Comenzó como explosión de agonía y justificado coraje por el asesinato policiaco de un desarmado hombre Africano- Americano, George Floyd. Se convirtió en una rebelión masiva contra la institución de la policía, el racismo sistémico, el estado, y el gobierno que se apoya en dichas instituciones y prácticas. En este contexto, la demanda para quitarle fondos a la policía implica imaginarnos una nueva sociedad. Quitarle fondos al aparato policíaco requiere redirigir recursos para invertir en salud física y mental, vivienda, educación, empleos seguros y bien remunerados, rehabilitación de personas con problemas de adicciones a drogas, control comunal de la seguridad pública, y otros servicios de importancia vital para nuestra sociedad.
Las acciones colectivas diarias de este movimiento están en el contexto de la pandemia de coronavirus que se ha cobrado más de 129,000 vidas en los Estados Unidos (aumentando a diario). Los trabajadores empobrecidos con un número desproporcionado de negros, latinos e indígenas mueren a más del doble de la tasa de los ricos. Las protestas de hoy son impulsadas por la respuesta de nuestro gobierno tanto al Coronavirus como a los asesinatos cometidos por la policía.
A pesar del reciente aumento en los casos de COVID-19, nuestros gobiernos estatales y federales priorizan las ganancias sobre las vidas humanas al forzar la “reapertura de la economía”. Las personas de clase trabajadora que todavía tienen trabajo y no pueden trabajar desde casa deben elegir entre arriesgar sus vidas con COVID-19 o arriesgar la supervivencia económica de su familia. Más de 45 millones de estadounidenses se han quedado sin trabajo en los últimos tres meses, sin garantía de que esos trabajos regresen.
Por otra parte, cabe entonces pensar que si el gobierno utiliza trillones de dolares para rescatar a los grandes bancos y corporaciones por qué no puede hacer lo mismo con respecto a nosotros, la clase trabajadora desamparada por la crisis. Por ello, una mayoría creciente de personas ha comenzado a entender el mencionado razonamiento. De acuerdo a recientes encuestas un 82% de nuestra población quiere y demanda un estímulo económico mensual garantizado hasta que finalice la presente parálisis económica catalizada por el COVID- 19. Un 80% de los encuestados demandan seguro de salud universal; un 55% entienden que los pagos a hipotecas y alquileres tiene que ser congelados, a su vez un 63% aprueban posponer el pago de préstamos a estudiantes.
El movimiento contra la policía y para satisfacer las necesidades humanas básicas está en curso de colisión con el sistema capitalista que prioriza la propiedad privada sobre la vida humana. Este sistema es particularmente brutal en su desprecio por las vidas de los negros, pero las vidas de todos los trabajadores son intrascendentes para esta clase dominante rapaz.
Este sistema se ha mostrado particularmente brutal en cuanto a las vidas de nuestra población Africana Americana, Latinex e Indígena Americana, pero tamb ién las vidas de todos los trabajadores son inconsecuentes a esta rapáz clase capitalista dominante. Al presidente Trump ni siquiera le importan las vidas de sus propios seguidores. En Tulsa, Oklahoma la campaña de Trump auspició un evento a puertas cerradas ignorando los consejos de us propios oficiales de salud pública. A las personas que asintieron a participar se les obligó a firmar una dispensa eximiendo a la campaña de cualquier responsabilidad en caso de contagio con el COVID-19.
¿Por qué a esta clase dominante no le importan las vidas de los negros o las masas de desempleados e indigentes de todos los orígenes? ¿Por qué no hay máscaras, ventiladores, pruebas o tratamientos adecuados? ¿Por qué los políticos nos envían de vuelta al trabajo a pesar de que la cifra de muertos por COVID-19 está aumentando? Porque una clase dominante que no nos necesita no pagará para mantenernos vivos.
La automatización the los medios de producción de bienes está paso a paso eliminando la empleomanía humana. La tecnología digital encarnada en los ordenadores y la robótica puede producir a un costo menor y más eficientemente que la mano de obra humana. Más aún, dicha tecnología reduce la necesidad de pagar salarios a un número creciente de personas. Sin embargo la contradicción radica en que los robots y las ordenadoras no consumen lo que producen.
Como ha dicho el capitalista de Silicon Valley Andrew Yang durante su intento de campaña por la presidencia , la realidad de la automatización la confrontan millones de trabajadores en todos los sectores de la economía actual: en la manufactura, los servicios de todo tipo, la educación, el aparato legal, la medicina entre otros más. No obstante, el problema no es la tecnología en si misma. El problema reside en que la tecnología avanzada de hoy es controlada por un grupo cada vez más reducido de capitalistas de la clase dominante, quienes se enriquecen cada vez más mientras el resto de nosotros es alejado cada día más de la posibilidad de una vida digna.
Lo cierto es que la eliminación de empleos por la vía de la automatización crea un grupo cada vez mayor de trabajadores incapaces de sobrevivir bajo estas condiciones. A medida en que un grupo mayor de trabajadores es expulsado de la economía, estos se ven obligados a confrontar a un sistema que no puede garantizarles más acceso a vivienda, comida, salud y educación digna y adecuada a sus necesidades. Por otra parte la clase capitalista dominante mira cada vez más a este grupo creciente de trabajadores desde una óptica de abierto antagonismo.
