aquellas personas cuyas posesiones fueron confiscadas por las autoridades de la ciudad y después fueron tiradas a la basura. Después de varios meses de lucha y la pérdida de su alojamiento en un hotel, James Qadhafi, líder de la Unión de Indigentes de Kansas City, declaró lo siguiente al periódico: The Star: “Todo [lo que dijeron las autoridades de la ciudad] fue una mentira”.
En Nueva York, diversos organizadores protestaron contra la decisión de las autoridades de la ciudad de trasladar a residentes indigentes de una vivienda relativamente segura a hoteles sin refrigeradores ni ascensores que funcionaran adecuadamente. Alvin Murray, un residente diabético a quien no estaban atendiendo sus necesidades de salud, explicó al New York Daily News lo siguiente: “Me siento como si estuviera en la cárcel”. Otro residente cuyo nombre es Bo dijo: “Nos tiraron y nos dejaron aquí”.
Mientras tanto, la base del Ejército del Pueblo Pobre en Filadelfia está albergando a más de 30 familias, en viviendas abandonadas del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés), y está demandando a esta entidad gubernamental, a su Secretaria, Marcia Fudge, y a la Autoridad de Vivienda de Filadelfia. Mediante esta demanda se busca que se adopten medidas de protección para aquellas personas que están viviendo en propiedades públicas, al igual que la realización de las mejoras necesarias en tales viviendas, con base en la Constitución de los Estados Unidos y las leyes del estado de Pensilvania. Este fallo de los tribunales declarará la vivienda como un derecho humano bajo la Constitución del país, de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, promulgada por las Naciones Unidas en 1948.
En una entrevista con Fred Hampton Leftists, el artista y Coordinador de Medios de Comunicación para el Ejército del Pueblo Pobre, Shamako Donae Noble, explicó la forma de pensar de la clase gobernante: “Si llegaran a reconocer que la vivienda es un derecho humano, se menoscabaría la base fundamental del capitalismo… [Ellos] mantienen nuestras necesidades básicas para que sigamos girando en la rueda del hámster”. Por su parte, Cheri Honkala, Coordinadora Nacional, ahondó y añadió lo siguiente: “Nos robaron esas casas desde el principio, a través de la discriminación, mediante el acaparamiento y la usurpación de tierras, debido a que solo les importan los urbanistas y los especuladores”.
En esta era en la que la tecnología que está reemplazando la mano de obra ha debilitado la base del intercambio capitalista, la clase gobernante debe defender el sistema que le da poder, creando indigencia, mientras satisface el capital especulativo. Según la Asociación de Inversionistas Extranjeros en Bienes Raíces, los Estados Unidos es el país que ocupa el primer lugar a nivel mundial en cuanto a estas inversiones. En un país fundado por personas que buscaban un nuevo hogar, la clase gobernante acumula y atesora la pobreza del pueblo. Los estadounidenses pasan a formar parte de una nueva clase desposeída que se queda sin hogar cada noche, y estas cifras aumentarán vertiginosamente durante los próximos meses. Debemos enfrentar este reto con la visión de una nueva América, donde la riqueza de la sociedad sea una propiedad común, para que todos tengan derecho a un hogar seguro y protegido.
Publicado el 27 de agosto de 2021
Este artículo originó en Rally, camaradas!
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