La lucha sobre la moratoria de desalojos ha expuesto crudamente el conflicto entre los derechos humanos y el poder de la propiedad corporativa en esta sociedad. Como resultado del cierre económico de 2020, la moratoria se promulgó después de una oleada de pedidos de cancelación de alquiler para los inquilinos que enfrentan el desalojo. El “complejo industrial de bienes raíces” lo combatió desde el principio.
Uno de los puntos culminantes de la resistencia fue el “dormir fuera” de cuatro días liderado por la congresista Cori Bush y los líderes inquilinos en las escalinatas del Capitolio del 30 de julio al 3 de agosto. Sus acciones lograron una extensión de la moratoria que salvó a decenas de miles de familias del desalojo. Sin embargo, fue revocada por la Corte Suprema el 26 de agosto.
Costo Humano
Las estimaciones del número de personas que todavía corren el riesgo de ser desalojadas oscilan entre 3 millones y 40 millones. El Instituto Aspen calcula que el 15% de todos los inquilinos están endeudados con sus propietarios, con tasas tan desiguales como el 22% de los inquilinos negros, el 17% de los inquilinos latinx y el 11% de los inquilinos blancos (que constituyen el grupo más grande).
La inhumanidad de los desalojos masivos solo se iguala a la crueldad del sistema hacia las personas sin vivienda después de haber sido desalojadas. Por ejemplo, las fuerzas policiales de Los Ángeles llevaron a cabo “redadas” masivas de campamentos de no-alojados. Un nuevo código municipal prohibe sentarse, dormir o acostarse en las calles, y potencialmente permitiría que la ciudad acusara penalmente a cualquier residente sin vivienda que no acepte una oferta de una cama de refugio por tiempo limitado, aunque ni siquiera existen suficientes camas de refugio..
Financiarización de Vivienda
La crisis de la vivienda es impulsada no solo por el empobrecimiento de los trabajadores de bajos salarios, el desempleo pandémico y el fin los beneficios de desempleo extendidos. La crisis también se debe a que el capital especulativo ha aumentado su control sobre la industria de la vivienda y la economía en su conjunto. Aproximadamente el 60% de las viviendas de alquiler en los EE. UU. ahora están controladas por entidades comerciales, que en realidad obtienen más ingresos por negociar acciones en el mercado especulativo que por colectar rentas.
Hace mucho tiempo, el capitalismo transformó la vivienda desde ser un refugio para los seres humanos hasta ser mercancía con fines de lucro. Ahora la vivienda también está sufriendo una “financiarización”. Como explicó Leilani Farha, la relatora especial de las Naciones Unidas, la financiarización se refiere a “los cambios estructurales en los mercados de vivienda y financieros y la inversión global por los cuales la vivienda se trata como un producto básico, un medio para acumular riqueza y, a menudo, como una garantía para los instrumentos financieros que se comercializan y venden en los mercados globales “.
La contradicción entre las demandas financieras de la propiedad corporativa y las necesidades básicas de los seres humanos se reveló dramáticamente cuando la moratoria de desalojo llegó a la Corte Suprema en agosto. La mayoría de la corte afirmó que la moratoria ponía a los propietarios “en riesgo de sufrir daños irreparables al privarlos del pago de la renta sin garantía de una eventual recuperación” — a pesar de que el gobierno asignó $ 45 mil millones en alivio de la renta diseñado para llegar a los propietarios.
El tribunal ni mencionó el derecho de los inquilinos a no estar expuestos a enfermedades y una posible muerte debido al desalojo. El tribunal sostuvo que “uno de los elementos más fundamentales de la propiedad privada” era el “derecho a excluir”. Así es que la clase dominante expuso la verdad de que el principio subyacente de la propiedad privada es excluir y violar los derechos humanos de las personas que no poseen ninguna propiedad.
Descomodificación de Viviendas
La primera tarea de los revolucionarios es unirse con cada acto de resistencia, luchando por la unidad del movimiento por la vivienda, incluyendo el liderazgo de los con y sin hogar, negros, indígenas y otras personas de color. También, luchan por unirlos con el movimiento de la clase trabajadora en general.
Ya se ve impulsos hacia tal unidad. La Campaña de los Pobres está llamado para hacer “que los desalojos de cualquier vivienda, incluidos los automóviles, las tiendas de campaña y los campamentos, sean ilegales”. En el oeste de Los Ángeles, una organización de veteranos sin vivienda se acercó a los “Reclamadores” de El Sereno en el lado este, que se mudaron a viviendas abandonadas pero perfectamente habitables propiedad de Cal Trans, el Departamento de Transporte de California.
La segunda tarea de los revolucionarios es ayudar a estudiar y explicar la verdadera causa del problema, el sistema de propiedad privada. “Propiedad privada” no significa la propiedad personal que todo ser humano necesita para el disfrute de la vida: refugio, ropa, vehículos personales, electrodomésticos, etc. La propiedad privada, definida con precisión, significa la tierra y los medios de producción que generan la riqueza de la sociedad. Los revolucionarios señalan que estas cosas deben convertirse en propiedad pública para que sus productos puedan distribuirse de acuerdo con las necesidades, en lugar de ser acaparados por unos pocos.
Finalmente, el papel del revolucionario es buscar formas de lucha que avancen hacia el cambio revolucionario. En el movimiento de la vivienda, tales formas incluyen Fideicomisos de Tierras Comunitarias organizados para “desmercantilizar” la tierra y la vivienda eliminándolas permanentemente del mercado especulativo. Además, movimientos como el programa de Garantía de Viviendas están impulsando una expansión masiva de la vivienda social.
La vivienda social es propiedad controlada por entidades sin fines de lucro, independiente del mercado privado depredador. Las unidades de vivienda social pueden ser propiedad de las familias individuales que viven en ellas, pero no pueden venderse ni transferirse a una entidad privada con fines de lucro. La vivienda social es de ingresos mixtos, con asequibilidad permanente y con restricciones de escritura y seguridad de tenencia para evitar los desalojos. Los residentes tienen el derecho democrático a participar en la gestión de la propiedad y en la toma de decisiones.
Los revolucionarios participan en estos movimientos para ayudar en mantenerlos en su camino hasta que la vivienda esté asegurada como un derecho humano para todos. Hacemos esto cuando traemos ideas de cómo seguir desde arreglos temporales hasta soluciones duraderas. Así es como hacemos nuestra parte para construir el movimiento revolucionario por la sociedad pacífica, cooperativa y la Tierra sostenible que todos merecemos. AC
noviembre/diciembre 2021.Vol31.Ed6
Este artículo originó en Rally, camaradas!
CORREO: Box 477113 Chicago, IL 60647 rally@lrna.org
Se pueden reproducir artículos a menos de que se indique lo contrario.
Por favor incluya este mensaje con cualquier reproducción.