Dentro de este clima de crisis, incapáz ya de sostener su sistema de propiedad privada y control de la producción mediante el empleo y el soborno a través de privilegios y consesiones a sectores significativos de la clase trabajadora, a la clase capitalista no le queda otro remedio que acudir al fascismo como método de control. Ya hemos visto como el aparato policíaco, las cortes y el sistema carcelario se han tornado más represivos que hace 30 años atrás. El estado capitalista de los estados unidos se está reorganizando y transformando en un aparato de represión desenfrenado. Su propósito: contener y controlar la revolución social que las transformaciones tecnológicas y económicas ya mencionadas están provocando.
La militarización del aparato policíaco impuesta ya sobre las comunidades Africana-Americanas y Latinxs, se ha ido extendiendo contra otros sectores de la sociedad estadounidense. Aunque la fuerza letal y bruta del aparato policíaco se manifiesta más visiblemente entre los Africano-Americanos y Latinxs, la fuerza mortal y la brutalidad se están volviendo comunes donde sea que se encuentre la nueva clase. Si estás en la nueva clase, eres un objetivo.
Estamos viviendo el surgimiento de esta nueva clase cuya fuerza motríz está impulsando hacia un movimiento revolucionario objetivo. Algunos miembros de esta nueva clase son líderes dentro del movimiento motivados por el asesinato de George Floyd y muchos otros. Su lucha por la justicia, la atención médica, la vivienda, la educación y la oportunidad de contribuir a la sociedad reflejan las demandas de la nueva clase que solo se pueden lograr con una transformación de un sistema de propiedad privada a un sistema cooperativo organizado en interés de la humanidad.Las protestas masivas através de todas las regiones del país provocaron el despido y arresto de los cuatro policíacos involucrados en el asesinato de George Floyd. Además, el movimiento ganó el despido y el arresto de varios oficiales por usar una pistola eléctrica y arrastrar a dos estudiantes universitarios negros desde un automóvil durante la rebelión, y el arresto de dos policías en Buffalo por empujar a un manifestante blanco de 75 años cuya cabeza golpeó el suelo y ahora está en estado grave.
Además, durante las contínuas protestas masivas a nivel nacional varios jefes de policía han renunciado o han sido despedidos de sus puestos en ciudades como Portland, Atlanta, Louisville y Richmond, VA.
Más aún, el movimiento de protestas callejeras ha forzado a varios gobiernos locales a aprobar nuevas leyes para abordar las injusticias e inequidades que la brutalidad policiaca ha exacerbado. Ejemplos importantes de este nuevo fenómeno lo son el caso de la ley conocida como Ley de Breonna, motivada por la protesta contra el asesinato policíaco a sangre fría de Breonna Taylor, técnica de emergencias médicas.Esta ley prohibe la entrada forzosa no autorizada a hogares privados durante pesquizas policíacas . En ciudades como Nueva York y Miami el uso de técnicas de sofocamiento como método de control físico ha sido declarado ilegal, a raíz de casos como el de George Floyd , Erroll Garner y otros. Además, en ciudades como Austin, Seattle, y Berkeley el uso de gases lacrimógenos contra protestas también ha sido declarado ilegal.
En cuanto a las demandas para restarle fondos al aparato policíaco y reinvertir dichos fondos en servicios sociales aún quedan muchos detalles por aclarar y especificar. Sin embargo, el Consejo Municipal de Minneapolis por ejemplo se ha comprometido invertir en “un nuevo modelo para cultivar la seguridad pública”. En Los Angeles, el consejo municpal votó a favor de redirigir $150 millones del presupuesto de la policía hacia comunidades desventajadas. Nueva York y San Francisco están contemplando propuestas similares.
Las propuestas para restar y redirigir fondos de la policía incluye el uso de dichos fondos en escuelas públicas y colegios universitarios en lugares donde la fuerza armada de la policía a contribuído a pavimentar el camino de muchos jóvenes de la escuela a la prisión. En Minneapolis, Minnessota; Portland, Oregon; y en Oakland, California; la policía ha sido expulsada de los distritos escolares. Además, en California la legislatura estatal está considerando eliminar el alto a la política de acción afirmativa y así dar paso a un aumento en el acceso a más oportunidad para empleos y educación a gente de color y mujeres. En Kentucky, el gobernador se ha comprometido a proveer cuido de salud gratis a toda la población Africana-Americana que lo necesite.
Mientras luchamos por el control de nuestras comunidades, debemos tener en cuenta el panorama general. La historia ha demostrado que reemplazar un jefe de policía por otro, independientemente del color, no garantiza nada. Bajo un sistema de propiedad privada, el papel de la policía es proteger la propiedad privada y controlar a la población. Hoy el movimiento exige que la comunidad controle a la policía, no al revés.Bajo el actual sistema económico en que vivimos la realidad de un empleo bien remunerado y estable como medio para lograr la felicidad está desapareciendo rápidamente. La única solución real es una transformación completa de la sociedad.Como núcleo del movimiento actual contra el asesinato directo de nuestros hermanos y hermanas por parte de la policía, y para contener la pandemia, la nueva clase se está formando como una fuerza social que puede liderar la lucha por una sociedad cooperativa. En las batallas diarias, esta fuerza social es amplia, de clase trabajadora, multirracial y está aprendiendo a unirse en torno a sus propios intereses.